Nuevo Mundo | Día 10

in #steempress5 years ago (edited)


Dibujo de Sanchiko

Ayer, cuando escribía las líneas de más arriba no fui capaz de relatar lo que pretendo escribir a continuación. El recuerdo de lo ocurrido me producía un bloqueo que, junto con los temblores que brotaban en mis manos, hicieron imposible que pudiera escribir una palabra más.

Hoy he pasado todo el día encerrado en casa, he arrastrado el armario de la habitación de invitados hasta la puerta de entrada y por si fuera poco he sumado a esa barricada un sillón, varias sillas y la lavadora. Ahora es cuando me doy cuenta de que la puerta se abre hacia fuera. Por lo visto aún me queda algo de humor, supongo que eso es bueno. Puede que sea la última rama a la que agarrarme cuando estoy colgando del precipicio.

No me quito de la cabeza ni un segundo lo que pasó ayer. No he podido dormir nada esta noche, ha sido una de las noches más largas de mi vida y esta mañana he vuelto a escuchar esos gruñidos o gemidos en el rellano, a escasos metros de mi puerta. A pesar de todo, creo que el sueño se ha hecho conmigo en varias ocasiones, pero los nervios que tengo a flor de piel me despertaban en seguida. No he podido comer y llevo todo el día intentando decidir qué hacer a continuación. Me encuentro realmente mal, sólo tengo ganas de apagar.

Aurora, te cuento esto por necesidad. No tendría sentido hablarte de todo lo que me pasa y ocultarte lo más impactante de cuanto he vivido en mi vida, aunque si te tengo que ser sincero, cuando ocurría te imaginaba en algún lugar observándolo todo por un agujerito, deseé tanto que aparecieras para poner fin a todo diciendo “Ya pasó, todo esto no ha sido más que una broma”. Te habría odiado y amado a la vez, pero en el fondo es lo que más habría deseado en el mundo entero. Lo que ocurrió cuando estaba en la cocina el día que volví de mi frustrada excursión fue algo incomprensible. Lo llevo en la cabeza desde entonces y no he podido dejar de pensar en ello ni un solo segundo.

Los sonidos que venían del salón empezaron a acercarse. No eran los crujidos tan habituales en la mayoría de casas, ni el viento agitando las persianas, era claramente alguien o algo moviéndose en el interior, a escasos metros de mí, no había lugar a dudas. Estaba tan impactado que me bloqueé, tanto mental como físicamente. Estaba totalmente paralizado, quise cerrar los ojos y desaparecer, volatilizarme. Me sentía incapaz de soportar tanta tensión e incluso creí que me desmayaría, la vista se me nubló clavada en el pasillo. Los pasos que se iniciaron con el chirrido de la mesa se acercaron al quicio de la puerta de la cocina y entonces le vi aparecer con un gesto abominable pintado en la cara.

Era un hombre alto y delgado, de aspecto desgarbado. Las mejillas eran poco carnosas y esto hacía que sus pómulos resaltasen junto con su nariz, como los rasgos más característicos. Tenía el pelo rizado y corto, con generosas entradas. Era de extremidades largas y dedos puntiagudos y huesudos. Su piel era cetrina, como si nunca la hubiera expuesto a la luz del sol. La persona que había estado en mi salón mientras yo no estaba en casa y que ahora estaba parado delante de mí era yo. No es que se pareciese a mí, sino que era una copia de mí mismo. Me vino a la mente ese caso de unos investigadores que separaron de pequeños a un montón de hermanos gemelos. Luego, algunos se vieron por primera vez en la adultez. Dos de ellos se encontraron por casualidad, el impacto fue terrible. Ahora sé exactamente cómo debieron sentirse. En el fondo sabía que lo ocurrido en los años ochenta del siglo XX no tenía nada que ver con lo que estaba viviendo yo en ese momento y por un lado me lamenté por ello. Deseaba desesperadamente que aquello fuera un encuentro casual con mi gemelo desconocido, pero sabía que no podía ser, dadas unas circunstancias cada vez más inexplicables. La realidad volvía a sacudirme con tanta fuerza que sentía incapaz de recuperarme.

Aquel hombre llevaba mi ropa puesta, era como mirarme en un espejo, aunque su expresión no la reconocía como mía. No estaba ni serio ni sonriente, era como alguien que descubre su propio rostro por primera vez en un reflejo e intenta parecer neutro, pero sin conseguirlo. Pensé que padecía algún tipo de retraso cognitivo o incluso alguna enfermedad mental que era incapaz de reconocer. Aquello me quemó por dentro.

