Una situación muy particular…

Estando de guardia llego a la emergencia un paciente, era un señor de 84 años quien con las manos en su cadera izquierda y unas lágrimas recorriendo su mejilla me decía:

• ¡Ayúdeme doctor!
• ¡No puedo caminar!

Rápidamente me le acerqué y lo fui a evaluar, pude notar que tenía el pie izquierdo algo rotado hacia afuera y se veía un poco más corto en longitud que el derecho, por lo cual tuve la sospecha de que el señor tenía la cadera fracturada; entonces decidí realizar unas radiografías de la cadera, al ver las radiografías pude notar que había una fractura en la parte más proximal del fémur y tuve que notificarles a los familiares.

Cuando fui a notificar a los familiares pude notar que entre los hijos del señor había una discusión, prácticamente estaban peleando por quien iba a cuidar al señor, sin pensarlo 2 veces tuve que interrumpirlos y decirles cual era la situación, les dije: escúchenme bien a su padre tengo que operar tiene una fractura en la cadera y lo voy a hospitalizar.

Los hijos algo atónitos se quedaron paralizados, se miraron a los ojos y no decían nada, pues una de las hijas rompió el silencio mencionando que ella estaba muy ocupada y no podía quedarse, en eso otro menciono que tenía que volver a su casa ya que vivía en otra ciudad y la tercera hija siendo la menor no le quedó más remedio que aceptar.

El paciente con lágrimas en los ojos me mencionaba que tenía mucho dolor, yo fui a revisar los medicamentos que se le estaban administrando y ya se le había administrado una gran cantidad de analgésico por lo cual no entendía la situación, me le acerque nuevamente y le pregunte ¿Dónde le duele Sr. Ignacio?, con una voz ronca me dice “en el corazón” por lo cual me alarmo y reviso sus signos vitales, hasta le realice un electrocardiograma y todo salió normal, el simplemente me dijo es un sentimiento muy grande lo que tengo que expresar.

• ¿Doctor yo volveré a caminar?
• No quiero depender de nadie, una jauría de tigres se pelea por mi carne.

Yo le respondo sin entender Sr. Ignacio ¿Por qué dice eso?, el me responde: esta fractura que tengo en mi cadera fue por evitar una pelea mayor entre mis hijos, quienes se insultaban y golpeaban en la sala de mi casa por querer la herencia que mi difunta esposa les dejo, yo al ver tal situación me acerque por un corredor, bajando las escaleras una de mis hijas fue a golpear a mi hijo mayor lo cual intente evitar pero me tropecé con un escalón y al suelo fui a parar, la tristeza que ahora siento es muy grande como se puede destruir una familiar por unos cuantos billetes, ahora yo en esta situación sin valerme de mi mismo veo como mis hijos me abandonan en un hospital y que solo mi hija menor me va a cuidar (no dejaba de llorar), por favor doctor ayúdeme quiero volver a caminar.

En ese momento mi corazón se movió con esas palabras que fueron totalmente detonantes para mi ese día, no podía imaginar que una familia así pudiera existir, la única hija que lo acompañaba estaba sentada afuera con los audífonos en sus oídos escuchando música, se notaba que no le importaba la condición de su padre.

Al día siguiente fui a la habitación para saludar al Sr. Ignacio hablamos un rato mientras le explicaba cuál era la solución, le mostré cual era el implante que le iba a colocar en la cadera para que volviera a caminar, él se colocó sus lentes y pudo observar y nuevamente volvió a llorar diciendo “doctor usted es una bendición”. Horas después fue llevado a la sala de quirófano donde lo íbamos a operar, donde el Sr. Ignacio se veía muy contento, cuando lo pasamos al quirófano y lo anestesiaron empezó la acción, la cirugía inicio rápidamente se le hizo una incisión muy pequeña en la cadera se hizo la reducción de la fractura con una cama de tracción lo que fue muy sencillo ya que la fractura no estaba desplazada y se colocó el implante “un sistema DHS” un implante diseñado hace muchísimo tiempo pero que aún tiene una respuesta efectiva antes ciertas fracturas de cadera, luego de finalizar la cirugía el Sr. Ignacio fue llevado a la sala de recuperación, donde estuve a su lado al momento de despertar, en eso yo sentado al lado me he quedado dormido y una mano me dio una palmada en la espalda, al voltear noto que era el Sr .Ignacio quien me decía “gracias doctor” con una voz baja quedándose nuevamente dormido.

Al salir del quirófano hable con sus hijos a los cuales aconseje, mientras les hablaba pude notar que bajaron la cabeza sentían pena por lo que había pasado, sin embargo les mostré una radiografía de su padre ya operado, en ese momento me retiro sabiendo que hice el bien, y quedando satisfecho con el resultado dela cirugía.

Al día siguiente volví al hospital tenía que sentar al Sr. Ignacio para poderlo egresar del hospital, al entrar a la habitación vi al Sr. Ignacio feliz con sus 3 hijos al parecer mi conversación había tenido efecto, me acerque pidiendo permiso para sentar a mi paciente, cuando lo logro sentar ¿saben que paso? El Sr. Ignacio se puso a llorar, pero de felicidad, pero eso no era lo mejor, la sorpresa que le di es que también lo pude parar y rápidamente dio unos cortos pasos, entonces sentí un gran y cálido abrazo del Sr. Ignacio el cual me dijo nuevamente “gracias doctor por ponerme nuevamente de pie, mil bendiciones le deseo yo”.

”Para un médico, no hay mayor recompenza que un paciente satisfecho, medico no solamente es el que cura con indicar un medicamento o con operar, medico es aquel que también puede curar un paciente con sus palabras”