La casa de mis recuerdos

in #spanish7 years ago (edited)

Por millonésima vez me detengo en frente de la fachada de aquella casa vieja, esa con la pintura roída por el peso de los años y de la que tal vez se opine que no es interesante, pero que dentro de ella guarda tantos secretos y complicidades.
Los arboles aún permanecen de pie, indolentes por la vereda central de la casa, con su sombra de otro tiempo. La fachada es igual, la misma, con su blanco melancólico que guinda como andrajos de las paredes. La calle está silenciosa y la casa parece emerger de un valle lejano. Es como ver una fotografía vieja.
A mi lado pude ver la sombra de una pequeña niña rubia, quizás mudando algunos dientes, en un estado supremo de éxtasis y diversión. Me miró con picardía, incitándome a jugar con ella. La seguí, aunque no la conocía y de pronto desapareció, observé mi alrededor y mi mente rápidamente reconoció aquel lugar.
Me sentí abrumado por el patio. Yo podía soportar el calor de aquel lugar, el olor a humedad y excremento viejo que impregnaba todo, pero no el miserable patio. Y para más tormento: el patio sigue igual, la misma maleza crece dispareja y en algunos lugares es profunda como lagunas verdes que dejan al descubierto trastos, las mismas paredes endebles que parecen caerse y nunca se caen, la misma luz placida que proviene de un sol oculto por el ramaje de los árboles.

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Fuente

Hay una piedra que emerge del lodazal verde, me dejo caer, y lo veo todo. Recuerdo las tardes de lluvia que diluían todo un paisaje borroso de barro y aventuras y mi madre sentada en algún porche del pasado entre preocupada y alegre. Comienzo a llorar quedo cuando volteo a ver el porche, no es el mismo, no está la silla ni la mesa grande, solo un montón de hojas que se mueven con el viento.
—Señor, esa es mi piedra— levanto la vista y hay un niño andrajoso; cubierto de tierra que se mece en los talones y señala la piedra con aire de curiosidad.
Noto que tiene un palo largo que usa como arma, como un fusil, me levanto y dejo que se oculte tras la piedra y comienzo a caminar. Es extraño pero en ese momento no percibo el porqué el niño está allí, si la casa está habitada o han desaparecido todos, solo camino.
Sigo mi camino por el interior de la casa con miedo, percibiendo el supremo estado de deterioro, y no puedo evitar sentirme envejeciendo con aquel vacío que pide a gritos un poco de compañía, abro las ventanas con la intención de que la luz del sol invada un poco los rincones más recónditos, pero no parece ser suficiente. Nunca será suficiente.
Los ratones corren y se escabullen entre las habitaciones adyacentes a la sala, y a pesar de la podredumbre, de la oscilación entre el derrumbe y la permanencia de las ventanas, yo huelo la comida, huelo a las hallacas de mi abuela, a festividad y a familia, a los lejos puedo oír la voz de mi tía llamando a todos a comer, y regañándonos a mi primo y a mí por comer tantos mangos.
—De seguro no van a comer, y yo cocinando todo el día— Luego la abrazábamos y nos miraba con una compasión tan extrema que nos hacía olvidar todo.
No sé que lloro tanto, que tengo la camisa húmeda y que mi voz ronca penetra por entre el olvido y la muerte de la casa. Comienzo a repasar las habitaciones y llego a la habitación de mi primo. El cuarto sigue igual, el sol se filtra por la ventana y la mesa está revuelta, revuelta porque era nuestro cuarto de operaciones, y yo lo sé perfectamente.
En el centro de aquella habitación hay una silla vieja... y no puedo más, caigo al suelo llorando, porque yo sé todo lo que significa aquella silla que ya ni tiene donde sentarse, esa silla lo era todo, mi infancia era esa silla.
De pequeño hacíamos improvisadas casas en el patio y siempre estaba la silla, como un signo de independencia y en representación de que algún día nos mudaríamos. Cada vez que hacíamos un plan de guerra o para sabotear el almuerzo nunca nos olvidábamos de la silla; la silla lo era todo.
Pero nunca no las llevamos, y ella permanece allí, la agarro firmemente y entre sollozos escucho:
—¿Anthony, que haremos hoy?
Y el aparece, antes no lo había reconocido, pero el niño con el palo aparece en la cama, con su sonrisa de bobo y la camisa sucia.
—No nos gusta la sopa, ¿verdad?, pues vamos a echarle mucha sal— Y se interrumpe por la risa— así nadie se la comerá— Salta y echa a correr Yo me quedo mirando la puerta, y aparece su cabeza greñuda
—Trae la silla— luego vuelve a alejarse corriendo.
Yo quiero decirle que no puedo, que no la necesitamos que no es funcional, que nunca fue necesario en ningún plan que hicimos.
Y me siento lejano, como aislado, antes no preguntaba porque llevar la silla, solo la llevaba porque significaba algo, como el sentimiento de la infancia, algo inexplicable. Cuando intento preguntarme ¿Por qué? Me doy cuenta que ya no hay marcha atrás, que ya esa casa olvidada no me pertenece, que ya no es de allí.
Y lloro más porque se suponía que esta casa vería nacer a mis nietos, y a los nietos de todos los que alguna vez pisamos esta casa, se suponía que esta casa protegería sus travesuras, abrazaría sus miedos y coleccionaría sus amores, se suponía que esta casa seria eterna; y ahora se cae a pedazos.
Cerrando la puerta tras de mí, la miro una última vez y recapacito sobre la transición de las cosas, ¿cómo una casa que una vez estuvo llena de vida, colores y juventud, en donde se respiró futuro y esperanza, hoy, tantos años después se siente tan vacía y oscura?
Sonrío con nostalgia y sigo mi camino, finalmente entendiendo que de eso se trata la vida, de cerrar puertas, y abrir otras nuevas, de decir adiós y abrir los brazos para futuras bienvenidas, de olvidar, de equivocarse, de aprender, de crecer. Y sobre todo… de recordar.
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Muy bueno, gracias por compartir , el equipo Cervantes apoyando a la comunidad

