Concurso Cervantes: 1ª Entrega

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El tiempo, el peor invento del ser humano. Antes de que existiera, las gentes iban con un taparrabos, brincando, cantando, empachados de felicidad extrema, comiendo manzanas y hablando con serpientes, obedeciendo las órdenes de un ojo parlante allá en el firmamento. Era el paraíso, decían. Perdón, eso fue la religión, no el tiempo. Centrémonos de nuevo.

El tiempo se pudre, el mundo sigue girando. Seguimos buscando eternamente cómo parar el tiempo, he aquí el metaproblema. Me pregunto ¿Qué nos está pasando? ¿Cuándo perdimos la cordura? Complicados algoritmos y elixires de eterna juventud… de nada sirvieron. Sin embargo, mi amigo Salvador, el del bigote fino, todo un señor, paró el tiempo con La persistencia de la memoria. Crear una obra de arte que conserve su esencia aunque pasen mil años. ¡Brillante idea, señor!

Están en su obra. Por ellas no pasa el tiempo. Me refiero a la esencia, la persistencia, la memoria. La esencia es lo más puro de cualquier ente, su alma. En las personas, es la esencia lo que enamora. En La persistencia de la memoria se aprecia el espíritu excéntrico y surrealista de Salvador. La persistencia consiste en ser consciente de que uno es dueño de su presente, cada día, y disfrutarlo como momento único e irrepetible. Nadie mejor que él y su ejemplo. Y la memoria… dueña de sonrisas y lágrimas, de sueños y frustraciones. Qué mejor misión que dejar huella para vivir eternamente en el recuerdo, porque aquello que no se recuerda, nunca existió. ¡Vaya trío, señor!

Aparto la vista del cuadro para renovar las impresiones que me transmite. Miro a un punto aleatorio dentro de mi campo de visión más alejado para volver a La persistencia de la memoria. Y será hambruna o paranoia, pero no, no me ha llegado la locura aún, es posible que esos relojes me recuerden a delicioso queso camembert. ¡Bon appétit, señor!

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Si hay que sacar una conclusión de esta obra es que todo se pudre, se marchita, se corrompe, se gangrena, y el culpable no es otro que el tiempo. Por tanto, bailemos, bailemos y dancemos al compás de las agujas del reloj, sin importar lo que marquen. ¿Me concede este baile, señor?

Concurso patrocinado por el witness @cervantes. No te olvides de votarlo en la siguiente página: http://www.steemit.com/~witnesses