En el limbo parte 2 (final)

Disculpa-susurró una voz suave y limpia-, lamento despertarte de ese hermoso sueño que parecías tener, pero hemos contado tus “votos”. Ya todo esta listo.
El miedo abrumaba todo mi cuerpo, e incluso despierto, estaba aterrado de ver la verdadera figura del ente con tan preciosa voz-no tengas miedo, puedes abrir los ojos y me verás como una mujer común y corriente-dijo el ente, justo como si hubiera leído mi mente. Abrí los ojos y mis pupilas se alumbraron con tan perfecta figura. El ente estaba equivocado, no era una mujer normal, era la mujer más preciosa que podría existir. Pelirroja de nacimiento, casi de mi altura, con ojos tan profundamente negros que no lograban delatar pupila alguna, pero si su extensa alma impura. La alegría que había causado ver a otra persona era inmensa. En vida, me habría burlado de cualquier persona que sintiera algún tipo, por más pequeño que sea, de emoción por acciones tan estúpidas como un reencuentro o descansar después de una jornada larga de trabajo.

De repente, sentí que alguien me tocaba la espalda y alarmado voltee. Para mi sorpresa, era como la versión masculina de la hermosa chica que me había despertado del hermoso sueño, para caer en otro. Habían pocas diferencias entre la chica y el chico que estaban ahí en la sala infinita, siendo la más resaltante el color de cabello, ya que el chico en vez de rojo, lo tenía de un color negro oscuro. Al posarse al lado de la mujer, también me di cuenta de que el hombre era por lo menos diez centímetros más alto que ella.

El chico sostuvo a la chica por la cintura, y posteriormente, la analizo de pies a cabeza. “Analizar” es una palabra linda; la desnudo con la mirada. En sus ojos se notaba un inmenso deseo sexual hacía la chica, el cual no culpo, pues era una mujer perfecta.
Sin embargo, la chica se notaba asustada. Sus negros ojos ya no se veían impuros, sino todo lo contrario, tan inocentes como los ojos de un niño que recién acaba de abrirle los ojos al mundo.
Tardé unos segundos en darme cuenta, pero al final lo hice. Estas personas eran la representación del “ying y el Yang” que el universo, Dios, o cualquier otra cosa había planeado para mí. Tan semejantes y tan diferentes a la vez, que era un deleite verlos juntos.
-Hermosa, ¿cierto?-Dijo el hombre, obviamente refiriéndose a la chica a su lado-. Yo, aún perplejo, solo quede con los ojos extremadamente abiertos, sin poder responder la pregunta. –Pues, no lo es-volvió a hablar el hombre-¡Es un demonio de porquería! Es horrible. Huecos de tu cuerpo que desconoces sangrarían si logras ver su verdadera forma. Por eso, este demonio prefiere que la veas como quieras. Por ejemplo, yo la veo de piel morena, con el cabello negro y tan liso como el agua. Y sus ojos, Dios, son de un color miel perfecta, con un lunar milimétricamente colocado muy cerca de su pupila derecha, con poco busco, pues así me gustan a mí.

Es pelirroja-replique yo, siendo esas las primeras palabras que salían de mi boca ante estos grandiosos seres-…, o bueno-pensé un poco, sabiendo que si seguía en mi inapropiado todo, podría caer en el disgusto de estas personas-yo la veo así. Pero ahora que lo pienso, puede que tengas razón, ¡Qué grandioso es este mundo!
-Ya deja de adularnos, con eso no cambiaras nuestra decisión hacia ti-dijo la chica.es triste decirlo, eh. ¿No estas triste?..., dime, ¿cómo te llamas?
En ese preciso momento navegué por mis recuerdos, y para mi sorpresa, era un mar vacío, sin olas, sin recuerdos, sin memoria. No sabía nada sobre mí, mi nombre, mi familia, mis trabajos, mi vida ya no existía, ni en el mundo terrenal, ni en mi mente. Por Dios, no tenía idea de quien era.

Posteriormente, sentí un nudo en la garganta. Mi piel temblaba como loas torres gemelas minutos antes de su derrumbe, y sin darme cuenta, pequeñas lágrimas ya recorrían toda mi cara.
-¡No seas un cobarde!-Dijo el chico al verme con esa sensación de impotencia tan grande-lo hacemos por tu bien…, y también porque nos fastidia retener tanta información. Pero bueno, ¿logras imaginar que pasarías si recordaras toda tu vida? Piensa un poco, te estas derrumbando con el solo hecho de no recordar, imagina si lo recordaras todo. No podrías vivir con el sentimiento que te dé cuando recuerdes por qué estás muerto, el cómo era tu vida. Hasta ahora, hay muchos imbéciles que aún muertos tratan de morir por su pesar de conciencia. Por eso decidimos hace mucho, dejar de darle el disgusto de la conciencia a los no vivos.
Caí a sus rodillas llorando hasta la última gota de mi ahora despreciable alma. Pedía infinito perdón por los errores que cometí en vida, y consideración por los que iba a cometer inconscientemente. Lloré sin paro, y como niño, emitía un ruido tan desesperante que ni yo hubiese podido aguantar por más de unos pocos minutos.
-Por lo tanto, no recibes ninguna plegaría-ella interrumpió mi llanto-todos tus familiares o seres queridos, si es que tienes, oran en vano. Pobres niños…
-Espera, ¿niños? ¿A qué edad morí?
-Imbécil, “niños” pues nosotros tenemos miles de años. Morirás de viejo tratando de contarlos.
-Que exagerado, en un solo año podría contar decenas de billones de años-pensé-.
-Piensas mal. Si está exagerando, pues en unos pocos años se pueden contar nuestros años de vida, pero indiferentemente son infinitos años para la memoria humana.
Tras una larga charla con los seres, pues después del miedo a lo desconocido, casi siempre dentro de la mente, pasa un sentimiento de fascinación, increíble e insaciable, el ying-yang se hartó de mí y respondieron la incógnita que en ese momento sucumbía todo mi ser; hacía donde iba.