Un técnico de bolsillo: viajando a Mérida

El día sábado 28 de octubre salí en un viaje a una de las ciudades más bellas de mi país Venezuela, donde pretendía hacer un poco de turismos, divertirme con amigos y también tendría que trabajar con un par de bandas el día 29 en un bar llamado Garage Rock Bar.

Saliendo a las 5pm del sábado y llegando al vigía a las 6:30 am, tendría que tomar otro autobús hasta la ciudad de Mérida que me tomaría una hora y media adicional, donde una vez llegue al hotel donde me quedaría, me encontré con mis compañeros de viaje que me esperaban para ir a desayunar en un lugar increíble que extrañaba desde viajes pasados llamado "el mercado principal de Mérida"

El mercado principal es un lugar bastante turístico donde se puede encontrar desde mercado para verduras, como restaurantes de comida típica del lugar, hasta artesanías comunes de la región andina y como dejar por fuera lo más común de un viaje, los tan preciados recuerdos.

Existe una gran variedad de cosas que te hacen vivir la experiencia y para mi la más importante es probar comida del lugar, a veces no necesariamente tiene que ser "típica". Por ejemplo, probé algo que me recomendaron mucho llamado "vitamina" que es una especie de batido misterioso que parece una espuma que no pesa pero esta cargado de nutrientes y tiene un gran sabor

Luego de un almuerzo un tanto familiar era hora de prepararse para el trabajo en Garage Rock Bar, el cual no quedaba a más de 200 metros del hotel donde me hospedaría en mi estancia en Mérida.

La hora del montaje de los equipos fue a la 1 de la tarde y las pruebas de sonido comenzarían a las 2, las bandas empezaron a llegar justo a tiempo y luego de unas pruebas de sonido bien hechas por un equipos que no para de sorprenderme como lo es el de Decibel 360, podría descanse sabiendo que se había logrado un gran trabajo

El bar nos proporciono unas ricas hamburguesas con salsa de champiñones y papas picadas, que me dejaron con ganas de mudarme a Mérida hajaja sí tienes la oportunidad de ir te la recomiendo. Además de mojitos y cervezas.

Al terminar la noche a eso de las 11 pm y luego de beber unas cuantas cervezas más, se recogieron los equipos y nos fuimos al hotel a descansar ya que al otro día tocaría regresar a nuestras ciudades correspondientes.

En camino de regreso probé algo que pase todo el viaje pidiendo, un pastel de trucha. Un pastel muy rico a mi parecer y poco común además, que cumplió con todos mis expectativas y además me hizo sentir que viaje a Mérida, todo esto acompañado de una Malta claro esta.

A mi parecer una experiencia increíble que no dudaría que vivir de nuevo, al final es así, un nuevo show, un nuevo recuerdo.