Concurso Cervantes : 4ª Entrega

Agotada, después de un día largo de trabajo, llega a casa. Nota como le arden las plantas de los pies y se descalza. Pisa las frías baldosas de barro que le provoca una agradable sensación de frescura que le recorre por todo el cuerpo, se dirige a la cocina. En una copa de cristal echa un poco de “Pedro Ximénez”, su padre le regalo esa botella para su cumpleaños. Abre la ventana del balcón, se sienta en el suelo sobre un cojín y deja la copa sobre una pequeña caja de frutas que utiliza como mesa. Fija la mirada en el edificio que tiene delante. A las vistas desde ahí, no se le pueden llamar vistas. Bebe de la copa de vino, se pone los auriculares del IPod, da a Play y cierra los ojos .

Empieza a sonar una canción que le traslada a un lugar diferente. La brisa le rosa la piel con delicadeza, de una forma tan sutil que los bellos se le ponen de punta. Se encuentra en una playa de arena fina y dorada, de orilla interminable, agua cristalina y un horizonte en el que no se distingue dónde termina el mar y empieza el cielo. Camina por la arena húmeda, siente como sus pies se hunden a cada paso que da, pero no le impide avanzar. A lo lejos, ve cómo se acerca una figura, es un caballo. Un apuesto caballo blanco galopado por un buen mozo con tirantes y traje gris y una mujer vestida con volantes y lunares.

La canción sigue sonando, la playa ha desaparecido y a su vez el caballo, el buen mozo y la mujer cubierta de volantes. Transita por una calle, no lo hace por la acera, no hay tráfico, ni peligros. Mientras avanza paso a paso, percibe un olor agradable que le hace sentir en casa, es azahar. La calle está repleta de naranjos y de flores de azahar, no quita la mirada de los árboles y sus flores y llena sus pulmones para no perder el recuerdo de ese aroma.

La canción sigue sonando, los naranjos han desaparecido y con ellos sus flores y el olor a azahar. Está sentada en un bar. Enfrente tiene una gran fortificación palaciega con un anfiteatro a sus pies. observa con detenimiento la grandiosidad de la construcción hecha con rocas y material de acarreo. Entiende que hay cosas que perduran en el tiempo. Pueden cambiar de aspecto, deteriorarse, pero seguirán ahí. Le llena de satisfacción saber que siempre habrá algo que seguirá en el mismo lugar. Como una playa cualquiera, una calle entre miles o una fortaleza musulmana. Sonríe y toma un sorbo de la copa de vino que sostiene en su mano y abre los ojos.

La canción ha finalizado. Echa de menos a su familia y todo lo que ha dejado atrás. Por eso, cada día, cuando regresa del trabajo, se sienta con una copa de vino y escucha la misma canción “Entre dos aguas”. La cual le hace viajar a un lugar donde el cielo es brillante, donde existen mares de platas y brisas serenas, cantantes, guitarras y verbenas.

Con esta canción ella vuelve a su casa, a su tierra. Vuelve a Andalucía.

Concurso patrocinado por el witness @cervantes. No te olvides de votarlo en la siguiente página: http://www.steemit.com/~witnesses