El ladrón de casas - Parte Final

in #spanish7 years ago (edited)


El ladrón de casas


Saludos a todos mis amigos de Steemit, a continuación publico la parte final de mi relato El ladrón de casas. Para los que deseen leer la primera parte pueden hacer click al siguiente link: El ladrón de casa - Primera Parte. Agradezco muchísimos sus comentarios y espero que les guste esta parte final del relato.

El insistente Emanuel decidió tocar la puerta, entonces al levantar su mano derecha para golpear la madera esa brisa que había sentido al bajarse del auto volvió a aparecer, esta vez con más fuerza, a tal punto que la puerta comenzó a abrirse impulsada por el movimiento del aire, a medida que la puerta se abría lentamente comenzaron a rechinar sus bisagras, el sonido se intensificaba en el interior de la casa y parecía estar en sintonía con el balanceo del extraño sujeto en el mecedor, incluso, cuando la puerta dejó de moverse y sonar el mecedor se detuvo por completo, todo esto daba una siniestra sensación, Emanuel estuvo a punto de irse de nuevo pero vio que el hombre hizo un moviendo con su brazo y su cabeza.

“Disculpe señor, parece que a esta puerta le hace falta un poco de aceite”, dijo Emanuel con una trémula sonrisa parado ya en el umbral de la puerta.

“No se preocupe señor, yo la dejo así a propósito para que el ruido me avise que la persona que espero ha llegado”, dijo el hombre sentado aún en su mecedor y rompiendo su enigmático mutismo.

Después de escuchar estas extrañas palabras un impulso inusual hizo que Emanuel entrara a la casa, caminó para poder ver a su interlocutor y este seguía sentado y miro a Emanuel de pies a cabeza, “bienvenido amigo ¿qué desea?”, le dijo el hombre desde su mecedor mirando a Emanuel con una amable sonrisa, luego Emanuel le extendió su mano hacia abajo para presentársele, este tomó la pipa con su mano izquierda y extendiéndole la otra se estrecharon las manos presentándose ambos amablemente, el señor se llamaba Gregorio, era un hombre más o menos de la misma edad de Emanuel, de pelo algo canoso y muy calmado. Con este recibimiento Emanuel se relajó de su tensión anterior, entonces entablaron la siguiente conversación:

“Me ha llamado la atención la pintura que está allá afuera, quería saber si la vende”

“¿Y por qué la quiere comprar?”

“Pues me gusta mucho, tiene un parecido asombroso con mi casa”

Entonces Gregorio se levantó del mecedor del que parecía estar clavado, se metió la pipa en su boca y la sujetó con sus dientes, miró a Emanuel y con una voz dental le dijo, “sí, es algo que pasa en ciertos períodos de tiempo, pasan por acá y les llama la atención el cuadro de sus casas”, Emanuel no entendió sus palabras, pero luego se quitó la pipa y añadió, “el cuadro no se puede vender, para obtenerlo debe haber un trueque”; “¿un trueque?, pero ¿qué clase de trueque?, preguntó Emanuel desconcertado, “es muy fácil, ven y te explico”, le dijo Gregorio quien poniéndole la mano en el hombro a Emanuel lo condujo a otro espacio de la casa, “mira todas estas pinturas”, Emanuel se percató de que todas eran pinturas al óleo de fachadas de casas así como del interior de cada una de ellas donde se detallaba cada mueble y objeto de las piezas de las viviendas.

Las pinturas que observaba Emanuel eran hermosas, hechas con una técnica impresionante, él conocía algo de pintura y sabía que estas tenían mucho valor, entonces Gregorio le hizo una extraña oferta a Emanuel, “si tú quieres realmente ese cuadro tendrás que hacer un dibujo al carbón de cada parte de tu casa, me lo traes y te daré un cuadro de estos correspondiente a cada pieza que dibujes de tu hogar, incluyendo obviamente la fachada”, esto sorprendió a Emanuel quien repitió para ver si había entendido, “es decir, que yo lo que tengo que hacer es un dibujo al carbón de la sala, comedor, cocina, baños y habitaciones y luego tú me los cambias por estos cuadros”, “correcto Emanuel pero no olvides los muebles y objetos al igual que la fachada” dijo Gregorio metiéndose de nuevo la pipa en su boca.

