Largo domingo de ausencia,
tu asiento vacío a mi lado
solo me recuerda que evaporaraste tu presencia.
Como la una, frente al paseo solitario,
esperando nada,
esperando.

Solo, triste, pensativo y desahuciado.
Con pensamientos y fantasías que llenan nuestro mundo compartido,
ahora... mío solo.

La vuelta a casa de hará eterna,
el silencio la pintará de gris y
no dejaré escapar esas últimas notas de tu olor, cerraré ventanas
conteniendo lo inevitable, retrasando el recuerdo,
que se irá, que se va, que se fue.

Empezar otra vez,
búsqueda incansable de la verdad, otra vez
el juego de desgranar,
de amoldar,
de fluir,
pereza.

Me quedo contemplando el mar, el cielo y esos amores caminantes que me devuelven al origen.

Fotografía y texto de mi autoría.

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