Adolescencia programada

Vivimos en un mundo muy contradictorio, visto desde un punto de vista de economista pero nada académico, la contradicción de una población cada vez más creciente y con más demanda de bienes y servicios, con una obsolescencia programada de esos bienes, cada vez duran menos y como consecuencia del creciente consumismo, cada vez nos hartamos antes. Comparado con los países soviéticos posteriores al muro de Berlín, en los cuales las cosas estaban hechas para durar lo cual generaba una interesante industria de reparación y piezas de repuesto, pero eso es ya otra historia.

AL hilo de esto, una idea que subyace en mi cabeza,se materializó finalmente. Vivimos a la vez un curioso fenómeno, que gracias a la ayuda de un amigo me vino a la mente, vengamos a llamarlo adolescencia programada.

Si nos fijamos en los anuncios, si eso que echa la programación de las televisiones interrumpidos de vez en cuando por distintos tipos de producciones, normalmente nauseabundas. En los anuncios, se viene a dar lo que podemos llamar una adolescencia programada, maticemos el concepto y luego vayamos con los ejemplos.

A ver , ¿Cuáles son los rasgos que distinguen a los adolescentes? Pues podemos enumerar unos cuantos, seguro que os suenan, pero el principal, es el NO, a todo. Es decir un carácter rebelde sin posibilidad de racionar no solo con el entorno familiar, si no como eje de su discurso y personalidad con el resto del mundo.

A esta rebeldía, le sumamos un sentimiento de que no son culpables de nada, no existe ninguna responsabilidad personal, si algo no está como a ellos les gusta, la culpa es de los padres, el estado, o la institución correspondiente…¿os va sonando?

La solución, es cambiarlo todo, romper todo lo existente, nada de lo que hay les sirve, aunque funcione, todo tiene que cambiarse por el axioma primero de la rebeldía, es decir si sus padres, compañeros, jefes o coetáneos están bien con algo, mi sentido de autodestrucción me impide seguir con ello o adaptarme, prefiero destruir aunque después no tenga alternativa, ya sea mejor o peor.

Otro eje, es el valor de las cosas, lo quiero todo lo quiero ya, y encima lo quiero gratis, porque “me lo debéis” no intentes hacer ver que detrás de cada capricho materialista hay un esfuerzo, hay una renuncia, hay familias y gente real que vive mejor o peor de eso, les da igual no intentes razonar con ellos.

Cuando hablas con ellos de política, no existen matices, no existe la historia, puedes ver el curioso caso de chicas jóvenes que tienen como diez años menos que uno, es decir sobre los treinta y toda una vida en democracia, hablando con determinación del fascismo, del régimen, de opresiones y de cosas que incluso sus padres por edad, vivieron de una forma muy tangencial. Cuando te opones e intentas dar no ya tu punto de vista que por supuesto es opinable, si no una verdad incuestionable por el mero hecho de que estabas ahí, te la rebaten, desconfían, te ningunean el argumento, te muestran búsquedas de google de cualquier cosa,se puede llegar al punto absurdo máximo que.imagines, hasta que el azúcar endulza te pueden llegar a discutir.

Solo se relajan y se encuentran cómodos en su pequeña pandilla o grupo, desestructurado, estamos hablando de personas que sobrepasan ampliamente los treinta años. Con los que comparten el gusto por ejemplo por el salir sin control, el beber cierta bebida, ir a conciertos sin ton ni son independientemente de que te guste el estilo de música sus letras, que signifique para ti algo más que un momento de salto y borracheria.

El gusto por los tatuajes, los anillos, los peinados cuanto más estrambóticos mejor, una forma de vestir cuanto menos absurda y cara con su canon estético en reivindicar los ochenta y su mugre como ideal. Y un control obsesivo del peso con dietas cuanto más absurdas mejor o por otro lado la reivindicación de la obesidad como forma y estilo de vida, todo vale menos la normalidad de la que huyen como gato del agua.

El ser incapaces de mantener una relación con otra persona de distinto sexo, llegará el momento incluso en que se tendrá por antiguo, absurdo y obtuso.

En conclusión, la publicidad, las grandes empresas y no tan grandes han encontrado un filón aquí. ¿Qué nos conviene? Gente obsesionada por ser más joven, más alto, más fuerte, más guay en definitiva, ya que no tenemos los medios para una vivienda comprada, tener hijos u otro proyecto más a largo plazo, nos dan nos ofrecen el caramelo con el que dilapidar nuestra existencia.

En el ámbito del trabajo como se traduce, pues se traduce en que tienes que ser un obseso del mismo que te guste que te flipe como si fueses un adolescente de los ochenta ante el “Peace of Mind” de los Iron Maiden de turno. Entiendo que la capacidad de sorpresa se va perdiendo con los años, los trabajos no son perfectos, la vida tampoco, pero entre unos y otros se compensan y esos cuatro momentos te hacen la existencia llevadera.

Pues no, nos negamos esto, tenemos que salir de la “zona de confort”, que básicamente parece que viene a ser algo tan banal como querer tener un techo comer todos los días y tener algún euro suelto para poder tomarse algo con los amigos….

Si nos hacen ver como la edad que no tenemos, nos tienen controlado, “es que ahora las cosas son así” “los nuevos tiempos” Siempre ha habido una excusa para privarnos de lo que es nuestro, y a día de hoy, hasta lo más elemental, es cuestionable y cuestionado.

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