“Pero yo no sé pintar” mintió Emanuel, Gregorio expulso el humo azulado del tabaco y le dijo sonriendo, “no te preocupes por eso, lo que tienes que hacer son simples bosquejos y nada más”, Emanuel se quedó mirando a su interlocutor totalmente desconcertado y le dijo, “pero esto es una locura, miré esos cuadros son hermosos, ¿qué ganaría usted con ese cambio?, esto no tiene sentido”, entonces Gregorio miraba a Emanuel como si estuviese viendo a un niño inocente y le dijo, “tiene sentido para mí, no tienes por qué buscar explicaciones ahora, yo te las daré si hacemos el trueque”, Emanuel pensó que todo eso era una locura, le dio la mano y se despidió amablemente de Gregorio, pero cuando ya iba saliendo de la casa Gregorio llamó su atención, tenía en una mano un rollo de papeles para dibujar y en la otra un carboncillo, “si te decides hacer el truque, los dibujos debes hacerlos con estos materiales, no puedes usar otro”; Emanuel al principio se negó a aceptarlos, pero luego Gregorio le dijo que los aceptara como un regalo, entonces Emanuel no quiso ser grosero y los tomó, luego salió de la casa y cuando se disponía a montarse en el auto Gregorio desde el umbral de la puerta le gritó a Emanuel, “nos vemos pronto”, este último sonrió pensando que Gregorio estaba algo mal de la cabeza, cerró la puerta de su vehículo y se marchó diciendole adiós.

En su apacible hogar con su familia Emanuel descansaba en su cuarto viendo nada en la televisión, pasaba de canal en canal sin encontrar algo que le gustara, así que lo apagó y salió del cuarto, decidió buscar en su carro, que estaba estacionado frente a su casa, unas herramientas para hacer algunos trabajos de plomería, al abrir la maleta de su carro vio las largas hojas de papel extendidas, y en el medio de ellas el carboncillo que le había dado Gregorio, sonrió y las sacó del carro junto con las herramientas; su primera intención fue botarlas a la basura pero luego decidió no hacerlo, al menos en ese momento, desde su carro se veía toda la fachada de la casa, se la quedó mirando y sintió ganas de dibujar, entonces extendió una de las hojas de papel encima del techo de su carro, tomó el carboncillo y comenzó a dibujarla, a medida que dibujaba Emanuel recordó los tiempo en el que lo hacía con mucha pasión, pensó que había olvidado la técnica del carboncillo y el arte de dibujar, pero estaba sorprendido de lo bien que lo hacía.

En un tiempo muy corto, Emanuel había terminado de dibujar la fachada de la casa, se quedó mirando su dibujo y se asombró con lo que había hecho, no faltaba detalle alguno, hasta la más mínima piedra la había dibujado, estaba satisfecho y feliz por su dibujo. Fue tanta la emoción que entró a la casa con sus materiales, entonces al llegar a la sala tiró el papel en el suelo y comenzó a dibujar de nuevo, notó que lo hacía con una rapidez increíble, era como si el carboncillo dibujara por él, lo otro que sucedía era lo rápido que lo hacía y la manera en que se concentraba para hacer cada trazo. Al terminar se levantó del piso y miró lo que había hecho, estaba asombrado, pero esta vez sintió algo de miedo; Emanuel no podía creer lo rápido y bien que dibujaba y comenzó a pensar que esto no era algo normal, tomó los dos dibujos que había hecho junto con las otras hojas y las tiró en el closet, “¿qué te pasa?, parece que hubieses visto un fantasma”, le dijo su esposa preocupada, “no te preocupes, estoy bien, voy a comprar algo afuera”, le dijo Emanuel mientras salía de la casa, tomó su auto y se dispuso a dar unas vueltas para poder pensar en lo sucedido.

