Concurso Cervantes: Fase Final

lola-carola (61)in #spanish • 7 years ago (edited)

EPÍLOGO: Donde se recuerda el desgraciado exceso que la montura tuvo en la espantable y jamás imaginada aventura de los molinos de viento y de cuanto había sucedido después de la muerte del caballero.

Gracias a vuestras mercedes y a Miguel de Cervantes por dejarme esta peroración sin que ofenda el resfriado ingenio mío; si por no atrever a escribir con pluma de avestruz grosera y mal deliñada las hazañas de mi amo, deste narrador fingido y tordesillesco relatará al escribano lo que aconteció ese funesto día y los siguientes desta vida. Me duelen aun las costillas al recordar el suceso. Este rocín flaco iba por los campos de Montiel, camino conocido y grato de andar, que habiendo corrido tanto al amanecer, ya el trote era sosegado. Escucho murmurando a mi señor.

-La ventura va guiando nuestras cosas mejor de lo que acertáramos a desear; porque ves allí, amigo Sancho Panza, donde se descubren treinta, o pocos más, desaforados gigantes, con quien pienso hacer batalla y quitarles a todos las vidas, con cuyos despojos comenzaremos a enriquecer; que ésta es buena guerra, y es gran servicio de Dios quitar tan mala simiente de sobre la faz de la tierra. -¿Qué gigantes? -dijo Sancho Panza. -Aquéllos que allí ves -respondió su amo- de los brazos largos, que los suelen tener algunos de casi dos leguas. -Mire vuestra merced -respondió Sancho- que aquéllos que allí se parecen no son gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas, que, volteadas del viento, hacen andar la piedra del molino. -Bien parece -respondió don Quijote- que no estás cursado en esto de las aventuras: ellos son gigantes; y si tienes miedo, quítate de ahí, y ponte en oración en el espacio que yo voy a entrar con ellos en fiera y desigual batalla.

Y dio las espuelas a toda priesa, que en tal trance evite que de nuevo me vea ni el gabacho Dore me pintara de flaco rocín a ruin. “Briareoooooo” gritaba el ingenioso hidalgo desgañitándose, que del poco dormir y del mucho leer imaginóse el duelo dialéctico con el juicio perdido y el celebro seco, amén de “ladran, amigo Sancho, señal que cabalgamos”, cosas veredes que harán fablar los caballos pero ciertamente nada de eso allí se refirió mientras arremetía a todo meter impartiendo justicia. “Non fuyades, me lo habéis de pagar”. Entre las voces que nos daba Sancho y el donaire del caballero, más parecíamos pastores o cabreros apacentando las reses sin atender a otras razones.

Y diciendo esto, y encomendándose de todo corazón a su señora Dulcinea, pidiéndole que en tal trance le socorriese, bien cubierto de su rodela, con la lanza en el ristre, arremetió a todo el galope de Rocinante y embistió con el primero molino que estaba delante; y dándole una lanzada en el aspa, la volvió el viento con tanta furia, que hizo la lanza pedazos, llevándose tras sí al caballo y al caballero, que fue rodando muy maltrecho por el campo. Acudió Sancho Panza a socorrerle, a todo el correr de su asno, y cuando llegó halló que no se podía menear: tal fue el golpe que dio con él Rocinante.

Ilustracion de Gustave Dore

Y tal golpe es el que me partió la quijada. A quien compararon con Bucéfalo o Babieca y fue rocín antes, descanso en el establo junto a mi amigo Rucio pero separado, que si hidalgo fue el jinete, hidalgo ha de ser el rocín pues asno se es de la cuna a la mortaja. Después de heredar la sobrina la hacienda, Antonia Quijano me vendió a Sancho Panza, de ciertos dineros que le adeudaban, acabe como parte dellos. Y si no consiguió el gobierno de una ínsula, se regocijaba en el gobierno de su casa, que hartos quebraderos de cabeza le daban Juana, Mari o Teresa. Vale.