Durante esa noche Camila durmió vencida por el dolor y la desesperanza, se sentía derrotada y sin ganas de despertar para enfrentar aquella dura realidad que la asfixiaba y lastimaba, solo se permitió escapar durante varias horas de aquella pesadilla que vivió durante el día anterior.

Sin embargo para Ángela la noche fue interminable, su angustia y preocupación crecían cada vez más, alejando de ella la posibilidad de conciliar el sueño, su cabeza estaba llena de ideas, dudas y suposiciones pero ningunas confirmadas, era absolutamente necesario aquella conversación con su hija para ella poder dejar de martirizarse.

Al amanecer Ángela estuvo pendiente de la habitación de Camila, solo deseaba verla salir por la puerta sonriente y juguetona como siempre, a pesar de eso ella preparaba en la cocina el desayuno para ofrecérselo. Motivado a la mala noche que pasó, lucia ojerosa y algo debilitada, su semblante era de una persona fatigada.

Mientras tanto en la habitación, Camila luchaba con su desánimo para arreglarse e irse al trabajo, pero decidida de cierta manera a enfrentar todo aquello que ocurría a su alrededor. Saliendo al encuentro de su madre la abrazo estando ella de espalda y la tranquilizo, le prometió que ella estaría bien y que al llegar del trabajo conversarían.

Camila le pidió a su madre que empacara el desayuno para llevárselo y con una sonrisa algo forzada le dio un beso en la mejilla. Camino al trabajo se preguntaba cómo había pasado la noche Daniel y si ya su prometida estaría con él, eran tantas las cosas que pasaban por su mente que la desorientaba un poco.

En la oficina se enteró que Daniel fue medicado para poder dormir y gracias a eso logró descansar sin mucho contratiempo, que sería sometido a unos estudios más profundos para determinar los daños ocasionados y por ende no podría recibir visitas, aun así saber de él a través de otros la tranquilizaba.



Camila empieza a comprender que sus sentimientos por Daniel le dieron un vuelco total a su vida, ya sus rutinas no eran las mismas, sus emociones giraban en torno a él, tenía intereses y deseos diferentes y sobre todo ella misma ya no era igual. Sentía como que estaba viviendo la vida de alguien más, en ocasiones se desconocía, era como que nada sin Daniel importaba.



Ya en casa conversó tranquilamente con su madre, le explicó con detalles todo lo que había ocurrido y como esto la había afectado emocionalmente, que entendía que le tocaba luchar con sus sentimientos y que estaba pasando por un momento crucial en su vida, para ella lo más importante era la recuperación de él, que estaba dispuesta a reponerse y continuar con su vida.



Ángela la escucho como siempre sin dejar de observar sus expresiones y el esfuerzo que hacía para disimular su desesperación, pero lograba ver su valentía de asumir con madurez su desamor. También apreciaba ser su confidente y amiga en todo este proceso tan importante e inesperado para su querida hija.



Pasaron alrededor de dos semanas y las noticias de la recuperación de Daniel llegaban siempre a ella, lo cual la hacía feliz, pero trataba de no saber más de lo debido, aunque su curiosidad la traicionaba en ocasiones queriendo saber cómo era su novia y si aún seguía a su lado.



Sorpresivamente durante la tarde de un lunes recibió una llamada que la dejó sin palabras, era Daniel quien le expresó que solo quería escuchar su voz que la soledad de aquella habitación fría y silenciosa lo aturdía. Extrañaba su trabajo y sus actividades diarias. A todo esto Camila sentía su sangre helada y sus nervios a flor de piel, casi no coordinaba palabras, estaba buscándole significado a esa extraña llamada.



Finalmente Daniel le menciona que el miércoles sería dado de alta y que se incorporaba al trabajo 2 semanas después, luego la invita a su casa el día viernes porque necesita conversar con ella, ella algo confundida no logra entender su solicitud, sin embargo, le contesta que sí. Primero tenía un inmenso deseo por verlo y la carcomía la curiosidad por saber qué quería decirle.

Era inevitable admitir como aquella conversación nuevamente la embargo de esperanza e inquietud, sentía mariposas en el estómago por el susto y por la incertidumbre de querer saber pronto lo que él le diría. Era una mezcla extraña porque ella seguía consciente de su compromiso del cual no conocía mucho y de esa persona que se suponía estaría a su lado todo este tiempo.



Dejó correr los días y con mucha ansiedad añoraba que llegara el viernes, no quiso hablar de esto con su madre, no quería preocuparla de nuevo, prefería manejar el asunto con cierta discreción porque desconocía el verdadero motivo por el cual Daniel la había citado a su casa. Solo tenía que esperar y escucharlo.

Ah, pero espera!

¿Conociste ya los proyectos de @beyondbitcoincas?

Comó que no?

Por aquí

Road Cazabtc