En la secundaria recibía muchos elogios por parte de las chicas. Para muchos de los que tal vez se sentían intimidado por mi me veían y reconocían como un casanova, la verdad es que siento que he roto más corazones que cualquier otra cosa. Los genes de mi familia era muy peculiar, tampoco era que me interesa mucho saber sobre la raíz de nuestro árbol genealógico; cada elogio constante creaba una sensación poco agradable; algunos podrían llamarlo suerte, yo diría todo lo contrario.

Muchas chicas sabían mi nombre sin yo conocerlas, fue difícil acostumbrarme estar en la boca y en los deseos de cada una de ellas, pero con el tiempo comprendí que no podía hacer nada, así que solo me centre en la idea de aprovechar la belleza física que poseía. Mi familia eran todos de tez mucho más clara que yo pero con la misma tonalidad del mar dentro de nuestros ojos, lo que me diferenciaba de ellos era el cuerpo voluminoso y marcado por mis actividades deportivas.

Ya por terminar la secundaria sentía que me quitaría un peso de encima. Mis amigos me invitaban a muchas fiestas para atraer bonitas chicas a las cuales sabían que rechazaría y ellos aprovecharían el momento. Tal vez fueron las mismas circunstancias las que me impidieron dejar crecer algún tipo de sentimiento por alguna de esas tantas chicas, podría decirse que también sentía extraño que no poseía deseo sexual alguno por ninguna de ellas, no me detuve a pensarlo, estaba predispuesto y aceptaba el hecho de que todas ellas eran iguales, solo querían estar con el chico más guapo de la clase y luego regodearse de ello. A veces no las culpaba, solía tratar a cada una de ellas con mucho respeto, pero confundían mi educación con algún tipo de interés más allá que una amistad ya que no era de ese montón que las seducía sin rodeo alguno.

Al último baile no acudí, si les cuento la cantidad de chicas que me invitaron al baile no me lo creerían. Así que solo pase por una pizza, un par de cervezas y cigarrillos para pasar la noche en casa pensando en que hacer al empezar la universidad. Esa misma noche recibí un correo bajo una dirección de nombre extraño, no lo pensé dos veces para abrirlo pensando que tal vez sería alguna buena respuesta de las agencias en las cuales había introducido mi currículum. No lo había mencionado antes, pero tenía el hobby de cargar siempre encima una cámara que me regaló mamá desde pequeño, y por ende con el tiempo logre cultivar la pasión de capturar los mejores momentos de mi vida de las cuales las más sencillas eran un deleite para mí; aun después de su muerte seguí conservando ese regalo que me dejo.

En el correo se me notificó que debía acudir a la agencia para apoyar en una sesión fotográfica como forma de ver mi desempeño fotográfico en escena, deduje rápidamente que serían fotografías con poca ropa ya que el correo hacía mención que se trataba de una colección de ropa interior para hombres, aun así no me pareció nada del otro mundo, solo quería obtener un trabajo acorde a mi gusto y que me diera buena propina al conseguir fotos extras y contratos exclusivos. Esa noche era viernes, y la sesión fotográfica sería el lunes por la mañana, así que fui por mi cámara y los accesorios para asegurar tener todo al alcance y en buen estado, no podía dejar perder esta oportunidad.



Esa mañana estaba tan emocionado y algo nervioso que no pude desayunar, de seguro luego iba a sentir retorcijones en mi estómago reflejando mis nervios, así que decidí ir por lo seguro y ayunar. Al llegar me recibió quien pensé era la encargada de la agencia, ella me pidió seguirla al sitio donde todo ya estaba montado, la tela que cubre la zona fotográfica, una alfombra blanca, los reflectores y todo lo necesario, se notaba que solo falta yo con mi cámara y los modelos para empezar. Saqué mi cámara para probar y todo estaba perfecto, así que le dije a la encargada que podía empezar a lo cual ella aceptó y fue a buscar los modelos. Mi sorpresa fue que todos aquellos hombres tenían ropa interior muy llamativa, algunos tenían ropa interior muy pequeña y apretada, y otros tenían suspensores que dejaban al descubierto sus traseros. Mi pensar fue que debía mostrarme de la manera más profesional, así que di inicio a la sesión fotográfica.

Todos y cada uno de ellos tenían el cuerpo marcado, podría decirse que eran hasta mucho más atractivo que yo y algo que me hacía distraer un poco en pensamiento era el volumen de sus entrepiernas ya que la ropa interior marcaba mucho esa zona; era realmente muy abultado, aún así mantuve la compostura, supuse que era normal sentirse intimidado en esa situación. Ya casi por finalizar, la encargada se acerca a mí haciéndome una petición que me hizo sonrojar, por un momento llegué a pensar que ella haría el mismo papel que aquellas chicas de la secundaria, pero no fue así. Uno de los modelos no podía acudir a la sesión fotográfica ya que estaba en el hospital y necesitaban encontrar a alguien más, así que ella pensó en que yo podía ayudarla con eso, de seguro noto ella que tenía buen cuerpo y me hizo ver que tenía las cualidades para reemplazarlo y ayudarla a ella con su problema.

No me negué sin pensar que ese sería el inicio del cambio de mi vida. Esa foto quedó enmarcada en mis recuerdos, tal como las huellas de un pasado, presente y futuro lleno de acción, suspenso, lujuria, pasión, codicia, posesión y a un amor capaz de matar por protección o simple capricho de pertenencia.

Soy Ryan, y esta es la historia de cómo me convertí en el scort de Madrid.

_{Como escritor cada redacción que hago es algo nuevo para mi. Con el transcurrir del tiempo voy descubriendo que mis pensamientos van más allá de un sólo género literario, intento no refrenar mis dedos conectados a mis ideas, gran parte de ellas son fantasías, así que te invito a solo disfrutar mis líneas sin hacerte un mal pensamiento de ellas.}