La Isla de los 30 Días - Relato

in #spanish6 years ago (edited)

Me di cuenta que había algo mal con la isla; después de un mes de haber sobrevivido al naufragio tenía aún la esperanza de ser rescatado. Vivir en esa caverna no fue fácil, pero me dio cobijo, me acostumbré a comer pescado y frutas todos los días, y ese manantial de agua potable que brotaba en la inmensa piedra me salvó la vida. La isla parecía estar desierta, fui a explorarla varias veces adentrándome en su salvaje vegetación, lo hacía con el deseo de conseguir algún ser humano con quien hablar, gritar o pelear e incluso morir; logré conocer muchas partes de la isla así como su variada flora y fauna, pero nunca logré ver rastro de hombre alguno.

Cada mañana, al levantarme de mi improvisada cama hacía con mi lápiz de piedra una raya en las negras y deformes paredes de la cueva, cada raya era un día más que transcurría en la isla. Sobre la roca también llegué a dibujar torpemente el rostro de mi esposa y mis hijos, por las noches observaba esas figuras y les hablaba como si mi familia estuviera presente y el eco de mi voz se confundía con la de ellos, esto aliviaba mi dolor causado por su ausencia, lo que sentía en ese aislamiento y soledad era algo terrible y llegué a pensar que debía salir de esa isla lo más pronto posible, de lo contrario iba a enloquecer.

Hice la raya número treinta, salí de la cueva y por primera vez no me recibió la brisa marina de todas las mañanas, fue entonces cuando tuve de nuevo esa extraña sensación, había algo diferente en la isla, el mar estaba excesivamente calmado, casi no llegaban olas a la orilla y parecía un gran piso azul que brillaba con el sol, las nubes parecían no moverse, era como si el tiempo se hubiese detenido; a lo lejos en el cielo volaba un avión, escuchaba su lejano sonido, era la primera vez que veía uno desde la isla, por instinto comencé a levantar las manos y a gritar como para llamar la atención, repentinamente el avión comenzó a descender, ingenuamente comencé a sentir cierta alegría, como si me hubiesen visto y vinieran por mí. El tamaño del aeroplano comenzó a aumentar al igual que la intensidad de su sonido, entonces me di cuenta que estaba cayendo, sus alas se movían de un lado a otro y mis oídos ya no soportaban el agudo sonido que se producía en el aire. Pasó cerca de una pequeña montaña escondiéndose detrás de ella, luego un poderoso estallido estremeció toda la isla y una bola de fuego se elevó al cielo junto con una gran cantidad de humo.

Salí corriendo hacia el lugar del impacto, conocía bien esa zona de la isla donde se había estrellado el avión, avanzaba lo más rápido que podía. Al cabo de uno quince minutos ya casi llegando al lugar del siniestro sobre los árboles y el suelo veía todo tipo de restos de lo que parecía el equipaje de los pasajeros, partes del avión estaban por todos lados. Logré avanzar un poco más, pero tuve que detenerme en seco al ver la dantesca escena que tenía ante mis ojos: restos de cuerpos humanos por todas partes, gran cantidad de materiales destrozados se esparcían por doquier, el olor a carne quemada era insoportable. El avión quedó irreconocible, estaba totalmente destrozado, solo una pequeña parte del fuselaje parecía intacta, puse mis manos sobre mi rostro como no queriendo ver más ese horror, pensé en correr de nuevo a la playa. Tanto tiempo sin ver a un ser humano y ahora estaban ante mí en esas condiciones de horror y muerte.

Intente huir del lugar de la catástrofe, pero en ese momento comencé a escuchar los lamentos de una voz de mujer, esa voz salía del fuselaje del avión, me dirigí entonces hacia donde salían los ahogados quejidos de dolor, me hice paso entre los restos y llegué al armazón de metal, aún escuchaba la voz y comencé a gritar, “¿dónde estás?, ¿dónde estás?”, vi una mano levantada que apenas se movía, corrí a socorrerla, era una chica de unos veinticinco años, la tome en mis brazos y logré sacarla del lugar, con mucho esfuerzo la llevé hasta un sitio seguro, decidí llevarla a la cueva, allí podría atenderla mejor.

Una vez en la cueva le di agua y algo de comer, esa noche hervía en fiebre, trataba de bajar su temperatura con compresas de agua, ella solo se quejaba y parecía delirar; a la mañana siguiente la fiebre había cesado, supe entonces que ella no moriría, irónicamente yo estaba feliz de tenerla conmigo, de poderla atender y curar sus heridas. Con el tiempo ella al igual que yo comenzó a superar esa terrible experiencia, impresionantemente se adaptó al ambiente y a esa vida primitiva que yo conocía bien; con el pasar de los días inevitablemente nos compenetrábamos cada vez más, nos hicimos amantes, esto era parte de la supervivencia y de evitar la locura, éramos como dos cavernícolas solos en esa isla solitaria.