En un bar cercano a su casa Emanuel se tomó dos cervezas, allí se calmó bastante y pensó que todo era una tontería, él realmente sabía dibujar y quizás ahora lo hacía mejor, pensó que posiblemente el no hacerlo durante tanto tiempo había acumulado en su cerebro una energía que ahora estaba usando con un gran ímpetu, así que volvió a su casa totalmente relajado. Al llegar decidió hacer lo que le había dicho Gregorio, dibujaría todas las piezas de su casa con sus muebles y objetos, luego se los cambiaría por esos hermosos cuadros al óleo los cuales él luego podría vender por un buen precio, así que buscó las hojas y el carboncillo, pero este último no lo encontraba, buscó el carboncillo por todas partes pero no lo conseguía, así que decidió salir a comprar uno. Al poco rato Emanuel llegó con un nuevo carboncillo, entró al comedor de su casa y comenzó a dibujarlo, pero notó que ya no lo hacía como antes, a tal punto que dejó de hacerlo apenas empezando, esto le extraño mucho a Emanuel quien desconcertado se fue de nuevo a su cuarto a descansar.

Al siguiente día por la mañana se levantó a desayunar, pero al llegar a la cocina notó que encima de un mueble estaba la vieja cafetera de su abuela, aquella que le había regalado la anciana que compró su casa en aquella ciudad y país que había dejado hacía varios años, “qué hace esa cosa allí”, le preguntó Emanuel a su esposa, “Ah, la antigua cafetera, la conseguí en una vieja maleta tuya y me pareció bonita y quise ponerla allí como adorno”, le contestó ella quien luego le dijo que poner cosas antiguas para decorar las casas estaba de moda, Emanuel se enojó y le pidió que se deshiciera del objeto, pero su esposa se negó; esto llevó a una acalorada discusión que fue interrumpida por su pequeña hija que le dijo a sus padres que había conseguido un carboncillo debajo del mueble, Emanuel lo tomó y supo que era el que había perdido, terminó de desayunar y buscó las hojas de dibujo, inmediatamente comenzó a dibujar todas las piezas de la casa, lo hacía para olvidarse de la discusión con su esposa y lamentó no haber botado esa cafetera en aquel momento; Emanuel pensaba en muchas cosas pero a la vez dibujaba y dibujaba sin cesar, subió a las habitaciones y las dibujó sin perder detalle alguno y con la misma habilidad de antes de haber perdido el carboncillo, luego bajó a la cocina que era la última pieza de su casa que le faltaba, dibujaba cada objeto de su bella y moderna cocina y cuando sus ojos se fijaron en la cafetera la miró con desprecio y decidió no plasmarla en el papel.

