Relato erótico: Confesiones de un sueño húmedo

Por un momento pensé que mis instintos me fallarían, no podía contener las ganas de mirar su trasero redondo tras esos pantalones azules de jean, sentía que en cualquier momento podía explotar, pero todo cambio cuando de pronto él puso sus manos en su abultada entrepierna. 

Dentro de mi sabia que nada de lo que se me cruzaba por mi pensamiento podía ser posible, era ilógico pensar que pudiera sentir ese deseo por un hombre, siendo yo también del mismo sexo; pero a la vez sentía tantas ganas y una curiosidad que penetraba mi mente y todo mi interior, tenia sed de él, quería sentir la adrenalina de convertirme en su deseo tal como yo lo deseaba a él. Pero todo esto era descabellado, se trataba de alguien dentro de mi familia, era algo sucio, no podía sentir tal deseo por ese hombre a quien reconozco como mi tío, ¿Qué pensarían los demás si se enteran de estos pensamientos?.

Tal vez fue el cansancio que me hizo llegar a mis limites como para llegar a delirar así de ese modo, este era un deseo del cual debía escapar, ya se me hacía difícil estar cerca de él como para también lidiar con estos pensamientos carnales que se reflejaban en mi entrepierna, y más allá de ello en mis sueños carnales. Solo hice lo que toda persona debe hacer, darse un baño de agua fría para despejar la mente, relajar el deseo que hervía dentro de mí y dormir para sumergirme en aquello que no podía ser real, solo sueño.

Allí estaba yo entrando por la reja principal de una casa familiar, podría divisar árboles frondosos y mucho mas allá a hombres con palas y picos trabajando, supe que estaba allí para algo más que detenerme a observarlos a ellos, me dirigí a la parte interior y allí estaba él junto a mis abuelos que discutían; nada podía hacer que mi vista se alejara de él, de pronto siento ese deseo carnal nuevamente y mi cuerpo toma posesión total de mi; no me abalance sobre él, tan solo fui a su dormitorio donde pude disfrutar de ese olor a hombre sudoroso, pude sostener su ropa interior y pasarlo por mi rostro al igual que sentir el deseo fetiche de oler sus medias sucias.

Salí de allí sin que nadie me viera como un espía que ya había cumplido con su misión, pero él nuevamente estaba allí peleando y señalándome de una forma feroz, de pronto todo se torno oscuro y solo estábamos los dos en ese gran salón. Yo me acerque a él excusándome sobre la razón de su señalamiento hacia mí, él estaba sin camisa, sudoroso y mojado; sabia que esta era mi oportunidad, me abalance hacia él como cualquier sobrino que le da un abrazo a su tío,  pero para mi suerte el me correspondió tiernamente, como si cada cosa que yo quisiera él me lo daría, fue allí que solo pensé en hurgar dentro de su pantalón, sorpresivamente él me leyó la mente y me mostro aquel falo a punto de estar completamente erecto. Yo sin medir tiempo para asimilar tal situación, me dispuse a colocar mis rodillas en el suelo y hacer aquello que tanto deseaba hacer.

Más tarde él me tomo de sus fuertes y corpulentos brazos para tirarme en su cama, tomo mis piernas elevadas en una posición abierta mostrándome aquello que dejaría dentro de mí, su pene erecto de unos 25 centímetros de grueso; yo no le demostré miedo alguno sino deseo, tanto así que en mi garganta termino la mitad de aquello que deseaba tanto dentro de mí. Cumplí mi deseo carnal y estaba allí junto a él después de aquello ronda de gemidos y sudor, yo tenía que irme pronto, nadie podía encontrarme allí con él, pero de pronto tocan la puerta tan fuerte que desperté, encendí la pantalla de mi celular y eran las 4:00 de la mañana, ya era hora de vestirme para ir al colegio.

Una vez más soñé con él, como casi todas las noches un bucle carnal del cual no quiero escapar. 

Todo el material textual es solo ficción.

 

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