Vacío mental

La tecnología ha integrado a las personas a una red donde están conectados las 24 horas del día. ¿Os imagináis tener a una persona a vuestro lado todo el tiempo? Nuestro inconsciente no distingue la pantalla de la realidad. Debemos saber elegir con quién pasar nuestro tiempo para no acabar en el conflicto. Porque conflictos hay, sino no podríamos hablar de ellos.

Donde no hay miedo, hay amor. Pero no un amor de parejas, ni de amistades, ni de otras relaciones. Un amor diferente, un sentimiento de unitotalidad. Cuando vivimos las cosas, no solo debemos verlas. También debemos comprenderlas, integrarlas y trascenderlas.

Cuando nos damos cuenta de que tenemos la capacidad de crear en cada momento y de aprovechar las oportunidades que nos da la vida para manifestar nuestro amor, entonces podemos decir que no hay miedo. Luego también hay un miedo a la soledad. No me refiero a la soledad de estar solo, sino un miedo profundo al vacío existencial. Ese vacío que a veces sentimos y que nos oprime el corazón hasta que nos hace replantearnos nuestra vida.

Nuestra mente es un vacío inmenso. No hace falta experimentar la soledad para poder vivirla, la mente es ella misma. Para descubrir la belleza y el amor, no hace falta vivir la soledad ni el aislamiento, ya estamos en el. Lo hemos encubierto, eludido, huido de ese vacío. Pero la mente tiene que pasar por el.

¿Pero puede la mente pasar por un estado sin reacción, sin decir que es un estado horrible? Cuando hay reacción, entonces hay conflicto. Si aceptáis el conflicto todavía tendréis su carga, y si lo rechazáis, tropezaréis con el otras veces.

El vacío de nuestras mentes es como un pozo sin fondo, pero el pozo desaparece cuando empezáis a vivenciarlo.