Concurso Cervantes: 7ª Entrega - Esperanza

in #spanish7 years ago

Los sonidos del motor de un camión que se aproxima, los ladridos de perros y gritos de niños levantan a Josefa de la cama. Se para con dificultad y a paso lento se aproxima a la ventana, descorre con sus débiles manos una sucia tela y mirando hacia el exterior observa cómo las ruedas del vehículo sacan el dormido polvo de la arena haciendo nubes amarillas a su alrededor, y como una especie de neblina se esparce en el aire y envuelve a un grupo de personas harapientas con sacos mugrientos a sus espaldas. Siguen al camión como a una carroza en un cortejo fúnebre, los pequeños corren hacia el vehículo, unos se encaraman en él sonriendo y mostrando una boca de escasos dientes y abundantes caries; Josefa se alegra desde su ventana, ha llegado la comida, en el barrio llevan esperando el camión de la basura desde hace tres días.

El conductor de vehículo retrocede y coloca el camión cerca de un montículo artificial hecho de diferentes cosas inservibles y comida descompuesta. La parte trasera del camión comienza a abrirse y como un enorme animal vomita toda una serie de desperdicios y desechos, el sonido y polvo que provoca todo esto asusta y hace volar algunos zamuros que comían lo poco que había entre los montones. Sin esperar que la máquina saque todo su contenido, las personas se vuelcan sobre la basura y comienzan a pelear unas con otras, hay dos muchachos que a pesar de su delgadez son los más fuertes y lideran el grupo de carroñeros, los dos son los hijos de Josefa, ellos frecuentemente agarran lo mejor del vertedero.

Entre peleas, discusiones y empujones toman lo que pueden y lo meten en sus sacos. Luego al llegar a casa los dos jóvenes sacan todo y seleccionan lo que se ve en mejor estado, huelen las cosas comestibles, si huele bien y no tiene gusanos entonces se puede comer, cuando consiguen carne la ponen al fuego de una hoguera hasta cocinarla al extremo.

Hace años que la economía del país comenzó a deteriorarse drásticamente. Una crisis política y social acabó en una sangrienta guerra civil y en el gobierno se consolidó un régimen dictatorial, era una dictadura cívica y militar que llevó al país a un aislamiento internacional casi total. Todo esto trajo la debacle nacional que produjo sólo muerte y desolación. Grupos organizados formaron pequeños y separados frentes rebeldes llamados “La Resistencia”, éstos trataban de derrocar al gobierno por medio de la guerrilla urbana, pero no habían tenido éxito ante un ejército muy bien armado y entrenado.

Lo que antes eran urbanizaciones y villas se han convertido como unas especies de guetos, lugares marginales convertidos en ruinas y escombros producto de la guerra. Josefa y sus hijos viven en uno de los más desolados barrios de la ciudad. El hambre impera desde hace un mes, bolsas de comida enviadas por el gobierno dejaron de ser suministradas por la agudización del conflicto, los medicamentos para enfermedades hacía tiempo que ya no se conseguían, los hospitales colapsaban y los enfermos morían por falta de tratamiento, los servicios de electricidad y agua potable habían colapsado. Sólo algunos lugares debidamente protegidos por el ejército continúan teniendo agua y energía eléctrica, estos conjuntos residenciales los llaman las villas protegidas. Los hijos de Josefa saben que su mamá está enferma, sufre de fuertes dolores estomacales y ha adelgazado casi hasta al hueso como la inmensa mayoría de las personas en el barrio, su irresponsable padre los abandonó hace tiempo, dejando a Josefa con sus hijos en una situación deplorable.

A pesar de la horrible y devastadora situación Josefa se agarra de su fe y esperanza, una esperanza que se desvanece cada día más. Ella recuerda con decepción como muchos años atrás personajes políticos visitaban el barrio y llegaban a su casa de madera y latas, le prometían mejoras en su casa y para el barrio, alzaban en sus brazos a los desnudos y lombricientos niños, luego la abrazaban tomándose fotos y videos que luego usaban en sus campañas políticas, esto sucedía cada vez que se aproximaban elecciones de alcalde o gobernador, promesas que jamás se cumplieron. Ahora estaba enferma con sus dos hijos en medio de una guerra pasando hambre y necesidades de todo tipo. Los muchachos traían a su casa todo lo que podían, muchas veces iban a las villas protegidas y lograban entrar para robar cuanto podían en la basura, pero la represión era muy fuerte por parte de las mal llamadas fuerzas del orden público, ya ellos habían presenciado la muerte de varios de sus compañeros.

