La Ciudad que Murió de la Risa. (sátira)
Villaserio era una enorme y extensa metrópoli. Famosa en todo el mundo por sus no tan grandes rascacielos y sus altos niveles de contaminación. Era conocida mundialmente como la capital del mal humor, la amargura y el aburrimiento, también la ciudad con más ataques de ira e histeria al año. Sus habitantes eran personas de caras largas, extremadamente serias y de semblantes toscos y muy malos modales. Muy probablemente esto se debía a los problemas que acongojaban a la ciudad como el alza de los precios, la falta de alimentos y productos básicos, el constante problema de la inseguridad y la peor de las calamidades los motorizados.
Entre las pocas leyes que se cumplían en esta ciudad había una que las autoridades hacían valer con mucha rigurosidad, en Villaserio la risa estaba total y absolutamente prohibida, cualquier acción que fomentase la más mínima carcajada era severamente castigada. Esto se debía a que la autoestima de los políticos del condado era frágil y todos se burlaban de sus promesas y ofrecimientos de una mejor ciudad, eran considerados como los más elegantes payasos de turno.
La ley causó tanto miedo que hasta la más leve sonrisa era severamente castigada y los culpables eran desaparecidos de inmediato, encerrados en las profundidades de una oscura y siniestra mazmorra donde se les torturaba haciéndolos leer libros de autoayuda escritos por los próceres de sus gobernantes, obligándolos a desenredar luces navideñas y la peor de las torturas obligándolos a escribir discursos políticos solemnes para ser trasmitidos por sus líderes en cadenas nacionales. De los que fueron apresados poco y nada de supo y los afortunados que lograron salir nunca volvieron a ser las personas de antes. Ante el rigor de tan implacable imposición de la justicia las personas decidieron olvidar el asunto y no reír jamás. Nadie quería verse implicado en una bromita de colegio, en un chiste verde, negro o rosado, si quiera en el más mínimo atisbo de humor.
En Villaserio las personas para comunicarse entre sí utilizaban gruñidos, tonos de voz severos y enojados o en su defecto sonidos guturales, todo seguido de palabras que expresaran la mayor seriedad y sobriedad permitida por el hombre. Todo con tal de evitar cualquier chispa de sonrisa en la población pues eso quebrantaría el orden social y la estructura de la cual se sostenía la solidad base de la patria de Villaserio.
Los niños de la ciudad nacían con voz carrasposa y con bigote, la esperanza de vida no pasaba de los 57 años (si tenías mucha suerte), algunas niñas al nacer incluso ya tenían canas y sus padres ya les hablaban de cosas absurdas como buscarse marido, esto era causado por la ausencia de la risa y el exceso de preocupaciones a tan corta edad, así fue como en villa serio los niños ya nacían adultos.
Unos días antes de las siguientes elecciones para alcalde de la ciudad, el funcionario de turno convocó a una cadena nacional de televisión para soltar sus ditirambos políticos de porque debía permanecer como alcalde regente, tomó unas cuantas hojas de papel en donde sus prisioneros plasmaron lo que serian sus palabras y soltó al aire sus proezas de campaña ya prometidas, también anunció las muchas que estarían por prometerse. Mientras ofrecía tan solemne discurso el alcalde dejó escapar una muy sonora carcajada justo cuando leía las líneas del discurso donde prometía resolver el problema de inseguridad y delincuencia de la ciudad de forma inmediata, su risa se extendió por todas las fronteras de aquella metrópoli.
Intentó pedir disculpas entre risas y realizó lo posible por volver a su tono severo y aburrido, insistió en que estaba hablando muy enserio, pero ya era demasiado tarde para ratificar. Su risa se esparció como un virus de manera veloz entre todos los presentes y los televidentes que presenciaron el discurso, los habitantes comenzaron a reírse eufóricamente y de manera descontrolada, la multitud comenzaba a burlarse de su líder y de todas las palabras y promesas que salían de sus cínicos labios, posteriormente comenzaron a reírse de todo lo que pasaba en la ciudad, del alza de los precios, de la delincuencia, de la poca cultura, de la contaminación y de ellos mismos. Se produjo un estallido de risa tal que de la misma mucha gente murió, las bromas pesadas y los chistes negros se apoderaron del orden público y la ciudad ahogó en medio de su propia carcajada.
Un tema poco común pero bien planteado y desarrollado.
Gracias por tus palabras y gracias por leerme.