Encadenado

Nacer en la pobreza le imposibilito, lograr muchas cosas en la vida. De alguna forma, vivió a medias, influenciado por el entorno en el que vivía, donde se encontraba una escasa educación de sus habitantes y donde la mayoría de las personas vivían del campo y la pesca. A pesar de todo lo antes mencionado, cuando era niño disfrutaba de la vida, su inocencia en ese momento sobrepasaba su pobreza económica, por lo cual, no se daba cuenta de muchas cosas. 

Pero, por otra parte, mientras estaba a solas con el mismo, sentía una profunda tristeza, porque pocas veces veía a sus padres, ellos trabajan incansablemente por él, sin darse cuenta, que su hijo necesitaba del cariño que ellos le pudieran proporcionar. Aunque sentía esa falta de cariño, nunca le agarro rencor a sus padres, él los amaba, cada vez que disfrutaba de esos pequeños momentos, se sentía el niño más feliz del mundo.

Con el paso del tiempo, se fue dado cuenta de muchas cosas, una de ellas, era que sus padres dejaban de comer, para que él, no pasara hambre. Cuando vio aquello, una profunda tristeza, lo embargo, sentía rabia, porque sus padres trabajan todo el día y se acostaban sin comer. Eso sin duda, marco su vida por completo, no podía entender como trabajando tanto, igual no les alcanzaba el dinero, esa era su triste realidad desde pequeño.  

Un día, mientras jugaba con sus amigos en los inmensos campos, se enteró de la noticia más fuerte que le hubiese pasado alguna vez. Sus padres habían perdido la vida, mientras regresaban a casa. Su corazón se paralizo, se quedó en shock, no comprendía que estaba sucediendo, no entendía porque eso le estaba pasando a él. Sin decir ni una palabra, salió corriendo muy lejos, donde nadie pudiera verlo, y en ese lugar lejos de la civilización, dejo caer sus lágrimas, como gotas de lluvia. Le fue difícil comprender, porque la vida había sido tan injusta, que lo quito a los dos seres que más amaba, que eran su papa y su mama.  

Después de estar largas horas reflexionando, fue a ver el cuerpo de sus padres, para un niño, ver a dos seres que ama, sin vida, es una sensación muy fuerte. Los amigos cercanos del pueblito donde vivía, ayudaron en los gastos del funeral. Se sintió muy agradecido con aquellas personas y comprendió, que sus padres eran queridos por muchos de los habitantes de ese lugar. 

Ya arreglado todo, era el día de dar el último adiós a dos seres que marcarían su vida para siempre y que serían fuente de inspiración por la lucha que emprendería en los años posteriores por mejores condiciones de vida para todos. Nunca se olvidará de las últimas palabras que les dijo antes de enterrarlos: “Papa y mama, gracias por todo lo que hicieron por mí, en mi mente siempre los tendré y seguiré su ejemplo de trabajo, no me cansare de luchar, porque los míos tengan mejores condiciones de vida; si logran, aunque sea escucharme desde el lugar en el que están, quiero decirles que los amo y que ustedes son mi mayor ejemplo de vida”. A pesar de que era un niño, se escuchaba en su voz, una gran madurez para su edad.  

Con el paso del tiempo, ese joven que dijo esas palabras tan maduras para su tiempo, se convertiría en una persona muy influyente en el ámbito político y social.  

Por eso los invito a que no se pierdan la segunda parte de esta pequeña historia. 

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Algunas imágenes fueron sacadas de Pixabay.com