A pesar de ser apenas unos jóvenes, los dos hijos de Josefa deciden unirse a la resistencia, Josefa lo sabe y en contra de su voluntad deja que los adolescentes se marchen, ellos piensan que al formar parte de éstos grupo pueden traer comida a su casa y que la salud de su madre mejorará. Josefa los abraza y los despide con un dolor que se suma a los que sufre su endeble cuerpo. En situaciones extremas algunas personas se aferran a una esperanza de que las cosas mejorarán, es un instinto de supervivencia que no abandonan hasta el final. Josefa como muchas personas es fuerte, tiene sesenta años pero su sufrida vida la hace ver de muchísima más edad, ha soportado lo que otras madres no han podido; pero después de dos días de haberse ido sus hijos, el hambre y la falta de agua en su cuerpo han comenzado a afectar su mente.

Se acuesta en la cama y comienza a ver alucinaciones, ve que sus hijos han regresado con bolsas de comida, ellos están limpios y bien vestidos. Dentro de su delirio empieza a hablar y gritar con las pocas fuerzas que le quedan. Un vecino se percata de lo que sucede, entra a la casa de Josefa y viendo su condición acude a su auxilio. Con los pocos recursos de esta persona logra darle un poco de agua con azúcar a Josefa y esta se recupera un poco, luego el vecino se marcha pensando en que pronto la señora morirá.

Horas más tarde el insoportable calor hace despertar a Josefa de la cama, se da cuenta que es de noche y se levanta sumamente adolorida. En medio de la oscuridad sale al patio, logra sentarse en el tronco de un árbol caído, no había brisa alguna que refresque en algo el ambiente. Alza su mirada y mira las estrellas en el cielo y le pide a Dios que sus hijos vuelvan a casa sanos y salvos, a lo lejos logra ver luces de casas lejanas. Sabe que la gente que vive allí tiene comida, agua y comodidades, cosas que en algún tiempo ella y sus hijos tuvieron. El sudor de su rostro se confunde con sus lágrimas, Josefa pierde los últimos fluídos de su cuerpo, los dolores se intensifican y cae desmayada en la arena.

Un grupo de ayuda de la cruz roja llega al barrio y logran ver a Josefa envuelta en harapos en el suelo, piensan que está muerta pero todavía tiene signos vitales. Dos médicos la agarran y se sorprenden de lo delgada que está, sólo huesos y piel que cuelga de estos. La suben en una camilla y logran hidratarla un poco, la llevan en una ambulancia al hospital donde la colocan en una cama improvisada en un pasillo lleno de enfermos y moribundos.

Los quejidos y gritos de las personas hacen un espantoso eco en el angosto pasillo y hacen que Josefa se despierte, ella al igual que los demás debe esperar su turno, se pone las manos en la cabeza pensando en sus hijos. Un hombre extranjero alto y calvo se le aproxima en medio de su dolor, éste le toma una fotografía.

Los grandes escritores dicen que el cuento o relato es como una fotografía y que ambos deben cerrarse, pero en este escrito no he cumplido con esa regla, lo he dejado abierto a propósito, quizás debí terminarlo con la inminente muerte de Josefa y de sus hijos… No sé. Sebastião Salgado ha tocado profundamente las fibras de mi sensibilidad con esa triste fotografía, me he forzado en escribir sobre esta imagen que refleja el hambre y el sufrir de una mujer.

En este momento mi país pasa por una grave crisis económica y social; he visto en plena vía pública gente comiendo basura, cosa que nunca antes había presenciado, y esto sucede ante la indolencia de todos nosotros quienes estamos muy ocupados pensando en traer algún plato a la mesa. Confieso que preferí no cerrar el cuento para dejar ese espacio que sólo la fe y la esperanza pueden llenar… La esperanza en que este país vuelva a ser el gran país que alguna vez fue.

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Fuente de la Imagen

Concurso patrocinado por el witness @cervantes. No te olvides de votarlo en la siguiente página: http://www.steemit.com/~witnesses

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excelente

Muy buena historia!. Saludos hermano :-D

Una gran historia, buena suerte ;)

me encantó la triste historia la de josefa, felicitaciones..... @rnuñez siempre destacandose en sus escritos.

Buena historia!! Me gusta ver cómo cada participante interpreta está foto . Ojalá también leas el mío. Suerte!

Excelente tu post, buena suerte en el concurso...

Muy buen post y punto de vista. ¡cuento con tu apoyo! follow y upvote para mi post del concurso.

Está muy bueno! Bastante distópico, no? Lo curioso es que no logramos ver nuestra propia situación hasta que se ve estetizado a través de algún medio artístico. Me encantó que la historia no la cerraras. Gracias por haber escrito esto. Un saludo. No te deseo suerte, no creo que la necesites!

Wow, es increíble que esto... sea cierto. Me duele demasiado no poder ayudar lo suficiente... La desnutrición se ha vuelto algo "normal" aqui en Venezuela :(
Como comenté en otro post se me hizo sumamente difícil desprenderme de la situación actual de mi hermoso país para no escribir sobre eso, pero apenas ví la fotografía sólo pensé en todo el sufrimiento de nosotros los venezolanos por eso tarde tanto en subir el post.
Mucha suerte, tus palabras merecen ganar. Saludos

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