15032018

Llueve, la oscuridad que envolvía el cuarto después de unos días que se prometía una primavera anticipada, feliz, y lumínica, han vuelto las nubes, la lluvia, la oscuridad, la tristeza de los días. Me cuesta la misma vida salir de la cama, el ritual de moler el café de esta mañana se me hace hasta tedioso, ni Howlin' Wolf sonando por la radio consigue calmar mi desánimo y ansia.

Fuente

No me ha dado tiempo a entrar al baño antes que a ella, normalmente se fuma un cigarro antes de entrar a ducharse, me da tiempo a orinar, y si hay algún gas residente después de una noche del tirón durmiendo, pues expulsarlo con la comodidad que da estar en el habitáculo preceptivo para ello. Después de descartar orinar en un cacillo o recipiente de los que hay en la cocina, interrumpo la privacidad de la ducha, el problema, claramente lo tengo yo, no me gusta orinar(las aguas mayores directamente descartadas) con alguién más en el baño, me hace sentir violento, extraño.

El café, como he dicho, lo muelo a máquina, el grano la dosis justa en cada cafetera que hago, no siempre queda igual la molienda, como consecuencia de ello, a veces tarda más, a veces tarda menos, a veces una eternidad como en esta pluviosa mañana.

Well, if they catch me around, you're playing rock the boat
I'm gonna catch Hell
And if you're throwing your voice in bed singing a note
I'm gonna catch Hell
I know it

Resuena Howlin' Wolf en los altavoces, ni su voz de piedra consigue tranquilizarme esta mañana, tengo unas citas ineludibles en el centro, el móvil, me está dando problemas. no me carga, todo va ralentizado como una distorsión espacio tiempo, lo que para mi es un segundo, para el resto de la humanidad, eones, en este caso, minutos, esos minutos que te dan la paz y la calma del café sentado reposado.

Fuente

Un día terrible, nublado, me molesta hasta la luz tenue de las bombillas de bajo consumo, el restañar de la lluvia suave contra los cristales, y el trajín de ella y su dolor en esta mañana que se le escapan los minutos sin hacer nada. Esa agitadera de levantarse de sentarse de no saber muy bien que se quiere, y en cada movimiento, el dolor en mi espalda de los movimientos bruscos.

Padezco de la espalda de siempre, el martes, fui al médico a recoger unas pruebas, una analítica, todo perfecto, como somos tan del ya que estamos le pregunté por el estado de la cita del traumatólogo, me hice unas radiografías a primero de Enero de columna y no se nada, se metió en mi expediente, malas noticias dos pinzamientos como dos demonios jalonan mi columna, me recomienda ejercicio y no levantar pesos. Le enseño a la doctora mi Google Fit, me mira con cara de circunstancias, si no llevase el control que llevo no me quiero imaginar en el estado que podría llegar a estar. Con la confusión del miro no miro, al final no revisamos la cita con el traumatólogo, tengo una denuncia puesta, en la sanidad, ahora mismo, todo cuesta la misma vida.
La ebullición de la mañana, no va conmigo, me trae una naranja, parece ex profeso la más pequeña de toda una red de seis kilos, no digo nada, la como con parsimonia, el móvil sigue sin cargar, es el tercer cargador que pruebo, maldita fue la hora en que probé ese cargador que encontré en el cajón de la mesilla, desde entonces no va igual. Ella, sigue con sus bandazos nerviosos, no sabe qué hacer con su pelo, no se que de que se ha puesto mal la compresa, no me agrada estar desde tan temprano con esos temas, mundanos y ajenos, quiero estar con mi parsimonia, dejando que el café y la naranja hagan su milagroso efecto, para ir al baño a las susodichas aguas mayores y empezar la jornada sin lastres del día anterior.

La infusión y la fruta, hacen efectos, no se que pasa, está dilatando su partida, no sé, un día con lluvia debería irse antes, es justo al contrario, me siento incómodo, como si fuese un bebé con un pañal de horas que no pudiese llorar, el móvil sigue sin cargar, tengo que salir a esas gestiones ineludibles, no soy capaz de los mismos nervios ni de centrar la vista del plano largo de la televisión con la inefable Ana Julia a la pantalla del móvil a ver si va la carga, finalmente ella, se pone un par de capas más, se marcha con urgencia, apenas un beso, al fin la taza del váter toda para mi.

Me gusta ojear revistas, tengo el mondo sonoro en el baño, siempre hay algo interesante que leer, no sé qué ha pasado, el papel está totalmente empapado, no hay forma de manejar esas páginas con semejante humedad, de la tapa que protege la taza del váter, cae un hilillo de agua con resto de lo que parece ser sangre, en el fondo, flota papel. no se si es rojo de pintura de los labios o restos flotantes de la incipiente regla, un amargor sincopado flota por mi garganta, me siento incómodo me falta el aire, vaya forma de afrontar el reto del excusado.

Fuente

Por supuesto, el rollo de papel higiénico convenientemente acabado, apenas una frágil porción que me garantiza el éxito de terminar de limpiarme con la misma mano, otra muesca de asco, que difíciles son las cosas más sencillas. recurro al auxilio de un paquete de pañuelos que estratégicamente guardo en el mueble de debajo del lavabo.

Me hago un segundo café, apago la luz, la tele, el móvil sigue cargando demasiado lentamente, lo enciendo, aspiro aire, mensajes de whatsapp se arremolinan, una foto de su ojo, no sabe como la chusta del cigarro ha acabado dentro, la ventana abierta, el frío y la lluvia helada empapa el suelo del salón y provoca mi resbaliza,dejo el móvil, voy al cuarto, definitivamente, no es mi mejor día.

Gracias por leerme