Domingo 1 de Julio 5:45 pm  

-Culminaba un día luminoso y soleado, a orillas del mar de algún lugar en el mundo.

-De repente Una luz blanca incandescente apareció en el cielo acompañada de una gran explosión, caigo al suelo y como puedo me tapo los oídos y los ojos con mis manos, un gran calor abrasador insoportable quema mi cuerpo y una honda me golpea y pierdo el conocimiento.

-Cuando desperté estaba todo oscuro, a lo lejos apenas la luz del sol se veía, me dolía mucho mi cuerpo, tenia sangre por todos lados.

-Se escuchaban solo quejidos de gente a mi alrededor no sabía que estaba pasando, no tenía fuerzas para levantarme.

-Intento arrastrarme hacia lo poco que queda de mi cajón donde vendo mis relojes, fue cuando me di cuenta que mi ropa y piel colgaba de mis brazos, aquella escena me paralizo por unos minutos.

-Se me hacía imposible presionar el disparador de mi cámara, finalmente pude tomar la foto; cuando quise tomar otra no pude, el visor y el disparador estaban empañadas de mis lagrimas.

-En la arena yacía mi pelícano de cera completamente derretido, solo guardando una leve imagen de su rostro, era el exhibidor de uno de mis relojes de plata el cual  quedo amoldado a su figura, marcaba las 6:03 pm aproximadamente.

-Estuve inconsciente casi 10 minutos. Pienso.  

-Una nube de humo cubre el cielo llevándose la luz del sol, las personas al rededor empiezan a correr al mar como locos para huir de aquel calor, las aguas estaban igual de ardientes pero era mejor que estar en la superficie.

 -Encima de mi cajón quedó plasmado mi reloj de oro, que marcaba el inicio de todo esto, solo la silueta quedo de una mosca que murió pulverizada.

 -Mi pequeño bonsái, milagrosamente quedo en pie Pero sin su robusto cuerpo de hojas, le guindaba en una de sus ramas sobrevivientes, otro reloj deformado a causa de aquel infierno. Le quedo un semblante triste igual que todo en aquel lugar.

-Los ojos de los heridos estaban encima de mí como diciéndome que mostrara al mundo lo que había ocurrido.

-Era cruel fotografiarlos, todo el mundo permanecía en silencio mirando hacia abajo, solo se escuchaba a una chica que llevaba en brazo a su bebe.

-Lloraba y le gritaba:  Despierta!     Despierta!  y pronunciaba creo que el nombre de la bebe.

-Parecían mountros caminando, se quitaban las ropas quemadas, confundidos no sabían que hacer ni a donde ir.

-Solo eran muertos vivientes de un infierno.

Imágenes que quedaron plasmadas en mi memoria, que ni el tiempo pudo borrar y solo esta foto pude conservar.  

                                     

                

Relatos de un Sobreviviente a una bomba  atómica

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