Fragmentos de un diario a Berlin

Me compré una libreta para ir datando mis andanzas por tierras teutonas. Decidí compartir una parte de ello. Me pareció más interesante, en vez de aburrirles con mi vida e impresiones sobre el viaje ir proporcionando diversos fragmentos novelados, con sus correspondientes saltos temporales, en función, no sólo de lo escrito, si no de los recuerdos que me fuesen viniendo a la cabeza y un poso de reflexión de una semana de haber realizado el viaje, esto es lo que les puedo ofrecer:

He pitado en el control del aeropuerto, después de haber hecho innecesariamente cola durante una hora para facturar debido a mi deficiente lectura de las nuevas condiciones de Ryanair, para darme cuenta que sigue casi todo igual, lo único que la maleta en vez de subirla a cabina, la dejas tu abajo en las cestas(lo próximo será que la subas tu a la bodega del avión y pagues por ello por la experiencia emocionante que supone)

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Tensión profunda, he pasado vergüenza en el control, delante de todos(quizás era lo mejor, no me quiero imaginar en la intimidad de un cuarto sin ojos presentes) me han mirado hasta dentro de la cartera, un cacheo profundo, no me termino de hacer a la idea que un hombre me toque así y consentimiento de aquella manera, al final, no me enteré que era lo que pitaba, como no fuese el hierro de la sangre…

Esperando el embarque, tomamos un café, es confuso una vez pasada la frontera de lo español, todo se vuelve confuso y las indicaciones, pueden hacerte ir como en mi caso para el extremo contrario al embarque, menos mal que el personal de Aena, aun responde a las ansiosas preguntas de dónde coño está la puerta de embarque.

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La llegada al aeropuerto, eso si, ha sido un éxito, en tren, no concibo forma más cómoda y puntual, exceptuando el paseo que me podía haber ahorrado hasta la estación, en este caso, Victoria Kent. Desde la bajada de las escaleras para acceder a las vías del tren, todo es más internacional, se ve la verdadera cara de Málaga, esa que nos ha hecho tener un nombre una mínima pausa en el horizonte vacacional.

Si en el andén hay una mezcla abundante de personas de diversos países, en el vagón que contar, pude fácilmente identificar al menos quince procedencias distintas, apabulla la mezcla y los olores. Es sencillo resistir, son solo dos paradas hasta el aeropuerto.

Volviendo al andén, una curiosidad, hay una chica, que por su aspecto sus rasgos, su fisonomía vaya, parece del Este. Tiene dos chiquillas, soy malo para las edades, pero una podría ser de unos seis años la otra no creo que superase los cuatro. En el carro lleva un bebé, que cuando subimos al vagón pude comprobar que era varón. Hay un chico a su alrededor, luego me di cuenta que tiene que ser su pareja, él si es de aquí, muchos rasgos de arquetipo malaguita típico.

La naturaleza de la eslava, proverbial como otras tantas, una chica de unos treinta, poco más si realmente, erré el cálculo, con un bebé como ya he dicho en el carro y una talla envidiable, que poco le ha cambiado el molde. Acá en Málaga, alguna cuando tienen un bebé, parece que han tenido una cría de elefante, de cómo se les queda el cuerpo y un cierto alargamiento equino en la cara. En los embarazos, dejas a la belleza que te enamoró y te vuelve una señora y su criatura, a partir de ahí, eres solo atrezzo.Está claro que como raza, son muy superiores al común de los mediterráneos.