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Josef era hijo de un buscador de diamantes, trabajaba con su padre desde que tenía 6 años para ayudar a la familia. Su padre pasaba largas horas trabajando en una mina de diamantes de la empresa Cristal, en donde las condiciones para los trabajadores eran insalubres y precarias.

Durante 10 años, Josef trabajó al lado de su padre a pesar que él no recibía ningún pago de la mina por su trabajo, Josef sabía la única manera de que su padre pudiese pagar las cuentas y alimentar a la familia era por su ayuda.

Pero su padre sabía que Josef era muy inteligente, había modificado herramientas del trabajo, creado mejores formas de cavar en la mina, que ahorraban tiempo y esfuerzo físico. Por esta razón su padre decidió que quería para su hijo una mejor manera de ganarse la vida, soñaba que él pudiese irse a estudiar en una universidad y que fuera un profesional.

Un día cuando Josef cumplió 16 años, su padre le dijo que no volvería a trabajar en la mina, Josef le respondió a su padre que ser minero era lo único en la vida que había conocido, a lo que su padre replicó “Josef hay un mundo allá afuera que debes explorar y quiero para ti algo mejor, que una vida dura y de pobreza”.

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Su padre lo abrazo y le entregó el dinero, que por años había ahorrado para que Josef estudiase y pudiese costear sus gastos de estudio en la ciudad, Josef tomó en dinero, y lo miró con lágrimas en los ojos de amor por ese hombre que le enseño que, a pesar de la pobreza, era afortunado de tener el amor de una familia unida y de unos padres que lo amaban.

Semanas después, cuando Josef se preparaba para partir a la ciudad a estudiar, su padre entro a su cuarto y le dijo: “Hijo se un buscador de sueños, persíguelos y atrápalos, para que lo conviertas en realidad”.

Josef jamás olvidó las palabras de su padre, y convirtió su sueño en realidad al graduarse de ingeniero.

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