Figuras de ciudad

Con nuestros trajes rojos fuimos a pasear por San Juan de Pasto hermoso, no llevamos refrigerio por eso nos vemos con hambre y feos.

El parque de los perros tiene un árbol hermoso, para que puedan alzar la pata y marcar territorio. Se menea con el viento una afortunada rueda, que lleva en su centro amigos de otras tierras.

En la iglesia de San Felipe hay un parque magno, que en estos días adornan de blanco, aquí no hay rueda giratoria, pero si un papá Noel con moto roja.

Otra iglesia con parque grande, y tiene ventas ambulantes, por eso tanta carpa que lo hace ver molesto, con la excusa de que hay que dar empleo. En las noches venden comidas y la gente pasea como hormiguitas.

Los duendes tienen un pasadizo secreto, cuentan las leyendas que es para llegar al cielo, donde el niño dios arregla los regalos para que papá Noel los lleve en su trineo rápido.

Papá Noel esperando el café, al parecer solo quiere comer, no se dio cuenta que Macaco lo observaba esperando que algún villancico sonará.

Esta es la calle del río, donde se ven aguas turbias de mi Pasto lindo, todo su sendero está decorado, con papá Noel y muñecos de nieve agraciados.

Un duende malandro parece que quiere llevarse los regalos, Macaco a su lado se ha parado, para enseñarle quien defiende los agasajos. El pobre duende esta espantado y tieso se ha quedado.

Los pesebres en todo lado están, en San Juan de Pasto no podían faltar, Waldo y sus amigos se han querido fotografiar para demostrar que ya están en navidad.

Unos muñecos de nieve andan de novios, a Waldo esto le pareció empalagoso, prefirió sus ojos cubrir para no ver tanto amor por ahí; el perro piensa que si siguen así tendrán crías en una noche de abril

Don Zarigueyo a Santa Claus se encontró y con sus manos suplicantes un deseo pidió ―Por favor señor rojito deje bajo el árbol un carro bonito, a Waldo Aurelio le están fallando sus patas y deseo sacarlo a pasear sin que se vaya a cansar.
Santa Claus nada respondió, pero ya veremos qué pasa en la noche de hoy.

Macaco una casa encontró y decidió que viviría ahí desde hoy porque estaba cansado y no quería seguir caminando.

Un muñeco con patas de Waldo, todos nos quedamos asombrados, al parecer un perro anda deambulando y va dejando señas negras a su paso, mientras atrás se ve el río Pasto.

Quien no ama los resbaladeros, de donde se lanzan los chicos buenos, todos fuimos niños un día de estos y nos lanzamos con enloquecimiento.
Macaco se encantó con esta escena y quiso ser parte de ella, con su nuevo atuendo parecía un duende de esos.

Un globo en el cielo, lleva un papa Noel indiscreto, está observando el comportamiento de los humanos para saber quiénes merecen regalo. Yo sonreí para que le dé a Waldo vida sin fin, no quiero que falte porque es lo único que me hace radiante.

Llegó la noche, cerca al árbol he encontrado un bello retrato, estos tres amigos van en tren movedizo disfrutando el paseo sin que las patas duelan en un tiempito. Que bien lo hiciste don zarigüeyo porque el de rojo cumplió tu noble deseo.

Muchas figuras se quedaron sin visitar, pero el tiempo corría sin parar, debíamos regresar a casa para comer jalea de guayaba. Las noches en Pasto son frías y aunque somos valientes no queremos que la gripe llegué.