Los que nos hemos quedado, hemos tenido que aprender a sobrellevar las vicisitudes y la aventura extrema en que se ha convertido la vida diaria. Cosas tan básicas como alimentarse bien, de cosas que son una sencillez y algo cotidiano en otras tierras, aqui son un lujo y una verdadera aventura de película. Luchar contra la inflación diaria que ya alcanza niveles inimaginables, contra la carencia de servicios públicos aceptables, una salud deteriorada a un punto máximo, y pare usted de contar, nos hace unos verdaderos héroes y heroinas, guerreros de pura cepa.

Sin embargo, me detengo a reflexionar y digo, ¿nos acostumbramos a lo malo?, ¿o solamente estamos haciendo lo posible para sobrevivir?. Esa es uan pregunta que imagino ronda la mente de muchos. Y es en ese momento donde me respondo:"jamás me acostumbraré a lo malo, este no es el deber ser. Siento y pienso, estoy segura de que merecemos algo mejor." Cuando te ganas la vida honradamente y no dañas a nadie, cuando solo tienes ansia de progreso de forma lícita y honrada, simplemente por alcanzar un bienestar para ti y los tuyos, no puedes acostumbrarte a lo malo.

Sobrevivamos pero no nos acostumbremos a lo que no es. La vida se nos fué dada para vivirla de la mejor manera, el hecho de estar pasando circunstancias difíciles, no quiere decir que debamos pensar que esta es la vida que nos toca vivir por siempre. Sigamos luchando, el ser humano siempre tiene un asomo de luz que lo guía a un camino mejor, la oscuridad no puede ser perpetua. Hay mucha gente de buena vibra que nos acompaña en esta difícil pero aleccionadora travesía.