Todas las noches hablábamos sobre nuestras familias, y de nuestras vidas antes de los accidentes, los días pasaron y ella me ayudaba a marcarlos con la piedra sobre las paredes de nuestra casa. Una mañana ella marcó sobre la roca el día treinta y salimos a pescar, extrañamente volví a sentir aquella sensación que había sentido hacía exactamente un mes, algo malo pasaba con la isla, mi acompañante sintió lo mismo, el ambiente era exactamente igual a aquel horrible día, de repente vimos que mar adentro un barco se hundía, nos impresionamos mucho al ver como las personas se lanzaban al agua nadando en todas las direcciones, hacíamos señas con las manos pero estaban muy lejos, no podíamos hacer nada, solo observar lo que ocurría; el barco y las personas se sumergieron en las profundidades de las aguas, abracé a mi pareja y nos pusimos a llorar. Ese día apenas pudimos pescar, no le podíamos acertar a los peces con nuestras lanzas de madera, nos fuimos a dormir temprano y hablamos del hundimiento, entonces en medio de la conversación se comenzó a escuchar un ruido fuera de la cueva, tomé mi antorcha y salí a ver que sucedía, pensé que era algún animal salvaje. En la oscuridad pude ver algo que se movía cerca de una empalizada, no podía ver bien, así que alcé la antorcha para que la llama alumbrara más el negro espacio, entonces vi sorprendido a un hombre que se sostenía de los maderos, “ayúdame por favor”, me dijo al verme, me acerqué a él y cayó perdiendo el conocimiento, fui rápidamente a su auxilio, entre mi compañera y yo lo llevamos al interior de la cueva y allí nos dimos cuenta que estaba vestido con un uniforme de capitán.

El hombre estaba deshidratado y muy quemado por el sol, él era el capitán del barco que se había hundido esa mañana, era un hombre de edad avanzada pero de contextura fuerte, le dimos agua y comida y se repuso rápidamente, ahora era otro naufrago en esa extraña isla. Con el pasar de los días los únicos habitantes de la isla buscaban la forma de abandonarla, el capitán era un hombre experimentado, conocía bien el mar y la ubicación de todas las islas en el océano, sin embargo, le extrañaba sobre manera que esa isla nunca la había visto. Nos contó que estando en su barco minutos antes del hundimiento se quedó mirando la isla y tuvo un sentimiento que nunca antes había experimentado, entonces mi pareja y yo nos miramos y con una sola voz dijimos, “ yo también sentí lo mismo”; mi pareja dijo que desde la ventanilla del avión había visto la isla y tuvo ese extraño sentimiento, que luego le llamó la atención a su compañero pero este decía no ver ninguna isla, esa experiencia también coincidió con la del capitán y conmigo, quienes les decíamos a los que nadaban tratando de salvarse que nadaran hacia la isla, pero al parecer ninguno de ellos la veía.

Luego comenzamos a hablar y a percatarnos de otras coincidencias, los tres habíamos visto la isla minutos antes de las respectivas tragedias, y además de una u otra manera, directa o indirectamente, fuimos a parar a esa isla siendo los únicos sobrevivientes, y para colmo parecía que cada mes esto se repetía, mes que registrábamos en la roca con una raya gris. Sesenta días, tres tragedias, siendo la mía la que dio inicio a este ciclo de sucesos extraños que la isla producía de una forma incomprensible…


Con este párrafo termina este extraño relato que conseguí dentro de una botella que estaba en la orilla de una playa. No sé si será cierto o simplemente una historia inventada, pero desde que lo leí, cuando viajo, trato de no mirar las islas solitarias en el mar.

Fuente de la Imagen 1
Fuente de la Imagen 2

Sort:  

Qué interesante historia, que deja atrapado al lector hasta el último minuto. Lo mejor es el final abierto... Quien sabe cuantos ciclos mas pudieron haber pasado.
Este post será votado desde la cuenta @cervantes
Saludos.

Gracias por el apoyo, comentarios como este me motivan a seguir escribiendo relatos. Saludos.

Wow que buena historia, me engachó rapidamente. Saludos.

Gracias, me alegro que te gustara. Saludos.

Amigo, me encantó tu relato; esta genial!... a partir de ahora, me parece que desviaré la mirada frente a todaaas las islas! :D
Te deseo unos carnavales fenomenales @rnunez09 un abrazo!

Gracias, nunca se sabe que puede haber en una isla. Igual te deseo hayas pasado un feliz fin de semana largo para descansar. Abrazos amiga.

que historia mas entretenida
nunca imagine ese desenlace

Gracias por leerme amiga, me gusta ese tipo de desenlace donde el lector pedad sacar sus propias conclusiones.

Me encantó tu relato. Lleno de mucho suspenso :)

Gracias por leerme, un abrazo.

Hermano, como siempre muy entretenido tu relato, de principio a fin, con un final inesperado. ¡Saludos y un abrazo!

Gracias, saludos.

Excelente relato amigo!

Gracias amiga.

Hola Rnunez, gracias por el aporte, ya te estoy siguiendo! Si me pudieras seguir sería genial,
Espero que agregues contenido pronto para leerte!

P.D. Te he dejado un merecido upvote! ^_^
steemit - upvote.jpg


Gracias por el apoyo, igual te sigo.

Como siempre interesante relato, tratare de no mirar las islas solitarias en el mar. jajajajajaja

Gracias amiga, saludos.

Desbordando talento mi hermano @rnunez09. Es gratificante leer tus relatos. Gracias por compartir. Saludos!.

Gracias a ti por leerme hermano. Saludos.

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