Hard Discount
Porque te cuesta levantarte, porque eres incapaz de poner un tono de móvil que no sea la música preconfigurada del móvil, porque te enfría cada vez que me muevo en la cama, dices que te entran aires fríos que sólo están en tu cabeza, porque te pones un paño en el cuello por si refresca por si miras si tu almohada es tu almohada aunque sean las dos iguales. Porque me pides el lado derecho de la cama y luego te quejas de las corrientes, porque tienes que dormir con todo cerrado sin atisbo de luz en la cama, que hace que levantarse sea toda una odisea porque al mínimo resplandor de la pantalla, te despierta y mi camino al baño se asemeja a una travesía por el abismo de Helms.
Porque me empiezas a mirar y me dices amor, hay que recoger, siempre en Domingo cuando más ganas tengo de salir pitando de la casa para huir de la rutina de comida casa trabajo, cuando unas zapatillas mías por medio es motivo de disputa y mientras tanto tienes el salón como una sucursal del vestidor que no tenemos.
Cuando me preguntas si quiero al gato más que a ti, cuando me preguntas si he ido a ver a mis padres, cuando te pones celosa si me dan algo de comer o simplemente como acostumbras, un disgusto, cuando no conoces ninguna de las películas que ha merecido la pena en no sé, los últimos treinta años y confiesas impúdicamente que eres más de películas de antena 3.
Cuando te hablo de algo que me interesa y en cualquier requiebro me dices, muy seria bueno yo me voy a lavar los dientes y me voy a acostar cuando vienes del trabajo con la cabeza a tope y me hablas una y otra vez del mismo problema con el mismo alumno en la misma hora y con la misma solución sin atender a la prerrogativa que he estado currando sin parar he hecho la comida, he corrido cincuenta y dos minutos apenas me sostengo en pie y suplico la cama y un poco de silencio.
Cuando tus amigas presumen de parejas homosexuales y parece que te avergüenza ser hetero y no sabes explicar ni bien ni mal el porqué soy tu novio sin argumento ante la defensa del morbo de lo diferente o variado o que sea alguien obsequioso y que colme de regalos y lo único que esgrimes es que hice un potaje con batata y calabaza.
Cuando te obsesionas con las rubias cuando no te gusta que hable nada de nada del pasado aunque supere la cuarentena y evidentemente tengo una vida y una supervivencia, cuando me dices que mire al suelo cuando me exiges que pida perdón, cuando te entra una sed imprevista en el sitio más inhóspito del mundo sin tener yo absolutamente nada que ver y seguidamente te entran ganas de ir al baño justo cuando hemos abandonado la zona donde podría haber servicios. Cuando entrar a esos servicios puede ser una odisea depende del nivel de seguridad y confianza que tengas en ti misma no sabes si has chupado la taza del váter si se te han caído las gafas o has rozado con esta o aquella pared que tiene un aspecto dudoso.
Cuando te acuestas y te molesta todo porque has dormido una siesta draconiana, el sonido de mis dedos en el teclado, las notificaciones de whatsapp en el móvil, cortando la racha de inspiración y condenandome al salón de mi propia casa, eso corta la inspiración y acabas en la cama por tal de no acondicionar el salón y duermes inquieto requiriendo más manta y sábana, entre terribles sueños en los que te enfrentas a un padre en su versión de cuarenta años que además sabes que tiene toda la razón.
Por eso y por muchas cosas más que ya me resultan impúdicas de contar, esas curiosas maniobras de la naturaleza, por todo eso, te quiero.
Enorme demostración de amor y sacrificio.
no se sabe hasta cuanto, lo es