Hagamos las pases.
Silencio, siempre silencio cuando ustedes hablan. Puntuales por la tarde vienen a tomar el té, cuentan su día y su vida, hablan de mi.
Silencio y gritos cuando ustedes callan. ¡Silencio! les grito para poder al fin hablar.
"calma pequeña" me susurran y se van.
Son tantas a veces ustedes que no las puedo entender, quisiera callarlas al fin.
No les importa lo que siento, solo opinan de mi actuar, sus críticas y regaños me van borrando la paz.
Por ustedes he tomado decisiones, grandes errores y hermoso sentir.
Si por un momento les reprocho mi fracaso, viene entonces su favorita lección "los errores no se equivocan, para ya de lamentar."
A veces quisiera callarlas, en verdad a veces quisiera. Pero ¿con quien hablaré por las noches de mis ganas de llorar?
Silencio, siempre silencio cuando ustedes hablan. Si aprendo a escucharlas, firmamos la paz.
Es que no gritan tan fuerte, es verdad. Creo que la que grita soy yo, por mi terquedad.
He llegado también a odiarles, por su voz de gran saber. Pero me han salvado tanto ustedes de mi, que hoy les quiero agradecer.
En verdad son tantas las cosas que les debo.
Su guiar, su intuición, su compañía, sus consejos y comprensión. Incluso sus reproches y mala voz.
Les debo lo que soy, porque han forjado mi carácter y me han hecho sentir.
Gracias por aquel mes de julio que llovía, gracias por esa puerta cerrada y por el beso aquel que robé alguna vez. Gracias sobre todo por lo que no fue.
No se desde cuando viven aquí, la verdad no si al menos existen, tampoco se que hacen en mi cabeza. Solo se que me escuchan y pueden hablar conmigo. Y aunque no las pueda ver se que siempre están allí.
Hoy quiero llamarlas a todas por su nombre, porque si, ustedes son mi conciencia y por ustedes aprendí, simplemente aprendí.
Que hermosa! este es uno de esos escritos que demuestran la grandeza de su autor(a). Saludos @marialuna
Gracias por tus palabras y tu apoyo. Un abrazo grande, saludos.