Donde se cuenta como don Quijote de la Mancha pidió ser nombrado Calletero.

Tras su pasó por el ventero, quien lo nombro caballero entre burlescos y después de escoger a su vecino labrador como escudero, don Quijote muchos capítulos del libro recorrió y aunque su oficio era batallar contra malhechores se le ocurrió alternar esto con alimentos.
Frente al galletero se paró:
― No me levantaré jamás, porque Calletero me debes nombrar, tengo arte en las manos y un escudero hambriento y necesitado.
El galletero lo miro extrañado, no entendía lo que aquel escuálido le estaba afirmando.
― Batallaré entre mantequilla y harina, deseo saber bien como ser un caballero de galletas, porque el dulce hace falta por vuestras tierras.
Aquel hombre que necesitaba las galletas hornear, no le quedó de otra que aceptar, que tan malo podía ser tener un demente cocinando para él.

Después de una corta inducción, donde don Quijote descubrió que existía un tratado de recetas que depositaba los secretos de la cocina, decidieron empezar elaborando una masa especial. El galletero se carcajeaba entre dientes, nunca tuvo una visita tan insensata, sin embargo, aquí vio la oportunidad de que el trabajo le rindiera más.

― ¿Qué se supone que es esto don Quijote? ―dijo el galletero alarmado al no encontrar las esféricas galletas.
― Le contaré, que una vez al atravesar Sierra Morena, grabe algunos árboles, llenándolos de tristezas y amores por Dulcinea. Deseo tener mi propio bosque para escribir sin de la aldea salir.

―Unas botas para Sancho Panza son necesarias, para que la próxima vez que entremos a la aldea, su mujer Teresa no diga que está despeado, además las podrá comer si hambre le da, el pobre sufre cuando se queda sin cenar.
Sancho estaba emocionado mientras el galletero miraba desconsolado, la masa especial estaba siendo sentenciada a ser horneada con formas extrañas.

La más hermosa flor,
tú, bella Dulcinea,
te envió ricas galletas
para adornar la cena,
las hizo tu servidor
con todo su amor.

“Rucio siguió las huellas de Rocinante” dice el libro de Miguel de Cervantes, pero en este caso no aplicaba, arruinaron la masa con sus herraduras y sucias patas. Don Quijote se molestó y a la pesebrera los envió.

―Sancho, debes llevar estas galletas a Dulcinea del Toboso, pero que esta vez lleguen a su destino, no quiero volver a escuchar que le dices a la duquesa que soy loco y mentecato. Yo me entero de todo Sancho, he repasado cada capítulo de mi historia para no confundirme y saber bien que parte sigue.

El galletero que horas antes había decidido seguirle la locura a don Quijote, entró en desespero ante tanto desorden, entonces decidió nombrarlo caballero de Galletas “Calletero” para que se marchase y su masa especial no derrochase.

Una extraña aventura no narrada por cordura, pero hoy perdimos la cabeza y dejamos que don Quijote hiciera galletas.

Fin.

Para la construcción de esta historia se toma como referencias algunos capítulos de la obra "El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha" escrita por Miguel de Cervantes, sin embargo el Caballero no sabía cocinar ni tenía intenciones de algo semejante.