Observé a aquella persona que me miraba fijamente con los brazos caídos a ambos lados del cuerpo, como si fueran de trapo. Se quedó parado frente a la puerta, sin llegar a entrar en la cocina. Yo traté de decir algo, no recuerdo qué, pero las palabras no me salían, ni siquiera conseguí abrir la boca. Dos ideas llenaban mi mente por completo de forma intermitente, como un péndulo que se balancea de un extremo al otro para luego volver al primero y vuelta a empezar. Más que ideas eran fuertes convicciones, sensaciones impulsivas que anidaban en mí y enraizaban profundo durante unos segundos, hasta que se desvanecían para cederle el turno a la otra. La primera era saber que ese ser era yo, una copia de mi, un clon, un duplicado. La otra idea era tener la certeza de que era un muñeco, un artificio, algo artificial que de alguna manera inexplicable se había mimetizado conmigo. Estuve así durante lo que me pareció una hora entera.

Entonces inclinó la cabeza, como un perro escuchando un sonido peculiar, y abrió la boca mientras esbozaba una sonrisa de cartón. Emitió un sonido agónico, como un borboteo, parecido a los que había escuchado cuando se encontraba aún en el salón. No se parecía a ningún idioma que yo hubiera escuchado nunca y ni siquiera parecía haber un patrón claro en lo que aparentaban ser palabras. Sólo se expresaba con los sonidos que producía, el rostro, manos y brazos permanecían inertes. Empezó a babear mientras continuaba con su soliloquio. Los hilos de saliva se enredaban entre su lengua y sus labios hasta que finalmente su boca rebosó. Sin embargo, su intento de comunicación no cesó. Aquello me asustó aún más. Me sentía acorralado, con la espalda apoyada en la ventana de la cocina, a muchos metros de altura sobre la calle y con mi única salida, la puerta de la cocina, bloqueada por aquella cosa, una cosa claramente no humana que era igual que yo.

—Espera —conseguí decir al fin, mostrándole las palmas de mis manos.

Quería que dejase de hacer lo que fuera aquello, quería que parase, quería hacerle desaparecer para siempre.

Al escuchar mi voz cayó la suya. Su boca seguía chorreando saliva, que se acumulaba resbaladiza entre sus pies. Rotó el cuello y su cabeza volvió a una posición relajada y recta. Imitó con sus manos los gestos de las mías.

—Por favor, déjame salir —dije intentando tranquilizar el tono—. Sólo quiero irme.

Lo sé, lo sé, Aurora, era la única persona que había visto desde que el mundo hizo desaparecer al resto de seres humanos, pero estaba conmocionado, la situación me sobrepasó. Todas las preguntas que me asaltan día y noche, todo lo que necesito saber no iba a ser revelado por aquella cosa. ¿Qué tipo de broma pesada era eso? Un tío extraño, incapaz de hablar ni de parecer normal, que además era idéntico a mí. Lo único que podía hacer era escapar y esperar a despertar de esta terrorífica pesadilla. Al menos es lo que pensé entonces. Pero déjame que siga contándote lo que pasó.

De alguna manera, no sé si con los gestos que hice con las manos, o incluso que, sin darme cuenta, avancé lentamente hacia él tratando de sosegarle, conseguí que diera unos pasos hacia atrás y entonces tuve hueco suficiente para pasar entre él y la puerta. Lo hice casi sin pensar y en cuanto hube salido de la cocina corrí hacia la puerta de la casa y salí de allí. Escuché zancadas torpes y atropelladas tras de mí, en el rellano. Me giré instintivamente para controlar la distancia que nos separaba y entonces observé como aquella grotesca copia mía tropezaba con sus propios pies y caía de bruces al suelo. Su cara chocó de lleno contra el mármol y la criatura ahogó una queja sin moverse. Yo no supe qué hacer. Por una parte mi instinto me impulsaba a acercarme a él para ayudarle, era más que evidente que la caída había sido muy dolorosa, seguramente se habría partido un labio, algún diente e incluso la nariz. Pero al mismo tiempo mi instinto me decía que mantuviese la distancia. De hecho era la oportunidad perfecta para volver al interior de mi casa, la puerta estaba abierta y esa cosa estaba fuera de juego. Así que la supervivencia ganó a la solidaridad y a saltos pasé junto a él en dirección a mi guarida. Cuando estuve a su lado extendió un brazo, me agarró del tobillo con fuerza y se sirvió de mí para intentar levantarse. Separó la cara del suelo mientras yo sacudía mi pie con fuerza tratando de zafarme. Chorros de líquido azul brotaban de nariz y boca. No podía creerlo, otra vez ese color azul, pero esta vez era su sangre. La siguiente patada que di al aire me liberó de mi captor. En tres pasos en los que prácticamente volé estuve en casa. Cerré la puerta y monté la barricada.

