Tras el cuarto caos... (I)

(I)

Miles de ancianos partieron hacia un viaje desesperado… un viaje sin posibilidad de supervivencia a través del extremo desierto, creado tras el grave colapso medioambiental ocurrido en la Tierra, el Colapso Definitivo.

Se aventuraron sin apenas víveres, era lo único que les quedaba por hacer, lo único a lo que aferrarse en sus nuevas y míseras vidas en un mundo apocalíptico y alocado controlado por las mafias energéticas.

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Caminaban lentamente, al ritmo que buenamente les permitían sus marchitados cuerpos, en busca del paraíso perdido del que tanto se hablaba en las nuevas leyendas terrestres. Los más fuertes trataban de esperar a los débiles, pero al final se veían obligados a abandonarlos, muchos morían en el camino, debido al calor, la excesiva radiación que llegaba procedente del Sol y las tormentas de arena.

• ¡NOOOOO! No puedo continuar, mis piernas no me responden, ¿Cuánto queda por llegar? ¿Acaso no existe el paraíso en la Tierra? –Se lamentaba desesperado uno de los peregrinos, tras lo cual caía al suelo sin que nadie se parara a ayudarlo.

La leyenda decía que en la anterior peregrinación, un tal Mike había conseguido llegar al paraíso del que tanto se hablaba, pero nadie podía asegurarlo, ya que en caso de que realmente hubiera llegado, no había forma de saberlo.

• ¡Igualemos la proeza del Gran Mike! ¡Avancemos! –A veces se escuchaba esa frase, o alguna similar, a modo de lema, tratando de dar ánimos a los muertos en vida que vagaban por el desierto…

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Conforme continuaban avanzando, atrás quedaba un reguero de cadáveres que eran devorados por buitres, los cuales iban siguiendo la peregrinación en busca de la más mínima oportunidad de conseguir alimento. Los seniles cuerpos servirían para alimentar a aquellos pájaros raquíticos, desesperados por tan sólo un trozo de hueso.

• ¿QUÉ ES AQUELLO? ¡PARECE QUE HAY ALGO EN EL HORIZONTE!!! –Gritaba uno de ellos con algo de esperanza…

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