Microbiota, filosofía, salud y forma de vida(1 de )

in #cervantes7 years ago

Muchas veces al vernos como ser humano, nos definimos como un “ser” sin entrar en razones heideggerianas, como un ente que vive con otros “seres” y desarrollan una serie de comportamientos que vienen a ser la convivencia de la especie.

Pero aparte de otros “seres” e innumerables razas que nos acompañan, nosotros en sí mismos, no somos un “ser” más bien un ecosistema con un montón de seres dentro de un mismo ser con una serie de funciones y modos de funcionar sin los cuales no hubiéramos llegado a ser lo que conocemos hoy en día como “ser humano”, con sus defectos y limitaciones.
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Voy a empezar a concretar y especificar estas “extrañas” palabras, me estoy refiriendo en este caso a la microbiota que vive en el tracto intestinal humano que se estima que viene a ser 100 millones de bacterias con más de mil especies distintas en las que las que más proliferan son los lactobacilos y las bifidobacterias con más de un 85% de la “población” esto quiere decir que que el número de bacterias en nuestro cuerpo es diez veces mayor que el número de células que poseemos, la gran mayoría están alojadas en el colón y si las pusiéramos todas juntas tendrían un peso, dependiendo del individuo, claro está de unos dos kilos.

¿Vamos ya viendo como cojea nuestra definición de ser? Quizás sería más correcto hablar de un sistema simbiótico es decir que yo no soy sin ti ni tu eres sin mi, es más no habríamos llegado al grado de especialización que hemos llegado como especie, sin su inestimable ayuda.(Aquí si podríamos ver y confirmar la afirmación de Schopenhauer sobre la “voluntad” ese instinto por decirlo de alguna forma que está en todo lo vivo en todo el universo que nos empuja a vivir, vivir por encima de todas las cosas.)

Bueno esta microbiota, una vez llegado a la edad adulta no varía mucho en su composición, por poner un ejemplo, los famosos yogures para las defensas que tanto se promocionan no es que no sean efectivos es que no tienen capacidad de “colonizar” nuestro intestino por lo cual transcurrido un tiempo si tomar los mismos, desaparece totalmente esta cepa, concretamente la famosa l-casei y sus efectos, por tanto son temporales.

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Dentro de nuestro tracto intestinal humano, esta flora vive en distintas partes que tiene cada una sus peculiaridades, por ejemplo en el estómago y el duodeno, lactobacillus y estreptococos además de levaduras, yeyuno y el íleon las especies lactobacillus, estreptococos, enterobacteria, bifidobacterias y fusobacterias; y en el colon, bacterias de las especies lactobacillus, estreptococos, bifidobacterias y fusobacterias,

Nuestro tracto digestivo tiene distintos ph dependiendo de las zonas, y distintos movimientos, todo ello hace que el grueso de esta microbiota se sitúe en el intestino delgado. Todas estas bacterias que pueblan nuestro tracto digestivo,coexisten con nosotros y tienen importantes funciones para nuestra salud, a lo largo del epitelio las bacterias intestinales complementan la barrera de defensa natural frente a los microbios exógenos, previniendo de este modo invasiones debidas a patógenos.

Podemos decir de ellas que actúan como un órgano virtual u oculto. Nos producen por ejemplo los ácidos esenciales de cadena corta, el butirato, propionato y acetato, se producen debido a la fermentación por algunas bacterias de sustancias prebióticas no digestibles.Las bacterias intestinales pueden también metabolizar sustancias carcinógenas ingeridas en la dieta, sintetizar vitaminas tales como la la biotina, folato y vitamina K y ayudar en la absorción del calcio, magnesio y el hierro.

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Total, los beneficios de esta compleja actividad metabólica, consiste en la recuperación de sustancias y energía por el anfitrión y en el suministro de materiales para el crecimiento de nuevas bacterias. También se ha propuesto que la flora intestinal de los individuos, tiene una específica eficiencia metabólica y que las diferencias entre la composición microbiana entre los individuos puede regular el almacenamiento de energía y predisponer a la obesidad.

La flora intestinal es responsable de funciones como la producción de factores de crecimiento y vitaminas, la Vitamina K (esencial para la coagulación) y algunas vitaminas del Grupo B. También contribuye a la estimulación del sistema inmunológico, la inactivación de toxinas, la reducción de lípidos sanguíneos, el ahorro de energía y el efecto barrera frente a gérmenes patógenos. Muchos científicos consideran que el efecto barrera es vital, bloqueando hasta un 70% de posibles infecciones.

Si existen desequilibrios en nuestra flora se van a producir la aparición de alergias o enfermedades autoinmunes como la artritis reumatoide, estos desequilibrios por ejemplo pueden estar causados por el mal uso de los antibióticos en la infancia.

El asma o la intolerancia al gluten parecen estar más que relacionados y factores de riesgo como la obesidad y el exceso de colesterol no permanecen indiferentes a nuestra microbiota. El cáncer tampoco es ajeno a la interacción de estos microorganismos, como recientes estudios han demostrado con el cáncer de colon La importancia de estos seres vivos no deja de sorprender a los científicos que incluso han empezado a ver relaciones de causalidad con nuestro estado de ánimo o con el inicio de determinados estados depresivos.

Ya vamos viendo que no es tan banal como puede parecer la función simbiótica que establecemos con estos microorganismos, es muy importante para garantizar nuestra supervivencia y la calidad y duración de la vida que llevamos, ahora vamos a ver qué podemos hacer para tener nuestra microbiota en un estado óptimo.

Imágenes:
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