Un domingo por la mañana Emanuel se levantó temprano, se vistió y poniéndose su infaltable boina marrón en su cabeza y salió rumbo a la casa de Gregorio, ese extraño hombre que había conocido y que le hizo el extraño ofrecimiento de cambiar unos hermosos cuadros al oleo por sus dibujos al carbón, llevaba estos últimos en el asiento del copiloto y estaba seguro de que iba hacer un gran negocio con los cuadros que obtendría por ellos. Emanuel no dejaba de pensar en la loca proposición de Gregorio. Al cabo de tres horas llegó a la extraña casa en medio de la nada de esa carretera solitaria, se alegró de ver que el cuadro de la fachada que se parecía a su casa estaba aún allí, en el mismo sitio donde lo había visto hacía dos semanas atrás. Emanuel bajó del auto con sus dibujos y se dirigió a la puerta de la casa, pero esta vez vio algo extraño, la puerta estaba totalmente abierta, miró hacia adentro y se sorprendió de que no había nadie, tampoco estaban los cuadros que había visto aquella vez, entró y observó que estaba sólo el mecedor, “¡Gregorio!, ¡Gregorio!”, gritó Emanuel que solo fue respondido por el eco de las paredes, todo era muy extraño, luego pasó a la otra parte de la casa y vio algo muy raro y fuera de sitio, había una puerta tirada en el piso pero a su lado un hueco rectangular, era como la entrada a un sótano, Emanuel se acercó y observó que en efecto parecía ser la entrada a un sótano, pero en el piso de éste había otro hueco exactamente igual al primero, y luego otro y otro, parecía un sótano con infinitos niveles que no parecían tener fin y comunicados por agujeros o entradas similares. Emanuel gritó con fuerza el nombre de Gregorio, pero igual solo escuchaba el eco que parecía ahogarse en ese agujero sin fondo, un sentimiento de inseguridad y temor hizo pensar a Emanuel en irse, pero de repente escuchó la voz de Gregorio, “Emanuel, baja estoy aquí” le dijo, luego se asomó con una escalera en las manos, cerró la puerta del hueco del piso y sobre esta apoyó la escalera para que pudiera bajar Emanuel quien indeciso le dijo, “¿qué rayos es esto? ¿un sótano?”, Gregorio sonrió y le dijo, “veo que trajiste los dibujos, te felicito, baja, no te preocupes aquí te explico, lánzame los dibujos” Emanuel dejó caer el rollo de hojas que atrapó Gregorio, luego decidió bajar y descendió por la escalera.

Al terminar de bajar Emanuel las escaleras este observaba como Gregorio veía sonriente sus dibujos, “son excelentes” decía sin dejar de mirarlos; al terminar de bajar Emanuel miró a su alrededor y pudo ver que todos los cuadros que habia visto la primera vez que entró a la casa estaban allí, él no entendía porque todo ahora estaba en ese sótano y trataba de que Gregorio le explicara y entonces éste viendo su desconcierto le dijo:

“Emanuel realmente esto no es un sótano, es el mismo espacio y lugar en el que estuviste la primera vez, y ahora quiero que veas algo más”, entonces Gregorio corrío una pequeña cortina que tapaba unos cuadros puestos sobre una pared, Emanuel no podía creer lo que veía, los dibujos que hacía pocos minutos le había entregado a Gregorio ahora estaban pintados sobre liensos y en colores vivos colores al oleo, eran como si sus dibujos al carbón se hubiesen transformado en esas pinturas tan hermosas, un frío escalofriante envolvía a Emanuel, "¿Cómo es posible esto?" exclamó con su mirada clavada en las pinturas, comenzó a sentirse extraño, y un miedo profundo lo comenzó a invadir, entonces Gregorio tomó del brazo a Emanuel y lo llevó lentamente hasta la puerta que estaba en el piso, la abrió, y le dijo “mira allí Emanuel”, y con una voz que parecía cambiar constantemente, como si de la boca de una misma persona salieran voces de diferentes hombres y mujeres le dijo: "allí abajo lo que realmente hay son casas, una debajo de la otra, todas se comunicaban por las puertas que estaban abiertas, son infinitas casas, casas de gente como tu y como nosotros quienes hemos negado lo que somos y de donde venimos, que nos hemos olvidado de los nuestros y no tenemos identidad", Emanuel sudaba de forma excesiva, se secaba el sudor con su boina marrón y temblorosas manos, lleno de horror y como pudo casi gritando le dijo a Gregorio, “dame mis cuadros, los que me he ganado, quiero irme de inmediato”, entonces Gregorio le puso la mano en el hombro y Emanuel sintió un vértigo horrible y coemenzó a caer en ese oscuro tunel interminable, daba vueltas y vueltas hasta que sintió que se desvanecía.

