Las bodas, esas míticas fiestas en las que se reune a toda la familia y amigos para celebrar la unión especial entre dos personas que se aman, mismas que después de ese gran día vivirán felices por siempre... O al menos eso es lo que dice la teoría. El día de hoy les vengo a contar como fue que termine siendo dama de honor en la boda de mi tía, y cómo fue que ese "gran día" donde todo debía salir perfecto, fue una locura total, donde casi, casi termina por cancelarse la boda.

Todo comenzó cuando el novio de mi tía decidió invitarnos a todos a una "reunión familiar" donde tomo la iniciativa de pedirle matrimonio. Obviamente después de ese día comenzó todo el proceso de organización de la ceremonia, incluyendo la selección del cortejo de la boda, del cual me tocó ser parte. Aunque al principio la idea me agrado, al momento de salir a elegir vestido toda mi emoción se hizo pedazos. Primero fueron semanas visitando distintas tiendas para elegir el vestido de la novia, una vez encontrado el vestido de sus sueños, era hora de encontrar los vestidos de las damas, y aquí fue donde las cosas se comenzaron a tensar, ya que no podíamos colocarnos de acuerdo en elegir un modelo con el que tanto la novia como, las damas estuviéramos contentas.

Para encontrar los dichosos vestidos tuvimos que recorrer muchísimas tiendas, ya que las otras dos damas estaban un poco rellenitas y conseguir tallas grandes era todo un problema. Al final dimos con una tienda que manejaba tallas mas grandes y justamente del modelo que eligió la novia quedaban 3 ejemplares, el único detalle era que dos de esos vestidos eran XL, y el último era 2XL. A las otras dos damas los vestidos XL le quedaron como un guante, parecían hechos a medida, obviamente a mi la talla 2XL me quedaba exageradamente grande, pero mi tía, cansada de buscar y buscar decidió que lo mejor sería comprar esos vestidos y al mio mandarlo a ajustar para que me quedara perfecto.

Pasaron los meses y había llegado la hora de ir hacer la prueba de los vestidos, para ajustar los últimos detalles. Al medirme el vestido, aún seguía estando un poco grande en la parte del busto, además de que a pesar de que le habían agarrado ruedo, seguía estando muy largo. Ya faltaban pocas semanas para la boda, sin embargo, la modista insistió en que no nos preocupáramos que los vestidos estarían listos para la fecha, confiando en su palabra, nos despreocupamos con este asunto, y nos enfocamos en planificar otras cosas incluyendo "La despedida de soltera".

La despedida de soltera, he de admitirlo fue una mala decisión tomada por nosotras las damas. Resulta que para ese entonces estaba de moda un show llamado "La Escuela de Sexo" al cual pensamos que era bastante oportuno asistir para celebrar la despedida de soltera. Sin embargo, el único detalle es que la función era nada más y nada menos que el día antes de la boda, pero según nosotras no habría ningún problema ya que la función terminaba a las 10 pm y de allí cada quién a su casa sin ningún problema. Pero no todo en esta vida sale como uno lo planea, ese día el bando de los hombres también decidió salir a celebrar su despedida, mientras las chicas nos fuimos a nuestro show. Al final de la noche, terminamos todos reunidos en un restaurante del que salimos casi a las tres de la mañana. Se podrán imaginar que al día siguiente no estábamos muy frescos y descansados que digamos...

Después de meses de planificación por fin había llegado el gran día. El único problema es que, tanto el cortejo como los novios estábamos bien trasnochados. Se suponía que debíamos hacer check-in en el hotel a eso de las 7 am porque tanto el estilista como el maquillador llegarían a las 9 am. Al hotel llegamos un poco tarde, mientras nos bañabamos y alistabamos para que el estilista comenzará su trabajo, la wedding planner salió corriendo a buscar los vestidos donde la modista, ya que la señora no los los termino si no justo el día antes de la boda, y con todo el ajetreo de la despedida de soltera no los pudimos ir a buscar. A eso de las 3 de la tarde ya las madres de los novios, la novia, la niña de los anillos y dos de las damas estábamos peinadas, solo faltaba la parte del maquillaje. No obstante, una de las damas andaba con el novio resolviendo unos detalles en el salón de fiestas, y buscando como loca un armador para el vestido de la novia, que con tanto corre, corre no lo habían llevado al Hotel.

Como todo lo dejamos para última hora, al medirnos los vestidos, a mi me seguía quedando bastante largo, no sé si el problema fue que la señora no lo modifico como debía, o de verdad este pequeño cuerpo de a penas 1.55 cm se quedo muy corto para el vestido. Pero no solo yo tuve problemas, mientras a mi me quedaba grande, a la novia no le cerraba, después de luchar un rato contra el cierre del vestido y ajustar ese corset al máximo nivel, entró perfectamente, con poca capacidad para tomar aire libremente, pero cerró y a este punto era lo único que importaba.

Como les dije había una dama que andaba perdida, y a las 5 pm aún no estaba ni peinada, ni maquillada. A partir de ese momento, con una ceremonia en la iglesia planificada para las 7 pm, comenzó una carrera contra el tiempo. Lo bueno, es que la verdad el estilista se comportó a la altura, y termino su trabajo justo a tiempo. Aunque el novio si que paso su gran susto, de que lo dejarán plantado en pleno altar, además de ganarse el enojo de un cura que al ver que la novia no llegaba, había decidido marcharse y cancelar la boda, porque según el no soportaba a las personas impuntuales.

Una vez superada la etapa de la ceremonia eclesiástica, era hora de partir al salón de fiestas y relajarse de una vez por todas con algunas copitas y uno que otro bailecito para alegrar la noche. Pero la locura no terminaba allí. Pasada la media noche, el novio se me acerca y me dice que si puedo ir con un primo a la casa a buscar mas botellas de whisky, por que al parecer uno de los mesoneros le informó que se habían agotado, además de eso que acompañara al estilista a buscar sus cosas en el hotel. Yo naturalmente acepté fuimos a la casa, buscamos las botellas,y luego pasamos por el hotel, pero que creen, al llegar nos dimos cuenta de que ninguno cargaba la llave, al llamar a las demás damas nos informaron que ellas tampoco tenían la llave, salimos con tanto apuro que nadie recordaba haber agarrado la condenada llave. Al final tuvimos que recurrir a la recepción e informales que necesitábamos una llave de repuesto, ya que habíamos extraviado la nuestra. Por suerte el chico no se puso temático y nos facilitó la llave sin ningún problema. Pero al subir a la habitación nos dimos cuenta de que la llave estaba pegada en la puerta, el estilista y yo, lo único que hicimos fue mirarnos y soltar la carcajada.

Algo super loco fue la coleada que nos echamos en otra fiesta que también se celebraban esa noche. La fiesta de bodas se llevó a cabo en un lugar donde se encuentran varios salones, y precisamente el que mi tía había alquilado se comunicaba mediante el baño con otro de los salones donde se celebraban unos 15 años, lo más épico del día es que mi prima (una de las damas) y yo nos escapamos por un rato a ver la presentación de Guaco, un grupo de acá de Venezuela que nos encanta. Asi que esa noche tuvimos boda, 15 años y un pequeño concierto de Guaco.

Al final del día todo salió bien, creo que todos disfrutamos esa noche al máximo, un poco accidentado, pero con el tiempo, todos esos pequeños detalles se han convertido en anécdotas que recordamos con alegría. No sé si el felices para siempre sea real, pero lo que si puedo asegurarles es que planificar una fiesta de bodas, no es trabajo sencillo.