Mi vecina

Eugenia es hermosa, una mujer sin tiempo, sin estudios. Es madre, es abuela, horticultora, amante de las plantas, del jardín sustentable y de la naturaleza en general.

Tengo una cabaña en las afuera de la ciudad, con unos vecinos que vivían de la huerta y su producción, una pequeña granja. Un buen día me entero que la vendieron y ahora con nuevos propietarios la casa.Son Eugenia y su familia.

Eugenia viene de familia de agricultores, siempre vivió en el interior de la provincia, viuda,con hijos grandes y nietos hermosos. Al tener muy poca extensión de tierra para el cultivo de yerba mate y otras especies no le era rentable esa superficie. Decidió vender y venir a la ciudad. Así llegó al lado de mi casita.

La primer vez que la veo, corrió a esconderse a pasar desapercibida. Hacía su propio pan en horno de leñas. Cosa que yo miraba sorprendida, y llena de curiosidad.

Mi saludo insistente, un gesto amigable bastó a Eugenia para dejarse conquistar. Nuestra primer charla fue sobre plantas ornamentales. Ví que tenia muchas y de distintas variedades.El verde natural, de su terreno,se dejó ganar por los citrus, paltas, mamón,la huerta y especies frutales desconocidas, o conocidos solo de nombres. Con el tiempo fui conociendo una por una.

Las charlas son agradable con Eugenia, se interesa por todo, tiene buena memoria y sabe los nombres y donde viven mis hijos y pregunta por ellos y sigue con cariño sus existencias.

Amante de las labores culturales del predio, que lo hace por las mañana, siempre esta con herramientas pesadas y de sombrero. Podemos charlar horas de la tierra, de la generosidad de la misma, de los cultivos. Ella me regala productos de su producción y yo artículos personales de bellecería de la mujer, eventualmente, algún sobrero, que tanto le gusta. Tengo varios sombreros porque mis amigas saben de mi trabajo al sol y muy atentas me traen de sus viajes muy bonitos accesorios que ahora los comparto con mi vecina.

No faltan en nuestros diálogos temas espirituales . Un día , le alcanzo un texto bíblico y su correspondiente reflexión que acostumbro seguir . Y me dice con tono normal , que no sabe leer . Pasó unos días hasta superar esa noticia . Una mujer con tanta riqueza de vida , de vivencias , no sabía leer , fue muy fuerte para mi . Cuando nos vimos nuevamente me dispuse a amar como se me presentara y considerar ayudarla en el momento necesario .

Ella es muy sociable, todos en algún momento recurren a su sentido común, su casa humilde siempre llena de visitas. Verla pasar cuando estoy trabajando con mis plantas produce una linda sensación, una mujer fuerte, mayor y con tanto para dar,es un buen estimulo a la vecindad.

Nuestros momentos juntas, son pocos, son cortos pero muy ricos en empatía.El momento que puedo me doy una vueltita,sobre todo en primavera cuando sus plantas visten su jardín, voy acompañada con la cámara fotográfica. Caminamos entre las flores, helechos, orquídeas, cactus, begonias, descubriendolas cuan hermosas están.

Otro detalle bonito de mi vecina es su buen humor, reímos mucho juntas de historias viejas, o simplemente de nosotras mismas.

No deja de pasarme alguna receta, invitarme con algún sabor casero o regional, siempre atenta. Noto la alegría que le produce saber que estamos o dormiremos en la cabaña. Es difícil pasar por alto el amor desinteresado, sentirse querido, sentir que uno hace bien a otra persona.

"Todo lo que hacemos, todo lo que damos tiene dimensiones impensadas si vivimos el arte de amar." C. Oria

Gracias por pasar