Desde entonces, hace ya dos días, estoy aquí encerrado. No he sido capaz ni siquiera de mirar por la mirilla para ver si esa cosa sigue allí. No podría soportar mirar a través del ojo de pez y ver la cara de mi yo sangrante pegada a la puerta. Incluso he tenido pesadillas con esa visión. La verdad es que apenas he escuchado ruido alguno fuera de casa, pero la verdad es que no me atrevo ni a acercarme a la puerta. He pasado la mayor parte del tiempo en mi habitación, que es la estancia más alejada de la entrada y no quiero salir de aquí.

Ya no sé qué hacer, estoy completamente perdido, no encuentro sentido en nada de lo que pasa a mi alrededor o de lo que pienso. Sólo vivo empujado por un instinto que se empeña en mantenerme con vida, a salvo, pero que no emana de mi voluntad, sino que es algo más profundo y vehemente que mis decisiones. Por primera vez en mi vida siento el latir de la vida, ese ímpetu inexplicable que nos hace seguir respirando. Y te puedo asegurar, mi querida Aurora, que es de las cosas más desagradables que me ha pasado nunca. Va en contra de mis deseos, de todo lo que está ocurriendo a mi alrededor. Esto tendría que haberme pasado e mis veinte años, cuando tenía todo a mi disposición y el mundo aún era un lugar agradable, no justo ahora que es la propia vida la que me está diciendo que ya no hay sitio para mí. Qué sentido tiene estar encerrado en esta casa, sufriendo la escasez de alimento, una falta que tarde o temprano me obligará a salir al rellano a encontrarme con mi yo abominable de nuevo. Quizá ya esté recuperado y esté deseando vengarse o puede que incluso algo peor, algo que no soy capaz de imaginar pero que es posible.

Si no fuese un cobarde, si no fuese tan sensible al dolor, pondría sin a esto saliendo a su encuentro o incluso dejándome caer por la ventana. Antes del golpe disfrutaría de un vuelo increíble, como tantas veces he soñado. Pero soy lo que soy, y aunque ahora mismo quiera abrirme las entrañas y despedazarme a mí mismo para terminar con todo, no sé cómo hacerlo. Estoy claramente enfermo, todo me parece oscuro e hiriente, ya nada es como antes, e incluso lo que aún permanece, como mi casa, la calle, el aire, o el agua del grifo, lo percibo distinto. Sé que es mi mente, que está contaminada de mis pensamientos y mis emociones. En este estado soy absolutamente incapaz de percibir las cosas tal cual son, pues soy victima de mi condición humana. Dichosa tú, Aurora, que estás libre de la prisión de la carne, libre de un cuerdo aún por evolucionar que sólo trae problemas. No sabría decir donde estás o cómo eres, pero estoy seguro de que puedes estar donde tú quieras, cuando tú quieras. Seguramente mi desgracia no sean más que gotas de lluvia para ti, quien sabe. Pero al menos puedo escribirte y eso es lo único que me mantiene despierto. Esta libreta es mi purga y tú, mi luz entre tinieblas. Cuando desaparezcas, quizá porque te has cansado de mí o simplemente porque otra gota de lluvia precisa tu atención, todo habrá terminado.

Continuará...

Si te perdiste algún capítulo, aquí los tienes todos.

 


Publicado en mi Blog, www.abismocratilo.com a través de @SteemPress

Sort:  

Congratulations @trenz! You have completed the following achievement on the Steem blockchain and have been rewarded with new badge(s) :

You made more than 29000 upvotes. Your next target is to reach 30000 upvotes.

You can view your badges on your Steem Board and compare to others on the Steem Ranking
If you no longer want to receive notifications, reply to this comment with the word STOP

To support your work, I also upvoted your post!

Vote for @Steemitboard as a witness to get one more award and increased upvotes!

Hi @trenz!

Your post was upvoted by @steem-ua, new Steem dApp, using UserAuthority for algorithmic post curation!
Your UA account score is currently 3.749 which ranks you at #4839 across all Steem accounts.
Your rank has improved 229 places in the last three days (old rank 5068).

In our last Algorithmic Curation Round, consisting of 339 contributions, your post is ranked at #244.

Evaluation of your UA score:
  • You're on the right track, try to gather more followers.
  • The readers appreciate your great work!
  • Try to work on user engagement: the more people that interact with you via the comments, the higher your UA score!

Feel free to join our @steem-ua Discord server

Coin Marketplace

STEEM 0.21
TRX 0.13
JST 0.030
BTC 67203.60
ETH 3513.52
USDT 1.00
SBD 3.20