Libre como un pájaro
Cada año que inicia, como todo evento que comienza: emprendimiento, proyecto, período escolar, nacimiento, relación amorosa o profesional, por citar solamente unos pocos ejemplos, suele traer consigo, usualmente emociones que derivan de la alegría como la esperanza o el miedo como la incertidumbre.
Este año 2018, es el año en el que se cumplen 50 años de mi nacimiento y a través de esta maravillosa ventana al conocimiento, a la realización personal, a la consolidación de relaciones positivas y la prosperidad que es la comunidad de Steemit, voy a iniciar varias series de publicaciones en las que teniendo el número 50 como elemento guía, espero compartir, con alegría, a quienes me han dispensado el invaluable honor de brindarme su tiempo para leer y comentar mis aportes al cada vez más vasto y diverso repositorio de muestras de talento hispanoparlante en la internet, lo mucho que mi vida se ha visto enriquecida por la obra artística y científica de muchos seres humanos que han transitado este planeta, dando elementos a mi ser para sentirme, pleno, infinitamente feliz, por instantes, y libre como un pájaro.
Y esta especie de compromiso que declaro, ante mis lectores de hoy y los que espero tener la oportunidad de sumar en el futuro, voy a sellarlo con una pequeña referencia que, sin formar parte de las series que comenzaré a escribir tan pronto como sea posible, es, para mí, especialmente sublime, pues une a mi mayor influencia musical, The Beatles, con el ser humano que todos los días con su presencia, esencia y experiencias, siempre me permite encontrar la manera de sentirme libre como un pájaro.
Y para ello me voy a remontar rápidamente, a las 12:04 minutos del 1° de enero de 1996.
Hacía poco menos de tres horas que había regresado a la casa de mis padres tras visitar a una hermosísima joven a quien había estado cortejando por poco más de dos años, tras haberla conocido un día mágico de octubre de 1990, a quien le había pedido matrimonio sin pedirle primero que fuera mi novia, y quien de alguna manera, estaba logrando, gracias a este proceso de enamoramiento, que dejará atrás prejuicios, atavismos y temores, facilitando que me sintiera, libre como un pájaro.
Ya en nuestro hogar habíamos cenado y abrazado deseándonos un feliz año 1996 y a pesar que no era para mí, en aquel entonces, una conducta natural, tomé asiento frente al televisor, mientras intentaba infructuosamente, llamar por teléfono a aquella joven con la que, ciertamente, quería pasar cada momento.
En aquella época no se había masificado el uso de teléfonos celulares así como la televisión por suscripción por lo que miraba uno de los cuatro canales de señal abierta que teníamos en aquel momento, viendo y escuchando una transmisión del himno nacional de mi país, la cual se emite cuando inicia el año nuevo.
Y, súbitamente, al dejar de sonar el último acorde, inicio la transmisión de una secuencia de imágenes de fotografías de niños, que de alguna manera, me eran muy conocidas, que se visualizaba como viajando sobre una hoja que caía a la disposición de lo quisiera una suave brisa mientras sonaba algo que se parecía a un aleteo de un pájaro en una playa y de pronto, un sonido de redoblante acompañado por el de una guitarra cuyo fraseo me indicaba que algo que estaba esperando desde hace mucho tiempo, estaba por venir, para hacerme sentir, libre como un pájaro.
Por razones que solamente puedo atribuir a una conciencia cósmica e indivisible, mi pulso se aceleró y las lágrimas de felicidad y gratitud, comenzaron a llenar mis ojos, pues sí definitivamente, allí frente a mí, en ese momento que duró casi 5 minutos, aparecieron Ellos, a quienes referí, por sus nombre, al cerrar la dedicatoria de mi tesis de grado de ingeniería, por tener la llave de mis sueños, brindándome la alegría y energía suficientes para convencerme que podía vivir libre como un pájaro.
Así comenzó ese año, en el que The Beatles con la canción “Libre como un pájaro” (“Free as a Bird”), regresaban para dar a sus millones de seguidores en el mundo y a la posteridad, una muestra más de genialidad para enriquecer su legado enmarcado en el amor.
Y, yo, ese año, recibí el regalo divino de ser aceptado (el día del cumpleaños 53 de George Harrison) como novio por la mujer de mi vida, hoy mi esposa, la madre de mis hijos y la brisa que suave, me acaricia y me impulsa a seguir volando, más allá de cualquier tribulación, libre como un pájaro.
Tienes mi voto y mi follow, espero te pases por mi blog @cocinecomounchef
Muchísimas gracias por tu atención. Excelente el contenido que sugieres, espléndido en colores, sabores y opciones gastronómicas y generoso al compartir el cómo lograr hacerlos realidad en cualquier cocina. ¡Bravo!.
Qué bella declaración de amor y aclamación al amor, porque dos son más poderosos que uno cuando se quiare alcanzar la libertad. Saludos para ti y Nadeska y besos para los críos.
Bendiciones profesora.
Me complace que haya podido leer la publicación y apreciarla con cariño. Un fuerte abrazo.