Indecisiones

Encendió el ordenador, dubitativa, pensó no pierdo nada, siempre estoy a tiempo de ignorarlo todo y pasar de eso. Creó una nueva cuenta de correo nueva como le habían aconsejado, y entró en la página. Ya le habían avisado que el proceso de relleno era un poco laborioso, pero sabía que tenía que ser concienzuda en todos los detalles, no dejar ningún apartado por rellenar, en estos tiempos, cualquier información dada o no mostrada puede ser el punto flaco o fuerte que determine la decisión.

Con la lentitud que da la pereza de tener que hablar de una misma y encima hacerlo en términos de resultar atractiva a ojos de otros, se sentía incómoda, tantos años sin tener que pensar en eso y ahora, tener que volcar tus tripas tus miedos tus temores, valores lo que buscas. Se levantó un momento, permaneció unos segundos ante el ordenador, cerró los ojos, suspiró y lentamente empezó a bajar la tapa del portátil, en esa tarde que se desvanecía tras los paneles japoneses de su terraza, en el último momento cambió de opinión, ¿ ¿Cuánto tiempo llevaba ya así?, lo había decidido en firme, era el momento de cambiar de tercio y salir de la pasividad que inundaba sus días.

La cafetera le dio una rápida respuesta, el café solo, muy fuerte, en taza pequeña, sin azúcar y un bizcocho de soletilla, en la soledad de la cocina dio rápida cuenta de ello, ahora sí, se sentía con mas fuerzas, con ganas, el suplemento de cafeína y el dulzor del bizcocho, alejaba las telarañas de su cabeza. Iba a seguir.

Dos largas horas le tomó rellenar, cada uno de los apartados, antes de darle a guardar, inspeccionó la foto, estaba bien no era ni demasiado formal ni tampoco daba aspecto de recién levantada, aunque de todas formas, pensó debería hacerme otra. Apagó el equipo, recogió sus cosas, calentó uno de los múltiples tuppers que se apilaban de forma ordenada en el cajón de su refrigerador y comió del mismo sin siquiera emplatar mientras veía distraídamente un programa de algo relacionado con la biogenetica y agricultura que realmente no le importaba nada, fue acabar y a la cama, su inmensidad, no ayudaba a conciliar el sueño, pero cuando menos lo esperaba la envolvió en su gris frazada.

Al día siguiente, espero que estuviera bien avanzada la mañana, no quería la sorpresa de ninguna respuesta en su correo, nada de desesperanzas tan temprano en la mañana,cuando al fin lo abrió, un correo de bienvenida y el resumen de las ofertas de trabajo del portal del día.

(Ilustración obtenida de Pixabay.com)