No recojas gatos callejeros.

Hoy quiero escribir lo que está sucediendo en mí vida, me encuentro aterrado y la verdad no sé si viva para contarlo después, es por eso que quiero que quede escrito y que así, sea dada a conocer la verdad.

Todo comenzó hace tres días, venía caminando tranquilamente por las calles de la ciudad, el estrés de una jornada de trabajo había dejado agotada a mi mente y necesitaba un tiempo para mí, así que decidí caminar y me dejé llevar, la ciudad tiene una agradable sensación por las tardes cuando el cielo se pinta de mil colores con matices rojizos en lo que llamamos crepúsculo, justo antes de que las criaturas de la noche hagan suya la ciudad y nuestros miedos.

No es que tenga muchos miedos en mi mente, soy una persona que desde hace años vive sólo, es más cómodo y sin tener que explicar nada, si no quiero cocinar no hay problema, si no quiero recoger tampoco, y si no quiero ensuciar mucho mejor, esa es la razón de mi soledad.

Sin embargo mientras caminaba entre los callejones pude ver un pequeño gato de un color gris oscuro que llamó mi atención, es como si me llamara y me atraía mientras lo miraba, me acerqué y lo tomé entre mis brazos para buscar una placa en la que dijera su nombre o el teléfono de su dueño, pero no encontré nada, así que decidí llevarlo conmigo y cuidarlo durante unos días, antes de llevarlo con algún veterinario responsable que se haga cargo de él.

La primera noche después de alimentarlo me puse a cocinar un filete para mí, me concentré en lo que hacía hasta que un golpe muy fuerte llamó mi atención, era el gato frente a la puerta del cuarto de servicio como si estuviera en un trance, sus ojos cambiaron de forma y comenzó a hacer unos sonidos muy extraños que me erizan la piel tan sólo de recordarlo.

Así duró casi una hora, y mientras estaba sentado en la cocina degustando de mi cena, vi claramente cómo la puerta comenzó a abrirse lentamente, en ese momento el gato dejó de hacer sonidos y lo único perceptible fue un pequeño rechinido que anunciaba la entrada de un ser espectral a mi hogar.

Lo sé porque desde ese momento, las cosas se mueven de lugar, la televisión se enciende sola, un sonido de lamento que cala en los huesos se escucha por las noches, la cama de mi dormitorio se mueve como si alguien brincara en ella mientras estoy dormido.

El maldito gato lo he sacado a la calle pero cuando regreso del trabajo, él ya se encuentra adentro realizando nuevamente su ritual frente al cuarto de servicio, y todo vuelve a repetirse sin poder hacer nada.

Temo por mi vida porque justo ayer, ese ser intentó asfixiarme mientras dormía y no sé que vaya a hacer hoy, el gato ya casi termina su ritual, necesito estar preparado mientras observo sus movimientos...