Ese mismo día la esposa de Emanuel regresaba del parque con su hija, pero se sorprendió al ver que en el lugar donde estaba su casa parecía haber otra que estaba totalmente abandonada, sin friso alguno, solo estaban los ladrillos, no habían puertas ni ventana, la mujer espantada entró a la casa y vio que estaban todos los espacios pero sin piso y sin ningún mueble, ni un objeto, ni adorno; no había absolutamente nada. La mujer estaba horrorizada ante lo que veía, parecía como si la casa estuviera en su primera etapa de construcción, estaba totalmente en gris, solo ladrillos que formaban las paredes y el techo, queriendo convenserse de lo que estaba presenciando corría y veía con asombro cada pieza de lo que parecía heber sido su casa, pero no había duda de ello, su hogar se había transformado en esa estructura desnuda de concreto y cemento , corrió hacia la cocina y allí solo vio tirada en el piso la vieja cafetera, esa que su esposo quería botar y que se había traído casi por accidente de un pasado que quiso olvidar, del que no quería pertenecer y que llegó a odiar sin ninguna razón.

Lo que le sucedió a la casa de Emanuel quedó en el más oscuro misterio, la policía trató de localizar a Emanuel por todos los medios, pero nunca lo encontraron, pasaron los años y en aquella casa donde vivía Gregorio llegó una vez un hombre a comprar un cuadro de la fachada de una casa que le había llamado la atención, llegó a la puerta y esta se abrió rechinando con intensidad, entonces este hombre dijo:

“Disculpe señor, perece que a esta puerta le hace falta un poco de aceite”,

“No se preocupe amigo, yo la dejo así a propósito para que el ruido me avise que la persona que espero ha llegado”, dijo un hombre sentado en un mecedor que llevaba puesta una elegante boina marrón.


Fuente de la imagen

Sort:  

Muy bien amigo, te felicito por que sé que pones muchísimas ganas y empeño para escribir cada relato, eso es de admirar, saludos!

Gracias amiga, le pongo empeño porque realmente disfruto mucho escribiendo, me relaja y me transporto a mi mundo imaginario.

Hermano desconcertante final, o debería decir "afinal", pues la historia se repite una y otra vez infinitamente. La periodicidad del relato fue lo que más me llamó la atención, además del suspenso. Felicitaciones hermano, muy buen relato. ¡Saludos!

Gracias hermano, el final lo pensé bastante,me alegro que te gustara.

Tuve que hacer un recorrido por tu blog para leer el principio, y ese final propio de una película de suspenso o terror, en serio quedo majestuoso, sublime y limpio, te felicito me atrapaste.

Sigue deleitándonos con buenos relatos, te he seguido para leerte de cerca.

Saludos buen amigo

Gracias, me complace que te gustara, era una historia que hacía tiempo tenía en la mente y quería escribir. Saludos.

Muy emocionante y descorsertante el final y a la vez muy trite, y pensar que así como Esmanuel hay muchos, que no valoramos, y renegamos nuestras raíces, hay tanto que agradecer a Dios, valorar las etapas y las vivencias que al pasar de los años la vida nos regala. Felicitaciones quedé super fascinada con el relato y el fin.

Cierto, pienso que nunca debemos olvidar nuestras raíces amiga, esa es nuestra esencia. SALUDOS.

Apreciado amigo @rnunez09, aunque no tuve tiempo antes de pasar a leer, nunca es tarde para disfrutar.
He robado un ratito a las ocupaciones, para dedicarle el esmero a la lectura de tu excelente relato.
Me ha encantado dejarme envolver por ese halo de misterio que inunda la historia, de principio a fin.
Felicidades por tu buena pluma.
Un abrazo.

Gracias amiga por pasarte, era una historia que había pensado desde hace tiempo como una novela pero decidí hacerla como relato, aunque me costó porque quería extenderme mucho más. Me complace que te haya gustado. Abrazos.

Encontré tarde la segunda parte de este cuento por oroblemas de conexión. Aunque no tan tarde para expresarte mi admiración por tan magistral relato. Digno de una película de Hitchcock.

Coin Marketplace

STEEM 0.18
TRX 0.16
JST 0.030
BTC 68244.61
ETH 2640.30
USDT 1.00
SBD 2.69