4. Época de muñecas
-Quítate bastarda, aquí no deberías estar.-
Suena un pito en la calle, insistente, parece que espera a que alguien salga, la pequeña infanta mira desde la ventana, el hombre de la barba exagerada y ojos miel está de regreso.
-Maldita sea, deberías estar durmiendo, maldito el día que ese me preño, debí botarte al basurero como hacían las otras. En vez de agradecer que te doy comida, te quedas despierta entorpeciendo mis negocios. Ándate muergana, si no te doy en la jeta pa que llores por algo.-
-Mami, pero tengo ham...-
¡Pum!, una bofetada no deja terminar la frase, su pequeño labio sangra, como nunca, o de pronto como siempre, porque cuando no se es amado, el cuerpo llora rojo.
-Lárgate ya, si no queres que te deje morada de los golpes, no entendes que amargas mi existencia, que si pudiera regalarte a cualquier transeúnte lo haría. Pero quien te va a querer, si eres fea, ni pa cogerte te van a usar. ¡Lárgate!-
Ante tanto grito, con 7 años, y el labio roto se va para el último cuarto de aquel lugar, mañana hay colegio, un lugar donde muchos saben quién es su madre, por lo que prefieren mantenerse alejados. Desde estas épocas nace la soledad que jamás se fue, hasta que conoce a Aura, la gata.
Se abre la puerta, entra un hombre con barba prominente, ojos miel, largas pestañas, camisa blanca planchada, y zapatos marrón sin cordón.
Lleva una pequeña caja, se sienta en la mesa, saca un manojo de billetes y le pasa a la mujer.
-Osquitar, aquí faltan billetes, no seas así, el trabajo se ha hecho bien, vos sabes que tengo deudas.-
-Clemencia, la última vez te desapareciste unos gramos, la cantidad no coincidía, el jefe no se dio cuenta, pero yo sí, no me obligues a hablar con él, vos más que nadie sabes que les pasa a los ladrones, tenes bonitas manos, no querrás quedar manca.-
-Dejemos así Osquitar-
-Vi por la ventana a la escuincla, cada dia mas grande esa chiquilla, ya va siendo hora de entrenarla, ella puede ser muy útil pal negocio.-
-Cállate Osquitar, esa china es muy tonta, no sirve pa nada, estoy que se la vendo Al Negro, porque cada vez está más grande y rebelde.-
En la última habitación del lugar, la chiquilla esconde su cabeza entre la almohada mohosa, le da miedo cuando mamá le pega, peor aun, cuando escucha que hablan de ella; lo único que espera es tener muñecas para jugar y un vestido nuevo sin tanto remiendo. Sabe que el lugar no es seguro, sus compañeras jamás llegan con la boca golpeada, sus madres las recogen cada día con un abrazo en la puerta del colegio, a ella, nadie la espera.
-¿Al negro?, ese es un desgraciado, mató hace una semana a tres de sus chicas. Las encontraron descuartizadas al lado del río, dicen que les habían cortado la lengua. Pensa bien lo que vas a hacer, podría ser útil en el negocio; si la atrapan, va a la correccional por dos meses y sale. Pensalo Clemencia, podrías facturar más y pagar tus deudas.-
-Me voy, tengo cosas por hacer.-
Oscar toma la caja pequeña con la que entró, en ella lleva galletas para su perro Igor, camina elegante como siempre, entra al carro y coloca "Still Loving You" de Scorpion. Es viernes, esta deprimido, el aire algunas noches tiene olor a desgracia.
Créditos texto y Fotografías: Margarita Palomino
Buen trabajo.
Eres muy amable.
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STOPBuenos días @marpa
Qué relato más duro.
Se quiere una paz construida sobre corazones fraccionados; en países donde la guerra ha sido frecuente, estas historias dejan de ser ficción. Gracias por leer época de muñecas.
Gran historia, se me pasó leerla o.o
Súper impactante.
Gracias por pasar a leer mi publicación.
Impactante la realidad :(
Un saludo para ti.
Una realidad inocultable pero disimulada y solapada por una sociedad de cómplices!!! Da indignación en el alma esta realidad pero poco se ve en el ambiente por eliminarla!!! Buen relato
Es muy triste. Por lo menos en Colombia hay muchísimo maltrato, es algo que pareciera ser una tradición, supongo que son las secuelas de la guerra y las diferencias sociales. Gracias por leer Época de muñecas @humoalex
Marpa me he quedado sin aliento al menos en un par de ocasiones, que fuerte este relato, lo que mas me impresiona es saber que esas cosas pasan, sabes yo le di clases de teatro a niños muy pobres y teníamos un grupo de psicólogas que evaluaban a los niños, algunos(as) venían de desgracias tan o mas duras que las que relatas.
Me voy calladito por la izquierda porque me puse triste un beso.
Con tantas historias que hay para leer, preciso escogiste mi sección de relatos oscuros. No quería que te fueras triste, hoy reímos mucho con los chistes malos. Un abrazo para ti, gracias por visitarme. 😙