Meditación de conexión.

Hola linda comunidad!!

Quiero compartir una meditación que aprendí de la Lic. Nora Chimirri. Con los años la fui haciendo mía y adaptándola a lo que iba apareciendo mientras la hacia.
Un comentario. La meditación esta contada desde mi que soy mujer. Si la desea hacer un hombre sugiero que la mano izquierda descanse sobre la derecha. Al llegar a la visualización del útero y ovarios pueden o no cambiar esta imagen.
En esa parte del cuerpo , en todos, hay un bello espacio, lago interno( imagen que aparece en mi) , creatividad dadora de vida.
Guíense por su intuición y por las imágenes que les vayan apareciendo. La hago hace mas de veinte años y siempre fue distinta.
Espero de corazón que esto sirva.

Meditación de conexión.

Sentada con mi espalda apoyada y derecha, acomodo mis caderas para generar un canal recto, sin tensión, por donde circula la energía.

Cruzo mis piernas y mi mano derecha descansa sobre la izquierda. Uno mis pulgares.
Conecto con la respiración. Siento el aire que entra por mis fosas nasales lentamente. Retengo el aire en mis pulmones. El abdomen se distiende relajado y luego se contrae para sacar la mayor cantidad de aire posible. Limpio mis pulmones de aire viciado sacándolo en soplo fuerte por boca.

Repito esta respiración purificadora tres o cuatro veces.

Las próximas respiraciones son lentas, sin esfuerzo y todas por nariz.
Inspiro – retengo – espiro – retengo.

Respiro una y otra vez sintiendo mis pulmones expandirse. Aquí y ahora. No hay pasado ni futuro. Aquí y ahora.
Si aparecen pensamientos los miro sin intentar detenerlos.

Sigo respirando.

Con mi intención y visualización interna me traslado a la zona de mi útero. Donde va mi pensamiento va mi conciencia. Miro las uniformes paredes de mi útero y mis ovarios. Estoy ahí sentada a la orilla de un lago de agua cristalina. Desde el fondo del lago comienza a aparecer un hilo de luz blanca que va aumentando su intensidad. Se hace tan potente que va iluminando cada célula, cada tejido de este bendito espacio. Es una luz tan fuerte que se expande hacia todos los órganos que me rodean. Miro y siento como esta brillante luz blanca impregna mi abdomen (estomago, hígado, páncreas, vesícula, apéndice, intestinos, riñones, suprarrenales, columna vertebral hasta completar un circulo en mi vejiga). Cada órgano se va tiñendo de luz blanca. Respiro esta luz y ella va ocupándome, ahí sentada, en el borde de mi lago interior. Dejo esta sanadora luz creciendo y actuando en esta zona de mi cuerpo.

Y ahora mi intención va a llevarme al centro de mi pecho. Estoy sentada ahí rodeada de mis pulmones y del corazón. Miro hacia arriba. Veo mi esófago y mi laringe. Hay glándulas. La tiroides y el timo. Miro hacia atrás y veo las vértebras de mi columna. Hacia abajo una gran cúpula, el diafragma, delimita el espacio sosteniéndome. Visualizo que desde el centro de mi corazón otro haz de luz blanca va naciendo. Crece. Se expande. Va danzando y moviéndose por todas las células y tejidos. Acompaña al torrente sanguíneo de arterias y venas. Líneas de luz níveas van recorriendo mi cuerpo. Dejo esta sanadora luz creciendo y actuando en esta zona de mi cuerpo.

Mi pensamiento intención vuelve a moverme y de pronto me encuentro a diez centímetros por sobre mi cabeza. Flotando ahí veo que desde el centro de la coronilla nace un nuevo torrente de luz blanca y este es el más potente de todos. Empieza a derramarse desde lo alto de mi cabeza bañando todo mi cerebro por dentro. Mis lóbulos. La hipófisis. Mis ojos, mi nariz, mis oídos y mi boca se tiñen de un blanco sanador. Sigue su recorrido interno descendente dando más luminosidad a mi cuerpo ya blanco de luz.

Tres fuentes de energía se unen: la de mi útero, la del centro de mi pecho y la de la coronilla de la cabeza. Se fusionan y comienzan a expandirse desde el interior de mi cuerpo y por fuera de mi piel formando una inmensa esfera de protección. Soy un ser completamente convertido en luz. Vuelvo a centrarme en la respiración. Respiro esta amorosa luz blanca.

En ese momento:

Doy mi permiso interno para que descienda desde la Fuente de energía universal un haz de luz dorada potente. Entra en mí a través de la coronilla.

Doy mi permiso interno para que ascienda desde el centro de la Madre Tierra un haz de luz dorada potente. Entra en mí a través de la base de mi cuerpo.

La Fuente de energía universal y la Madre Tierra me convierten en báculo que los conecta. Luz blanca y dorada al unísono fusionándose.

Acepto. Dios habita en mí. Me hago cargo de esto.

Por último el centro del pecho se abre. Dios expande un potente haz de luz dorada que todo lo baña y bendice. Envuelve al universo todo en su amor incondicional.

Mi ser en Dios, entra en servicio.

Así es.

Lentamente, respetando mi tiempo, empiezo a mover mis manos y mis pies. Abro los ojos conectando con lo cotidiano. Respiro, anclando mi cuerpo, a esta realidad.

Abrazo desde los Andes!

Créditos fotos:

http://hermandadblanca.org/12-12-12-meditacion-hombres-y-mujeres-unidos-en-el-poder-del-amor/

http://yoga-shakti.net/meditar-por-el-placer-de-meditar/

http://memoriasdodeserto.blogspot.com.ar/2011/05/218-uno-con-dios.html

http://araqueliuss.blogspot.com.ar/2011/02/karuna-reiki.html