Trabajo 2017(1 de )

Sonó el teléfono a las cuatro de la tarde de un viernes, sabía que era importante, nadie que me conozca de verdad, me hace una llamada a esa hora, más propias de siesteos o sobremesas opulentas de inicio de fin de semana(placeres urbanos).

Si, hola buenas tardes

Una voz impersonal me citó al fin para ver los últimos flecos y proceder en caso positivo a la firma del contrato. Algo se removió en mí, después de cuatro eternos años, la vida parece que por una vez, no me regala una mueca.

Un mes después, un mes después de la firma, sigo trabajando de administrativa un poco para todo en un despacho, nuevo, limpio y aséptico, donde todo es nuevo, joven, trendy y coosy, todo menos yo, el rancio dinero que financia todo. Soy el salvavidas de un niño pijo al que el padre le ha puesto un despacho bien surtido como proyecto fin de carrera.

Lo de trabajar de administrativa, una de las múltiples bromas del destino, el sueldo, no está mal, si realmente fuese administrativa, en la escala de las tareas, nada escapa de mi control, está claro que las palabras del padre de mi jefe y su cohorte de bellezas muy bien pagadas de ellas mismas, de que es un trabajo para alguien que quiere “escapar de su zona de confort” no iba en vano, el mensaje, pensé era una de las muchas cosas que se habla en ese momento culmen de la firma, del horario, del sueldo en bruto. Ains, no llevo un mes y ya noto la carga de no estar bien pagada, la carga de madrugones para coger el tren a esa nave imposible en ese polígono medio abandonado que le cedió el progenitor a su pequeño petulante y realmente estúpido vástago.

El horario, tenía el caramelo de salir a las 18.00 con un espacio donde hacer un break, tomar un café y preparar o calentar algo para la comida, un espacio, supuestamente donde romper tensiones, hacer piña y compartir las inquietudes y nudos que iban a surgir y suelen surgir en un despacho.

Realmente, el espacio, era la leonera del jefe, ese chico engreído con olor a colonias caras para enmascarar el olor de cuerpos ajenos recién sudados y trajes de zara perfectamente entallados, con un corte de pelo a lo patterson de la ominosa saga pre milenials.

(Ilustración obtenida de Pixabay.com)