Ella es Sharon, mí consentida, una perra mestiza de nueve (9) años de edad, dormilona como ella, le encanta que le lanzen sus juguetes y le acaricien su cola, odia bañarse y se ríe para las fotos,es una máquina de soltar pelos. Yo soy su amor y su príncipe humano.

   Y Pipo... Un doberman enano, con un ángel y un carisma que enamora hasta al más frívolo (me consta), es la luz de los ojos de mí esposa, y aunque fue el último en unirse a nuestra familia, ella tiene cierta preferencia por él, ellos se conocieron de la peor forma (su chófer lo atropelló) y producto de ese accidente atravesó una operación bastante delicada para la edad que sugerian los veterinarios (10- 11 años) el diagnóstico era claro, el perro no volvería a correr, ni a saltar, por el tema de la prótesis y su edad, pero ella, (mujer al fin) se dedicó hacerle terapias y que de piscina (lo metía en una ponchera con agua tibia y le movía las patitas) lo ayudaba a caminar y así fueron pasando los días hasta que lo lograron. Pipo (quien ya entendió que así se llama) camina, corre, brinca y salta, a su ritmo... Yo siempre digo que se parece al Chavo, porque todos se alteran y ladran si ven a alguien y cuando ya todo el alboroto pasa, se escucha por allá un peculiar "guau" y se le ve, con su lengua afuera viendo para los lados, como sino entendiera, pero se sintiera en la obligación de ladrar jajajaja (y me perdonan la expresión de risa, pero es inevitable no sonreír) bueno, ya hablé mucho de él y no quiero que piensen que también es mi preferido.