La manija de Antonio Morales y el respeto al votante progresista

moises-moran (63)in #palnet • 5 years ago (edited)

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El resultado de las elecciones al Cabildo de Gran Canaria del pasado 26 de mayo fue claro, ocho consejeros para Nueva Canarias y ocho consejeros para PSOE, un reparto de fuerzas equilibrado.

En su momento, critiqué al líder de los socialistas en el Cabildo de Gran Canaria, Luis Ibarra, por sus insinuaciones de que era posible una moción de censura a Antonio Morales, pactando con la derecha para conseguir su objetivo, cuando la mayoría progresista se tenía más que a mano.

Pasado los días, a Ibarra lo encarrilaron desde la dirección del partido y dejó a un lado la posibilidad de pactar con la derecha para desbancar a Morales.

De esta manera comenzaron las negociaciones para repartirse las diferentes áreas del Cabildo y el sentido común dice que ese reparto se tendría que regir por el resultado de las pasadas elecciones, esto es, un reparto de carteras lo más equitativo posible.

Sin embargo, esto no es así, porque Antonio Morales todavía no acepta que el PSOE tiene los mismos consejeros que su formación y, por tanto, tiene derecho a tener una mayor presencia en la gobernabilidad del Cabildo.

Nadie duda que Antonio Morales es un hombre dialogante y con mucha cintura y experiencia política, pero parece que, en estos momentos, esa cintura se le ha convertido en hormigón armado, y no está dispuesto a ceder, en lo más mínimo, para acceder a las lógicas pretensiones de los socialistas.

Todos sabemos que Nueva Canarias está en una posición de fuerza y eso se pone de manifiesto en el reparto de consejerías en el Gobierno de Canarias y esa posición de fuerza se está trasladando a las negociaciones del Cabildo de Gran Canaria y, en mi opinión, en un gran error político, porque en el cabildo hay una magnífica oportunidad para que los partidos progresistas gobiernen en conjunto, no cada uno por su lado, con la posibilidad que esa opción vuele por los aires.

Así que Antonio Morales tiene la manija y es él que tiene que mover pieza y no quedarse a haberlas venir, porque no es lo mismo empujar él solo el carro, que hacerlo con otras fuerzas políticas progresistas que tienen mucho qué decir y a muchos votantes progresistas a los que hay que respetar.