Olivos centenarios
No dan el mejor aceite, ni siquiera son los más productivos, su aceituna es pequeña, åcima y con más hueso que carne. Pero ahí los tienen, el respeto por el hambre que quitaron a sus abuelos y a sus padres.
Hoy en la tranquilidad del parque perviven tranquilos como muestra del paso del tiempo. El olivar aquí, no es extensivo, como en España. Aquí se reirían extrañados de ver las grandes superficies de terreno que ocupan en Málaga, Granada, Jaén y Córdoba. Y nos tomarían por locos al ver que la mayoría son de regadío.
Tampoco entenderían esos terrenos yermos entre olivos, esos caminos tan bien marcados para que sea lo menos necesaria la mano del hombre. Aquí no hay pastos para las ovejas, no hay lugar para setas, espárragos, ajos porros y collejas. El maldito pesticida de Monsanto, ha acabado con todo.
Los árboles aquí, no son los grandes troncos que se ven por esos campos alentejanos, aquí prima el arbolillo de dos cuerpos que por el mes de octubre, apenas pueden sus ramas sostener el hipertrofiado fruto de la agricultura moderna, llena de agua, aminoácidos y demás química.
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