Trenes , pensamientos y sobre todo mucho arte vandálico.
Me encanta viajar en tren por una sencilla razón, los paisajes son feos y bastante pobres, las líneas férreas las han tejido por zonas que nadie quiere ver, así que tienes dos opciones; no levantas la vista del móvil o te dejas llevar por tus pensamientos.
Si el camino es corto, no te da tiempo a meditar , pero si tienes una hora de camino como fue mi caso desde Granollers al aeropuerto de Barcelona, sobran pensamientos torturadores. Ese día me sirvieron para evadir y descansar la mente, ya que me habían tenido dos días enteros encerrado en una sala trabajando técnicas de venta de alto nivel, donde el cerebro estuvo expuesto a innumerables retos, golpes, reconstrucciones y situaciones inverosímiles. Todo muy positivo sin duda, pero estresante a más no poder, aunque si somos sinceros en ese momento del tren, solo tenía un pensamiento que se manisfestaba como un mantra en mi cabeza: Que no pierda el vuelo, sobre todo que el vuelo salga a su hora. Todo porque esa misma noche tenía una actuación de teatro y si se cancelaba el vuelo o retrasaba... el desastre estaba servido.
El vuelo se retrasó... pero lo justo para que yo llegará con quince minutos de antelación al show, mi corazón durante más de tres horas, fue un pedal de doble de bombo tocado por Raymond Herrera. Al llegar al teatro, mis compañeros, doce estupendos actores, amigos pacientes, explotaron de júbilo al verme llegar a tiempo, así que bordamos la actuación por la energía que nos habíamos trasmitido en ese momento.
Pero volviendo a los pensamientos que tuve en el tren, al mirar por la ventana, éstos fueron interrumpidos por el espectáculo al que estaba sometido. Yo sabía que los amantes de la pinturas callejeras trabajaban sobre estos lienzos, además es un arte que encanta, por lo vandálico ( me encanta esa parte canalla de mis pensamientos), pero lo que no me podía imaginar es que durante una hora que dura el viaje, no quedara más de 2 metros sin estar invandido por las huellas de éstos pintores.
Tengo que reconocer que habían verdaderas obras de arte y otras que ... bueno, arte , el arte es subjetivo eso está claro, pero poco trabajo veía yo. Así que me puse a hacer fotos como un loco. Al final del post voy a publicar unas poquitas, hice como 80 fotos, entre pensamiento y pensamiento, así que si gustan, ahí las tienen para su deleite.
Por cierto entre ellas, aparece un tío superguapo, listo, inteligente... un partidazo.
Todas las fotos son de mi autoría.
Es lo mejor escribir en el tren, no hay nada más romántico
oh Rafa, tanto como vos; Yo también disfruto mucho el arte de la calle, no se si es por que yo también lo practico o por que realmente considero que hay artistas que son joyas y que aun no sabemos siquiera su ubicación exacta, sinceramente esperaba ver un grafiti de los CMS grandes pintores de calle Venezolanos colegas...
por otra parte me pasa algo similar a lo que a vos, cuando ando en el transporte publico en mi ciudad, que no se parece ni un poco a esos trenes futuristas en los que te desplazas, aunque de igual forma el movimiento en buses sirve para reflexionar y requemar mucho acerca de cualquier cosa, sobre todo cuando habitas en una ciudad realmente grande, con embotellamientos densos y una casa en las afueras.
Te mando un saludo desde aquí, disfruto tus post, sobre todo cuando son de tono gracioso.
Me alegra, que hayas podido asistir a la función; me puedo imaginar el grado de estrés, pero ya sabemos que tienes un corazón robusto, que soporta todas las embestidas del tiempo. jaja
Las fotos están geniales, pero me quedó anclada, la que más arte transmite... De alguien superguapo, de profunda mirada acaramelada. :D
Es bastante inspirador viajar en tren y observar el arte de los demas, por muy simple que parezca ahi se encuentra el esfuerzo y el sentimiento de la persona cuando realizaba dicho trabajo, excelentes imagenes me gustaron mucho!
Me recordaron a un escenas de un apocalipsis zombie, también trabajé como vendedor, es muy inhumano.