Muchas gracias, siempre es un placer que me lean. Gracias por apoyar

Wow ¡Me encanto! Muy linda forma de escribir tienes, ¡espero leer mas cosas así! me mantuvo concentrada y al final con un buen sabor de boca, ¡sigue así! saludos

Muchas gracias, me encantan ese tipo de comentarios me hacen seguir escribiendo. Un placer que me leas :)

Me alegro que te haya gustado, un placer :)

muy buen y entretenido relato me gusto mucho, la imagen se acopla muy bien. votado

Gracias bro, un placer que me leas como siempre :)

Que bello relato y que imaginación. Saludos

Muchas gracias por leer y comentar, saludos :)

Muy lindo. Sigue escribiendo y te seguiré leyendo. Saludos.

Muchas gracias. Es un placer que me leas y claro mantendré el mismo estilo de escritura. Espero disfrutes de mis próximos relatos

Simplemente excelente @poesiaempirica , un gran relato!!!

Gracias amigo, espero puedas seguir disfrutando de mis relatos. Un placer que me leas :)

excelente publicacion amigo, gracias por compartir @poesiaempirica visita mi blog, te sigo

Gracias por leer y comentar. Claro ahora mismo paso y de doy mi opinión

@poesiaempirica, es un placer leerte, de verdad, de lo mejor que leo por estos lares, tienes madera de escritor, controlas a la perfección el lenguaje y su utilización, quizás a lo que tienes que prestarle más atención es a la estructura narrativa, que está presente, pero que podía estarlo aún más.

Si claro, no esta de mas en mejorar. Y cualquier otro detalle que veas no dudes en escribirme. Siempre intento mejorar mis relatos. Como siempre es un placer que me tengas como un referente. Un placer ser leído

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