Quería dar un regalo especial, algo que no hubiera en este lugar, era para un peludo animal que vivía en mi misma ciudad.

Me fui a explorar el universo, en una nebulosa di el paseo, encontré varios Saturnos agrandados, no solo uno, como decían los libro de astros. Me emocione al observarlos, nunca había visto un mundo mágico, quería tener de esos en casa, para verlos girar mientras almorzaba.

Me dejé llevar por su grandeza, le quite los aros y los guarde en mi vestimenta, quizá nunca vuelva a ver planetas brillantes, es difícil viajar al exterior de la tierra. Seguramente otros aros crecerán y volverán un día cercano a girar, los Saturnos estarán bien, no creo que extrañen los aros que me llevé.

Llegué a mi planeta verde, vi al Macaco y lo llene de aros crujientes, él se sintió un ser trascendente, el astro más grande el universo perenne.

Cuando apreciamos a los amigos, es bueno hacerlos sentir queridos, a veces no se necesitan cosas materiales, solo decirles que valoras que compartan el mismo aire.

No dejes los te quiero para los días de cumpleaños, a veces los amigos se marchan sin anunciarlo, nunca esta de más un beso y un abrazo, para que si se van sepan cuanto los has amado.

Fin