Los meses pasaron y al llegar el mes de noviembre ya habíamos logrado terminar la universidad lo que nos convertía finalmente en médicas. Ahora sólo restaba conseguir un trabajo que nos permitiera conseguir el dinero, y rápido. Mis compatriotas latinos sabran entender bien que eso en latinoamerica es algo prácticamente imposible. Pero quien busca encuentra y para el mes de marzo ya teníamos ambas trabajo en una empresa que se localizaba al sur de mi país. Una zona que se caracteriza por necesitar profesionales de toda índole y pagarles mucho mejor de lo q se puede encontrar al norte. Esto es así por q no mucha gente está dispuesta a dejarlo todo e irse. Pero nosotras no teníamos nada que perder, así que no nos costó mucho armar el bolso y marcharnos.

Foto del dia previo a rendir la rotacion, poniendole onda a los nervios xD

Minutos antes de entrar a rendir

Empezando los festejos!!!

El trabajo ella simple,médico de ambulancia, pero una semana antes de partir se desata la catástrofe en nuestro destino. Un alud atacó a la ciudad destrozando todo a su paso. Entonces, la ciudad más grande de la Patagonia se vio enterrada en barro, sus casas destruidas, decenas de autos arrastrado y miles de personas evacuadas. El panorama era intimidante, pero yo decidí no mirar demasiado la noticias y simplemente ir y afrontar lo que sea. Lo se, no es una idea muy brillante. Pero estaba decidida y no me iba a acobardar ante el primer obstáculo, ya había dado mi palabra e iba a cumplirla.

Comodoro Rivadavia antes del alud
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Entonces llegó el día de partir, y luego de un día y medio de viaje llegue a la provincia de Comodoro Rivadavia, el panorama era lo esperado. Calles y casas destrozadas, todo cubierto en una gruesa capa de barro. El agua de las cloacas corría por las calles. Muchísimas calles eran simplemente intransitables. Los zapatos se te enterraban en el barro y había que desviarse varias cuadras para lograr llegar a los diferentes destinos. Y así, bajo esas circunstancias, ejercí mi primer trabajo.

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Recuerdo una noche en particular cuando afrontamos el segundo alud. Al despertar, luego de una noche completa de intensa lluvia, corro las cortinas de la ventana y me encuentro con la calle frente a mi departamento convertida en un río. Si, no exagero, parecía mentira. En esos momentos uno no puede evitar preguntarse ¿qué carajos hago yo aca? Pero suspire profundo y me aliste para salir al trabajo. Por suerte me ofrecieron pasarme a buscar y, saliendo por la otra calle y Iuego de tomar bastantes desvíos, pude llegar a mi trabajo y seguir.

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Luego de esto paramos un par de días sin luz y una semana entera sin agua. No fue fácil, pero había gente que lo había perdido todo y uno se sentía afortunado de poder llegar todas los noches a dormir a a su casa y que todo siguiera allí.
El panorama es bastante desolador en en la ciudad, no habían logrado salir de la primer catástrofe y ya debían hacerle frente a una segunda. Pero de todo esto nació un espíritu de solidaridad en el ambiente. Todos ayudaban, ya sea sacando el barro con sus palas o brindándonos un chocolate caliente a los que estábamos de servicio. En las calles varias personas me ofrecieron acercarme mi destino cuando me veían caminando por el barro.

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En poco tiempo ya me sentí parte del lugar y todas las anécdotas vividas en ese tiempo simplemente se convirtieron en oro. No fue solo un trabajo que me permitió viajar, fue parte de la aventura. Todas las personas que conocí, me ayudaron a crecer y se quedarán siempre conmigo. No cambio esa experiencia por nada. Aunque a veces resultará un poco aterrador, nunca antes me había sentido tan útil.