"Mi psicoterapeuta es mi máquina de escribir"

-Ernest Hemingway

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Estos días he estado sumido en la apatía, en un limbo de acción que no sé cómo manejar. Usualmente hago las cosas por gusto y con algún objetivo en mente, pero esta vez me ha costado volver a mis principios.

No puedo abrirme a los demás. Soy muy "intenso" y a nadie le interesa lo que a mí. ¿Qué me interesa? La religión, las guerras, la vida, la muerte, los planetas, el tiempo y el arte. Es extraño conseguir con quien hablar de todo eso; siempre la persona solo sabe de una y poco de la otra, o nada le interesa, pero en el fondo cada tema tiene una relación intrínseca marcada en piedra.

Quiero amar. Quiero dar. Me han maltratado y aún lo intento. Guardo una fría distancia al mundo y a las personas aunque no dudo en saltar hacia ellos cuando muestran un poquito de su alma. Aún así, pierdo la esperanza al notar que no pueden ver más allá de lo que tienen en frente, que el tiempo se agota para todos, que todo tiene un cómo y un por qué, que el internet tiene apenas 20 años y que hemos olvidado cómo se pinta con los dedos. No podemos dar nada por sentado, las cosas no pasan, se hacen y hubo gente que un día dijo "oigan deberíamos invadir Polonia".

Esto un problema mío. Los demás tienen los suyos que les distraen. Resuelva o no mis pensamientos todo seguirá igual. Lo único que puedo esperar es lograr algo con mi arte, con lo que escribo y con lo que hago día a día. Los resultados vendrán en varios años.

Para eso debo de una vez ponerme a trabajar, bajo presión constante. Terminar mis proyectos y obligarme a ello. El obstáculo es que, precisamente, nadie me obliga. Como es algo que hago por gusto y por convicción no tengo necesidad de hacerlo. Debo imponerme a mí mismo reglas, dificultades, a pesar de que todo ya sea tan difícil para todos los venezolanos.

Lo normal es que uno tenga su carrera, su trabajo, y le dedique la mayor cantidad de esfuerzo. Yo tengo una carrera como computista, trabajo como redactor y escritor, y he desarrollado mi carrera como músico y artista. Puedo hacer todo lo que quiera y aprender a hacer cualquier cosa, aprender cualquier idioma. Pero no sé en qué enfocarme.

La música tiene que ser una cosa.
La computación debe ser otra.
Y la escritura siempre tiene que estar.

Me gusta pintar. Empecé un lienzo hace unos días y me encanta como está quedando. Capaz deba organizarme en base a los tres puntos que acabo de escribir.

No es fácil llevar tres vocaciones tan profundas y bellas. Vivir haciendo una sola cosa me parece vacío. La matemática y la computación son disciplinas y herramientas tan profundas e importantes que darse el gusto de vivir sin aprenderlas no es una opción para mí. La música es inigualable, y por mi posición y talentos que he entrenado debo sacarle todo el provecho que sea posible. La escritura es hablar, es plasmar la realidad en unidades de sentido. ¿Cómo podría dejar ir cualquiera de estas cosas?

Perdemos mucho tiempo en Facebook.

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