Aquellos días transcurrían lentos para Camila, sin saber con certeza lo que le revelaría Daniel en esa conversación, ella solo quería tener la oportunidad de verlo frente a frente, aunque no sabía cuál sería su reacción al tenerlo cerca, si escuchar su voz la estremeció no cabía duda que verlo sería peor.

Aun así, ella estaba valientemente dispuesta afrontar ese nuevo reto, con la firmeza de aceptar cualquier resultado que surgiera de esa conversación. Estaba sola en esta situación ya que se lo había ocultado a su madre y no tenía la confianza de hablar del tema con otra persona.

Durante el día jueves Camila se le veía con mucha ansiedad en la oficina, estaba algo acelerada y en momento torpe, sin saber los demás que la rodeaban, sus pensamientos estaban concentrados en un asunto personal e importante para ella, lo cual la hacía lucir distraída y ausente.

Al llegar a casa Ángela también la noto extraña pero no quiso interrogarla, prefirió dejarla tranquila y que fuera ella que decidiera abordarla cuando estuviera preparada para hablar nuevamente. Esa tarde lavo su cabello y colocó una mascarilla en su rostro y mirando su armario se preguntaba qué se pondría para verlo sin llegar a parecer exagerada.

Esa noche pasaron muchas ideas por su cabeza, tantas que llegó sentirse agobiada, por un momento pensó que lo mejor sería no ir, pero justo en ese momento alrededor de las 8 pm., recibió un mensaje de texto de Daniel que la saludaba y le recordaba su compromiso para el día de mañana, quedaron de verse a las 4pm, considerando que por su estado de salud no podría acompañarla de regreso a su casa.

Camila no tuvo otra que confirmarle a Daniel a pesar de su mezcla inevitable de emociones, le prometió que estaría sin falta en su casa, aprovecharon por la misma vía para aclarar algunas dudas en cuanto la dirección y aprovecho para preguntarle cómo estaba su recuperación.

Al día siguiente Camila se despertó más temprano que de costumbre, se arregló de manera sencilla que la hacía ver fresca y muy natural, aunque tenía la posibilidad de vestir más elegante, porque por ser viernes, no tenía que usar el uniforme de costumbre.

Ángela la observa con algo de curiosidad pero simplemente optó por mantenerse relajada, mientras desayunaban escucho a Camila mencionar que llegaría un poco más tarde a casa porque tenía que hacer una visita, que no se preocupara que igual regresaría a penas de desocupara, al despedirse le dio un abrazo más extenso a su madre, como queriendo pedir su apoyo.

Mientras corrían las horas de ese día Camila luchaba por mantenerse serena aunque sin darse cuenta llegaban a ella relámpago de agitación en su corazón que la ponían a dudar, fueron horas eternas pero estaba más cerca del momento del encuentro, no se preocupó ni por averiguar ni saber más nada que tuviera que ver con él, por fin hoy tenía la oportunidad de poder hablar directamente con Daniel.

Camino a casa de Daniel, Camila estrujaba sus manos con insistencia y su corazón latía fuerte y a medida se acercaba a la casa no podía evitar sentir angustia y algo de confusión, no sabría quien estaría con él, si de casualidad estaría aún su prometida, como reaccionaria y así un sinfín de interrogantes.

Al llegar a la casa, se detuvo por un momento en la puerta y respiro profundo una y otra vez, sus manos estaban sudadas y su cuerpo temblaba, por lo que no se atrevía a tocar el timbre, se estaba dando tiempo para tranquilizarse pero no lo lograba. Ella no lo sabía pero Daniel la observaba desde una ventana que daba vista hasta la entrada.

Habían pasado alrededor de unos 4 minutos y Camila no reaccionaba, por lo que Daniel tomó la iniciativa de acercarse hasta la puerta con cierta dificultad porque aún estaba convaleciente de la operación y le abrió la puerta como haciéndole ver que era de pura casualidad.

Ella estaba pálida y ante su presencia pensó que sus piernas les fallaría y caería al suelo, sin embargo, Daniel le saludo con un tono amable y le pidió que pasaran hasta la sala sin hacer ningún comentario que la incomodara aún más. Mientras ella se recuperaba ya sentada, él se dirigió hasta la cocina para ofrecerle un jugo.

Lo hizo con la intención de darle algo de tiempo para reponerse y controlar aquellos nervios que eran tan notorios. Daniel también estaba inquieto y buscaba en su memoria todas aquellas palabras que había practicado para expresarlas a ella, pero muchas se habían borrados entre la presencia de Camila y su expectativa por la visita, él también tuvo que regalarse unos minutos a solas.

Sin más excusas llegó el momentos de hablar, por instante los embargaba un silencio acariciador que les permitía comunicarse con las miradas, miradas que no se negaban a dar ni a recibir, ella buscaba poder interpretarlas sin tener que equivocarse y Daniel que ya tenía claro sus sentimientos le hacía ver lo agradable que era su presencia.