Concurso Cervantes: 6ª Entrega

Jairo se encuentra andando de vuelta a su apartamento. Avanza por las poco iluminadas callejuelas de su distrito. Tiene ganas de llegar a casa después de la larga jornada de trabajo en el Casino. Carga una vieja guitarra a la espalda, aquello le reconforta. Su fiel amiga, compañera de tantas batallas, a ella le debe los buenos momentos de su vida. Su viejo cuerpo ya se resiente de las noches sin dormir pero es a lo que está acostumbrado, que le vamos a hacer.

Pasa delante de la capilla nupcial de las flores, allí trabaja su compañero de apartamento. Es de Puerto Rico ,pero imita a Elvis con una gracia que no se puede aguantar. Además la clientela hispana no para de crecer... o por lo menos eso es lo Ignacio le cuenta.

De repente al girar la última esquina antes de llegar a su bloque, se encuentra con una situación inesperada y grotesca. Hay una mujer recostada en la acera. Tiene la cabeza junto a un charco de vómito. La farola que ilumina la escena falla constantemente y ella desaparece por unos instantes de su sorprendida retina, volviéndose de nuevo todo a iluminar instantáneamente creando un raro efecto de sueño lucido.

Jairo se encuentra asimilando la escena sin saber muy bien lo que hacer, cuando su el corazón le da un salto al notar la presencia de una otra figura apareciendo detrás de las sombras. Después del primer sobresalto se repone rápidamente al reconocer a su joven vecino de la puerta de enfrente.

El chico está mirando al suelo bajo la parpadeante luz, aquella mujer es su madre. Para Jairo el tiempo parece detenerse. Oleadas de información se aglutinan en la millonésima parte de un segundo dentro de su cabeza. Recuerdos vividos en su infancia y casi olvidados reviven ahora con todo lujo de detalles.

La infancia en Medellín, vivida en aquella maldita casa. El sonido de las botellas de licor rodando por el suelo, las manitas negras por las colillas de cigarrillos, los borrachos impenitentes tirados por los suelos, pero sobre todo la soledad de las noches sin mamá, ese sentimiento de traición y a la vez de necesidad. Algo tendré que hacer con este chico... Piensa mientras llama a la ambulancia. Algo tendré que hacer…Si estuviera la Tata Marta.

Concurso patrocinado por el witness @cervantes. No te olvides de votarlo en la siguiente página: http://www.steemit.com/~witnesses