La Carlota cumple 250 años

La Carlota, en Córdoba (España), es un pequeño pueblo situado en la vega del río Guadalquivir. Con clima seco y temperaturas extremas (frío en invierno y mucho calor en verano) es inevitable recordar que en su origen fue un desierto. Fue Carlos III quien propuso colonizar el Camino Real para evitar los asaltos de bandoleros de la época, creándose las llamadas Nuevas Poblaciones formadas principalmente por emigrantes del norte de Europa.

Esta es la historia de mi pueblo contada en muy pocas palabras. Con motivo del 250 aniversario de la colonización escribí unas palabras siendo este mi homenaje a aquel sueño de locura, como lo he llamado. El siguiente texto ha sido publicado en el libro de feria 2017, que no es otra cosa que un anuario con publicaciones varias, eventos, homenajes, y cualquier cosa representativa que haya sucedido desde las anteriores ferias y fiestas.

Un sueño de locura

Doscientos cincuenta años del nacimiento de la homeopatía, del primer Moët & Chandon, de la expulsión de los jesuitas del Imperio Español, mientras Mozart estrenaba Apolo y Jacinto en Salzburgo. Y doscientos cincuenta años del nacimiento de La Carlota.

¿Cómo empezó todo? Imaginemos un desierto en el que solo sobreviven los bandidos haciendo su faena. Entonces alguien dijo “¡debemos acabar con el bandolerismo!”, y a una mente avispada se le ocurrió crear pueblos, colonizar la incertidumbre del desierto, empezar de cero. Un sueño de locura, ¿verdad? Pero recordemos que las locuras son solo para los valientes.
No solo salió bien, sino que aquellos forasteros sintieron cada día más que ese era su hogar, y dejaron de tener miedo intercambiando apellidos difíciles, produciendo, prosperando, y cambiando aquel camino pedregoso y lleno de peligros por un bulevar lleno de vida, presente el sol o la luna. Doscientos cincuenta años después podemos decir objetivo conseguido: ya no se roba en el Camino Real.

Tan maravilloso fue el resultado que era contado por Joseph Quin en 1822 cuando se dirigía hacia Sevilla: “…Después de viajar durante tres leguas por una carretera muy agradable, llegamos a La Carlota, el pueblo más nuevo y agradable de todos los que forman parte de Sierra Morena. Está situado sobre un altozano, y tiene una calle ancha bastante larga donde desembocan otras calles más estrechas. Las casas de la calle principal son grandes y bien cuidadas. Podía verse a las mujeres más jóvenes en las calles y en los balcones con el cabello adornado de rosas y clavellinas recién cortadas que les conferían un aspecto de bucólica sencillez…”.

Si pudiera volver atrás y mirar a los ojos a aquellos valientes… no les enseñaría la nueva lengua, ni les diría que dejasen atrás sus ropas de abrigo; tampoco les aconsejaría con qué defenderse de asaltos y bandoleros. Ni les indicaría dónde cavar un pozo. No les contaría como es el mundo actual. Jamás se me ocurriría decirles que volvieran por donde han venido. Jamás. Les miraría a los ojos y les diría: Cultivad este sueño, vosotros lo haréis realidad.

Imagen de mi propiedad.