First dates. Los abuelos

Me van a permitir un poco de crueldad, o realismo cruel. Viendo first dates hoy aparte de la típica pareja homosexual(ojo nada en contra de las opciones que cada uno tome pero viendo el programa si extrapolamos la muestra entre el 25/33% de la población, tiene preferencias en individuos de su mismo sexo).

Hoy tocaba la parejita de ancianos, el 78 ella 73, me he sentido incómodo viéndolos pero no por mí, si no por ellos(cada uno es libre de buscar lo que estime cómo su felicidad y la edad no debe ser óbice).

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De primeras,estas parejas no se gustan el uno al otro, normal se ven viejos, se ven gastados, está claro, no se gustan. A los hombres sobre todo nos pasa siempre nos vemos más jóvenes de lo que somos, mucho más. Mucho más seductores y con más posibles en hembras más jóvenes, por poner un ejemplo un señor de 78 pues se ve con señoras de cincuenta, sesenta máxime siempre que sean rollo Sofía Loren o Kim Bassinger, llámalo la erótica del poder, llámalo como quieras, el amarilleo, ha hecho también mucho daño en esto.. Las señoras, suelen ser más realistas, con que les guste el baile el cante, pasear, tenga sus asuntos mundanos liquidados, es decir casa pagada, hijos criados y una pensión de jubilación y ahorros bastante y tenga predisposición por viajar, les vale.

El tema, es la incomodidad inicial de no reconocerse en el otro, a nadie le gusta ser viejo, se va prolongando, esa camisa que no sueles usar, pero es la que menos gastada de tu vestuario está(ni pasar por la cabeza, comprar una nueva para ir al programa, el puño cerrado, y la practicidad casi germana, por delante), te empieza a molestar, te aprieta en la barriga, se te clava el cuello, que además en el borde, amarillea. Te molestan los focos para leer la carta, tienes que rebuscar incómodo en busca de las gafas de cerca y notas brotar los roales de sudor y ese olor que parece que te lo dieron junto a la primera paga de jubilación.

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Ella a su vez,también se siente incómoda, puede que esté más acostumbrada a llevar fajas y refajos toda su vida, la sociedad, para las señoras de su edad y en la calle (no mal interpretemos, es maestra jubilada) a disimular a parecer, a aparentar, pero cuando se estaba arreglando para el programa, se dio cuenta que el bolso no le combinaba con lo puesto, así que prescindió de las gafas. Intenta agudizar la vista, en busca de un plato que sea sencillo de masticar, la diabetes, como a otras tantas, le ha hecho estragos en su mandíbula y no es menester perder una pieza dental delante de toda España.

Con la segunda bebida, él empieza a estar más descontrolado, se ve que es un hombre de su casa, de su pueblo de su entorno, que está más acostumbrado a la Sandy o el tinto de verano, solo habla del campo y del trabajo(también en el campo) es él, él y él y él, nada que pueda impresionar a una maestra de ciudad, modesta pero ciudad al fin al cabo, con muchos tiros dados por la abundancia de destinos. En un momento determinado de la circunspecta cena, él por efecto de los nervios, el vino o una mezcla de ambos, arranca a llorar y gimotea sobre su viuda. Va camino de hacer un perfect, con la buena señora.

Ella, a su vez, bebe cerveza que pide con gestos nerviosos hasta a la gente que pasa por las mesas, le ayuda a controlar, está más acostumbrada desde joven y nunca perdió el hábito, pero nota el calor del inmenso plató que es first dates y la opresión de los ropajes, hace que dude que pueda ir al baño sin una leve pérdida de orina, otro efecto secundario de la edad, los embarazos y la maldita diabetes.

Ella se excusa, con una fórmula antigua, que va a retocarse, es el único momento de algo de complicidad entre ambos. Va al aseo, le cuesta maniobrar al menos, no hay cámaras, no fue buena idea ponerse ese traje le cuesta bajarse la cremallera sin ayuda, no contaba tampoco con esa eventualidad, nota la entrepierna lo suficientemente mojada para que le de reparo hasta pedir ayuda. Avergonzada, intenta recomponerse como puede.

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El se ve solo, en las mesas cercanas ríen, no tiene que ver, cada uno está en sus asuntos, pero los ve, tan jóvenes, con tantas posibilidades, y a él, realmente, sólo le gusta la camarera, ya en su día fue un televidente fiel de su madre. La señora no le agrada, tiene el cabello fino y huele mucho a laca, no sabe nada de la vida en el campo. Está molesto con la elección, siente que se ríen de él de su edad, quién le mandaba ir al programa de los demonios, mira que hacer caso al nieto…

Pide la cuenta, se siente burlado, el sentido del ridículo español en su grado máximo, Sobera, intenta calmarlo, no hay manera, farfulla un exabrupto, deja cincuenta euros, vuelve a llorar en el momento de salir de la parte de plató. No fue una buena idea, piensa él.

En los aseos, a la señora, las chicas le ayudan, han traído un secador, toallitas, unos bombones, una rosa y una tisana para que se relaje, le.dicen que no pasa nada,que son cosas habituales en el programa, son muy amables, la verdad, parecen hermanas, al menos son de la misma talla. Le da vergüenza haberse dejado empujar por la vecina, esa maldita viborilla,, no fue una buena idea, piensa ella.

Nota:

Aunque parezca que las imágenes no tengan absolutamente nada que ver con la historia, para mí, si la tienen. Trenzan una historia visual paralela, sobre el mismo tema, la soledad y el abandono. Se recomienda leerlo escuchando el "For Emma, Forever Ago" para una experiencia más cercana a como fue concebida la historia.

Gracias por leer