Fábula del pescadero
Hombre Pepeeee, eres tuuuu, ayer al pasar me quedé mirando y me dije, hostias yo al tipo ese lo conozco, pero coño, luego caí Pepe de la facultad, cohonneeee!!
El susodicho Pepe, esbozó una sonrisa como pudo detrás del mostrador, no se lo podía creer, el pesado este de Antonio, me persigue vaya al barrio que vaya, me lo voy encontrando a lo largo de los años, pensó mientras seguía descabezando boquerones.
Pero quillo, como estaaas, no me esperaba encontrarte en una pescadería, ya no tienes la tienda de informática esa noooo? Tio dame un abrazo deja er pescao coñooooo, que alegría canioooo.
Pues nada Antonio, tu sabes las vueltas de la vida, la tienda la tuve que cerrar por la obra del metro, luego no se si te acuerdas estuve trabajando en un taller pero la cosa se puso mala y fuimos todos a la calle, he ido trasegando por aquí y allá y bueno mi suegra tenía este local, que había sido pescadería de mi difunto suegro tu sabes, parece que va la cosa mejor pues nos animamos a montar.
Antonio, echó un rápido vistazo al pescado sobre el mostrador, buen género, y caviló una rápida propuesta:
Oye Pepe, qué te parece un trato, te doy doscientos euros por todo el género que tienes aquí, llamo a mi hijo a que venga a recogerlo en la furgoneta y nos vamos a tomar unas cañas por los viejos tiempos, tu sabes…
Los viejos tiempos, maldito hijo de puta, Antonio, tenía varios restaurantes, sabía de sobra que eran más de seiscientos euros en pescado lo que tenía en el mostrador y fácilmente en el restaurante con la fama que tenían y el precio que gastaba podría sacarle fácilmente cuatro veces más, pero dudó sólo un segundo, llevaba una mala semana, estaba harto, le dolían las piernas de estar de pie, las manos de limpiar pescado y que coño, se merecía un desahogo. Trato hecho, salió de forma trémula de su boca, trato hecho una segunda vez, con voz más firme y extendiendo la mano, Antonio, se sonrió encantado chocó la mano y puso la cantidad en cuatro lustrosos y recien sacados del banco billetes de cincuenta.
Pues nada, embalamos, ya estamos tardando en irnos de cervecitas
Horas después, fue consciente cuando al mirar hacia la calle, en búsqueda de un poco de frescor que atusase la náusea que le subía desde las entrañas, vio las luces encendidas de los coches pasando por la calle oscura, otra vez se había vuelto a liar después de tanto tiempo, seguía picando como un aprendiz, con la primera caña se le soltaba el pico y por ende la mano, en su bolsillo apenas quedaban siete euros de los doscientos del raquítico botín, ni rastro de Antonio desde hacía más de media hora y un móvil hirviendo de llamadas y whatsapp de esposa e hijos…
Moraleja:
Esta claro que mezclar, amigos y negocios, nunca fue una buena idea. Coger por necesidad una profesión a la que no le tienes ningún apego y poca habilidad en la misma, son pilares fundamentales de un sonoro fracaso
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... Quien tiene un amigo no siempre tiene un tesoro. Buen relato!
Buena historia y mejor moraleja, Antonio era mas gaditano que malagueño, no?
No te te creas que en Málaga hay prendas a embute
Cuanta razón tienes, pobre Pepe. Un saludo.
Y después de ganar un dinerito, tampoco te puedes ir a beber. El mundo está lleno de Pepe y de Antonio, @maastro. Tal vez por ellos lo dos tipos de personas convivan en una misma sociedad: cada uno le da razón de ser del otro. El vivo vive del bobo. Gracias por tan aleccionador relato.
Ains, hay tanto y tanto de eso, lo malo es que Pepe a los pocos días olvidará y será susceptible de un nuevo engaño.
En realidad la moraleja allí es que se debe tener a la esposa de guardiana del patrimonio familiar. Puede dejar que remate el lote, pero jamas dejaría que se llevaran la plata.
jajajajaja
Mucha razón, me recordó a una parte de una canción que dice ''Estudia lo que te apasiona, para que te eduques por placer y no por un diploma''